52-¿Que hago?

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No puedo hacerte feliz de esa manera porque entonces me haría daño a mi mismo, pero tampoco puedo hacerme feliz a mi mismo de esta manera porque entonces el daño te lo haría yo a ti. Yo solo quiero ser feliz, que tú seas feliz; pero quiero que lo seamos los dos a la vez, y ahora mismo me encuentro en una encrucijada en la que no se que camino tomar, o si acaso lo que de verdad me conviene es no involucrarme y seguir con mi vida. Tampoco puedo tomar esa salida porque por mucho que me aleje de ti, siempre te seguiré queriendo, aunque algún día consiga pasar página porque de todo se sale; y además de eso porque te hice una promesa, una promesa que no te pude rechazar, jamás se me pasó por la cabeza rechazarla, porque el simple hecho de pensar que puedas estar mal me pone enfermo.
Cómo cuando acabas de descubrir la gominola más dulce y bella de la tienda de dulces entre tantas chucherías exactamente iguales las unas con las otras, pero no puedes probarla no por el hecho de no estar hecha para ti, sino porque tú no estas hecho para ella; y aún así tampoco puedes vendérsela a otra persona porque sabes que existe el riesgo de perderla para siempre, y a cambio de esa venta en vez de riqueza obtendrías tristeza y dolor.
¿Como vendes a tu media naranja? ¿Cómo vender a lo que podría convertirse en tu mayor tesoro? ¿Cómo puedes elegir entre amistad y amor de tu vida?
De lo que no me cabe duda es que ahora mismo ninguno de los dos somos felices; no se si venderte y hundirme, o impedir tu venta y hundirte. Y mientras me quedo inmóvil en este punto de inflexión, tú estás mal, yo estoy mal; a grandes rasgos es escoger entre tu felicidad y la mía, porque parece que sentimentalmente no van a coincidir nunca.
Entonces, ¿Qué hago?

(Des)amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora