Ben:

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Sam y yo recorríamos los pasillos de la escuela. Ella no conocía a Chuck, pero estaba tan preocupada por el cómo yo. Itenté llamarlo una vez más y en cuanto la contestadora respondió me dirigí a la pared más cercana, apoyé mi espalda en ella y me deslicé hacia el suelo. Llevé mis rodillas al pecho y las rodee con mis brazos, hundiendo mi cabeza entre ellos. Algunas lágrimas salieron de mis ojos y comencé a sollozar, por suerte el murmullo constante en los pasillos impedía que escuchen los sonidos raros que estoy haciendo con mi boca en este momento.


-Cálmate- dijo Sam, que ahora se encontraba de cuclillas a mi lado- Lo encontraremos


-¿Está perdido?- levanté mi cabeza para mirarla, respirando fuerte con mi nariz para que no callera agua de ella- Necesito saber que le ha pasado, Sam, lo necesito


-Pronto lo sabrás, tranquila, te ayudaré


Asentí y ella me ayudó a ponerme de pie. No sabía cómo iba a ayudarme, pero de todas maneras es algo que las personas suelen decir para calmar a otras. 


Las clases ya no me importaban. Nada tenía importancia. Hace un día estaba feliz y de un día a otro, estoy deprimida cómo antes. Quisiera saber la razón, si es que hay alguna. Escapé de la escuela con la misión de encontrar a Chuck, Sam me siguió. Yo caminaba decidida por todas las calles, sin saber exactamente a dónde ir, mientras que mi amiga intentaba seguirme el paso.


-¿Ahora qué?- preguntó- Creo que sería buena idea ir a su casa


Esa idea tan básica y fundamental no se me había pasado por la cabeza. Estúpida.


No estaba tan segura de dónde vivía ya que había ido sólo una vez, pero suponía que al ver su calle, sabría dónde es. Y así fue. Al llegar, tocamos la puerta y Vanessa- que estaba igual a mi madre cuando estaba en el hospital- nos abrió. Tenía miedo de que haya pasado lo mismo con Chuck, pero me contradecí a mí misma, el chico que hace unos días estaba bien no podía estar en el hospital. Sin embargo, yo también estaba en perfectas condiciones antes de que me internaran.


-Kristen- miró a Sam pero siguió hablando- Si vienes por Chuck...


-¿Dónde está- le cortó mi amiga


-Ha tenido un incidente y se encuentra en el hospital, tranquilas, se pondrá mejor- fingió


-Usted no parece tranquila- habló nuevamente Sam


-¿Con quién tengo el honor de hablar?- preguntó Vanessa, con una pizca de hipocresía 


-Dígame en qué hospital está- le ordené con la mirada perdida, aunque estaba conciente de todo lo que pasaba a mi alrededor. Tenía un objetivo y era encontrar a Chuck, no vine para esto


-Reachwoods Hall


Ni una palabra más, ya me encontraba nuevamente en las calles.


...


-¡Ayuda!- escuchamos una voz masculina


Sam y yo nos dirigimos hacia allá y la escena era realmente horrible. Un muchacho, estaba colgando del abismo, justo arriba del lago que rodeaba el hospital. Sus gritos transmitían horror pero nosotras estabamos paralizadas ¿Y si no lograbamos salvarlo? 


¡Ayúdalo de una maldita vez!


Corrí hacía el rubio y lo tomé de un brazo, mientras que Sam lo tomaba del otro. Los gritos del chico aumentaron, pero esta vez con dolor. En ese momento, mis manos sintieron algo espeso; sangre. Sangre que salía de su brazos, de sus muñecas. El no estaba colgando de aquí por accidente.


Mis uñas se estaban clavando en su carne, se hundían cada vez más y el chico ponía menos esfuerzo a medida que los minutos pasaban. En un movimiento rápido, lo solté y volví a tomarlo justo antes del hombro, ya me estaba asqueando y a el no le favorecía mi agarre. Logramos subirlo y unos empleados del hospital lo llevaron inmediatamente al interior de este. Aquel chico el cual desconocía su nombre se alejaba en la camilla, mirándonos con sus ojos marrones y brillantes, esbozando la mejor sonrisa posible, hasta que sus ojos se cerraron. Acto seguido cerré los míos y apreté los puños, evitando pensar en lo peor. 


Sam se paró a mi lado con una tarjeta entre sus manos, su identificación. Ben Ghaster era el nombre de aquel que era víctima de sus acciones. Era el nombre del que habíamos rescatado del suicidio. Ella y yo no sabíamos cómo reaccionar y simplemente nos abrazamos, caímos al suelo y lloramos. Todavía tenía su sangre en mis brazos y sentía la sensación de su carne hundirse en mis uñas y despegarse de su brazo. Vaya día. 


...


-¿Qué te ha pasado?- preguntó Chuck, alarmado al verme cubierta de sangre


-Eso debería preguntartelo a ti


-¿Estás bien?


-Responde de una vez, Chuck- estaba enojada, tal vez sea por la situación anterior o tal vez porque mi amigo no me había contado de esto


-Simplemente me preocupa que tú y tu amiga desconocida tengan sangre de los pies a la cabeza


-Fue un accidente- dijo Sam


Chuck asintió


-Volví a jugar al béisbol, sólo que estaba esperando a jugar en las gradas y al momento de bajar, tropecé y quebré mi pierna. Nada serio, no te preocupes, estoy bien- sonrió


-El béisbol es una desgracia- dije sin pensarlo, temí recordarle a Danny, aunque era imposible que no lo hiciera 


-Así es- bajó su mirada recordando algo, a su padre- Siempre lo ha sido 



BullyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora