Una cosa era cierta.
Yo no era el mismo.Esa ilusión que yo,
Como ilustre teatrero
Creaba sólo para ti.
Sólo un inerte yo.Las sombras seguían
Misiones de los más
Profundos corazones
Que los del otro mundo
Dejaban escapar.Yo, asustado.
Me di a la fuga,
Quise retroceder.
No pude.
¿Fui el culpable?Sólo, yo.
Entre la espada y la pared.
Nos miramos fijamente,
Hasta que uno de ellos
Logró alcanzarme.Inerte, yo.
Frente al cielo,
Quedé inmóvil.
Y así también
Mi sombra.
ESTÁS LEYENDO
Ese cajón sin abrir
PoezieAsí fue como retomé los antiguos sentimientos que una vez tan intensamente me cultivaron.