Capítulo 43

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—¡Oh, santo cielo! —Lila chillo de felicidad frente a mí, mientras colocaba una de sus manos bronceadas sobre su frente del mismo tono—. ¿Acaso estoy delirando? ¡No puedo creer que estos botines tengan el veinte por ciento de descuento!
Me limite a rodar los ojos, tragándome algunas palabras ofensivas en su contra.
—¡Tienen que ser mías! —Las tomo con delicadeza, como si se tratara de un bebe o algo parecido. Bufe exasperada por sus actos estúpidos—.
—Lila —Comencé a hablar, intentando mantener mi paciencia a tope—, te recuerdo que estamos aquí por suministros para los próximos días. No para comprar zapatillas. —Mire con desprecio las horribles zapatillas oscuras que sostenía en las manos. Ella me miro como si me hubieran brotado antenas en la cabeza—.
Froto con pereza su rostro y sonrió burlescamente, como si hubiera dicho algo erróneo—. No son zapatillas, querida. Se llaman botines, ¿Vale? Se nota que no sabes absolutamente nada sobre moda. —Me miro de pies a cabeza, deteniéndose en mis viejos y sucios converse negros que tenía desde los catorce años. De alguna manera, me sentí expuesta bajo su mirada. Ella continúo hablando—. De cualquier forma, ¿Por qué estas tu conmigo? ¿Quieres que te recomiende algo? Deberías de ir y buscar a mi novio—enfatizando el “mi” —, y al tonto de Lucas. Sabes, ustedes dos hacen una pareja perfecta.
Y antes de que pudiera contestarle algo, se alejo del pasillo, meneando las caderas mientras caminaba hacía otro lugar con los feos botines, muy lejos de mí. Por una parte me sentí aliviada, ya que si la tenía cerca de mí un segundo más, probablemente terminaría encima de ella, golpeando su frágil rostro contra el suelo de la plaza.
Estúpida modelo descerebrada.
Ni siquiera tenía la más mínima idea de que hacía ella acompañándonos para hacer las compras. Simplemente, después de que se instalo en su cabaña—que obviamente compartía con Austin, quiero añadir—, salió muy sonriente, tomando una enorme bolsa marrón de diseñador y lentes oscuros sobre su cabeza. Me dijo, frente a Michele, que ella estaría muy feliz de acompañarnos y tener un poco de convivencia saludable. Creo que olvido mencionar que la convivencia era con los zapatos con descuento y no con nosotros.
Empuje el carro de metal naranja frente a mí, cargado con cereales, botellas gigantes de agua y una que otra barra de chocolate. Me sentía fuera de lugar con la comida en el pasillo de zapatería.
Lucas, Austin, Lila y yo, habíamos llegado a la primer plaza que vimos en la ciudad. Michele nos había repartido dinero por igual y nos había encargado comprar un par de cosas, por lo que nos separamos para buscarlas por nuestra propia cuenta—por supuesto, Austin no podía ir por sí mismo, así que Lucas lo acompañaba—. Claro que Lila, por su parte, prefirió darme su lista a mí para que yo me encargara de sus compras. Es que ella aseguro que para eso me pagaban.
Camine desorientada por el establecimiento. No había muchas personas, así que me tomaba todo el tiempo del mundo para encontrar los artículos sobrantes en la lista. No paso mucho tiempo después hasta que me tope con los dos hermanos Mahone, conversando frente a un refrigerador de helados. Me recargue sobre el carrito y los observe discutir, divertida.
—¡Te he dicho que a nadie le gusta el helado de arándano, Lucas! ¿Por qué eres tan terco? Austin miraba hacia la nada, mientras le gritaba por lo bajo a su hermano, que se estaba divirtiendo a lo grande. Se percato de mi presencia y me guiño un ojo—.
—A Lila le encanta el helado de arándano —Abrió el refrigerador y extrajo un bote de helado, sonriente. Lo coloco sobre mi carrito mientras avanzaba hacia ellos—.
—Eres un…
—Wow, Austin. Calmado, ¿vale? Se trata solamente de helado —Le respondí, interrumpiéndolo. El frunció los labios y después se quedo serio, sin decir nada. Me volví hacía Lucas, que me observaba deslumbrado—.
—Me sorprendes cada vez más. No puedo creer que exista alguien que ponga en su lugar a mi hermano. Incluso cerró el pico.
—No fue fácil —Admití, fingiendo como si Austin no estuviera presente y no pudiera escuchar nada de la conversación—. Supongo que tengo un toque especial —Bromee—.
Lucas me sonrió aún más—. Y valla que sí.
Austin arrugo la frente y levantando las cejas en mi dirección. Subí los hombros, como si él pudiera ver mi gesto. Me sentí bien y mal al mismo tiempo. Me agradaba ver a Austin “discretamente” luchando contra sus celos, pero me disgustaba que después pensara que me estaba volviendo en algún tipo de fácil. Aunque probablemente eso no le importe nunca. Rápidamente cambie de tema.
—Y, uh… ¿Ya tienen todo? —Pregunte, lamiendo mi labio inferior. Los dos respondieron al unisonó con un sí y yo solo asentí. Continúe—. Entonces, ¿qué estamos esperando? Volvamos a las cabañas.
—Pero, ¿qué hay de Lila? ¿Dónde está? —Pregunto Austin, invocándola, ya que al instante, Lila apareció por detrás de él, sonriendo como una maniática y abrazándolo por detrás. Yo rodé los ojos de nuevo—.
—Bebe, te preocupas por mí. Que tierno —Dijo ella, “conmovida” mientras le plantaba un beso en la mejilla. Gire mi cabeza hacia otro lado, mientras por el rabillo del ojo notaba como Austin arrugaba la nariz y se alejaba de ella—. ¡No saben dónde estaba y con quién me encontré!
Los tres miramos hacia el suelo, obviamente no interesados con su espontánea platica bipolar. Ella no pareció notar nuestro rechazo, así que continuo, sonriendo—. ¡Con Ethan Jackson! ¿Hola? ¿El hijo del multimillonario cirujano plástico que arreglo la nariz el año pasado? ¡Duh! —Ella espero a que nosotros contestáramos algo, pero como no lo hicimos, simplemente continúo—. Me ha invitado a una fiesta en su cabaña, al otro lado del lago. Y ya saben, como soy tan generosa, he decidido que ustedes pueden acompañarme. Inclusive tu —me señalo con su dedo, batiendo sus pestañas rizadas hacia mi—. Sera divertido, ¿no creen?
Ahogue una risita cuando vi que Austin le hacía señas de incomodidad a Lucas. Sonreí.
No. No sería divertido en lo absoluto.

~Corazón Ciego~ Austin MahoneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora