-¡Kristen!- me llamó mi padre desde abajo, ebrio cómo todas las mañanas luego de un fin de semana.
No iba a bajar, la última vez me ha dado un buen golpe en la cara sin una buena razón.
-¡No me obligues a buscarte!- gritó- ¡Última oportunidad, Kristen!
Al escuchar sus pisadas en las escaleras cerré mi puerta con seguro. Estaba sola, mamá trabajaba día y noche debido a que papá no lo hacía. Un profundo silencio inundó la casa, mi padre no emitía ningún sonido. Creí que se había marchado, así que me acerqué a la cerradura para averiguar. En ese momento, mi cabeza retumbó contra la puerta debido a que papá la golpeó con un bate de béisbol.
-No digas que no te lo advertí- su mirada reflejaba odio, nunca lo había visto de esa manera. Al parecer ha pasado algo y por eso está más ebrio de lo normal.
Una buena bofetada en el lado izquierdo de mi cara. Mis ojos se cristalizaron, mi boca no se abrió, mis pensamientos no dejaban de aturdirme. Recuerdos vinieron a mi cabeza. Cuándo era niña y mi padre no era este monstruo. Me preguntaba qué había pasado con él, ¿Dónde estaba mi padre en estos momentos? ¿Dónde está aquel buen hombre que prometió protegerme de todo?
Otra bofetada en el lado derecho, hice un extraño ruido con mi boca debido a que me estaba ahogando con mis lágrimas. Caí al suelo y observé cómo cerraba sus puños. Estaba dispuesto a golpearme y grité, grité lo más fuerte que pude, no para que alguien venga a salvarme, sino para desahogarme. Era un grito de dolor, dolor emocional. Sentía cómo mi corazón se desangraba. Me golpeó en el ojo. Él no sentía lástima por mí, su propia hija. Ahora sí necesitaba que alguien venga a mi rescate, pero no sucedió y quedé inconsciente tras golpearme la nuca contra mi tocador.
...
Desperté en el hospital, mi madre se encontraba con los codos en la camilla dónde me encontraba, rezando. La observé por unos instantes, estaba delgada y ojerosa.
Levantó su vista y noté que había llorado más de la cuenta, sus ojos se cristalizaron y sus labios comenzaron a temblar, sin embargo limpió sus lágrimas y se calmó. Fingía ser fuerte, cómo todos los días.
-Cariño, has despertado- me tomó de las manos- Fue tu padre, ¿Verdad?
Asentí
...
En la escuela todos se burlan de mí. Se burlan porque tengo golpes en toda la cara, brazos y piernas. Se burlan porque estoy delgada. Se burlan porque en más de una ocasión me han encontrado llorando en los baños.
Escuché unos gritos que venían desde la acera. Me dirigí hacía dónde provenían y habían muchas personas en un círculo. Una pelea.
-Eres tan gigante que podrías intimidar, pero cómo eres un marica no lo haces- declaró el capitán del equipo de fútbol, golpeando en las costillas al pobre chico.
-Eres tan gordo que nadie te querrá así, Chuck- dijo a su vez una rubia, haciendo un puchero.
No lo hagas. No necesitas más burlas de las que ya tienes.
Chuck no reaccionaba, tenía su mirada perdida. Hasta que alzó la vista y se encontró con la mía, pude notar cómo su mirada pedía ayuda a gritos. Iban a golperlo otra vez.
No, no, no.
-¡Paren!- exclamé alzando los brazos, todas las miradas se posaron en mí.
El capitán del equipo de fútbol se me acercó ¿Acaso iba a golpearme? Me quedé inmóvil, era intimidante. Nuestras caras estaban demasiado cerca y él estaba bastante furioso. Levantó su puño pero alguien lo detuvo, Chuck, quién le dió una paliza en el rostro.
Se la merecía.
En cuestión de segundos nos encontrábamos escapando del resto del equipo de fútbol. Tengo piernas largas así que no fue un gran problema. Corrimos unas calles hasta que los perdimos. Nos miramos y comenzamos a reír.
No sabía que esto iba a ser el comienzo de algo grande, algo que cambiaría nuestras vidas.

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Bully
Teen FictionBully es una novela que trata sobre el acoso escolar. Habla sobre la vida de diez víctimas que luchan para conseguir que no haya más acoso, pero con el tiempo se dan cuenta de que no pueden. Entonces tienen un nuevo objetivo: Sentirse bien consigo m...