Me fui con todas las esperanzas de que las cosas se arreglaran sin ningún golpe de por medio. Encendí mi móvil y le envíe un mensaje a Luzu para encontrarnos y contarle todo, esto en unos 15 minutos. Todo esto hubiera estado genial hacerlo sin chocar a alguien por el camino.
— Tú. Tío, me tienes hasta los cojones. ¡Fijate por donde vas!.- grita en mi cara el chico con el que me había chocado hace una semana.
— Oye, tranquilizate. Que hayas tenido un mal día no significa que te la tengas que agarrar conmigo... ¿Carlos, no?.-
— ¡¿Quien dice que tengo un mal día, hijo de puta?! ¡Tú me has tirado al suelo por segunda vez!.-
— Que maldito sacado eres.- ruedo los ojos.
— ¿Encima te atreves a decirme "maldito sacado"? Esto no te saldrá barato, niño.- me mira con una rabia que no es ni medio normal.
— Joder, lo siento, tío. No hacen falta amenazas.- me doy media vuelta dispuesto a ir hacia el jardín para encontrarme con Luzu, pero me agarra de la muñeca fuertemente, llegando al punto de doler.
— No te vas nada de aq...- se detiene de la nada, mirando sobre mi hombro.
— ¿Que haces, Audaz?.- pregunta Samuel con voz amenazadora, volteo lo mas que puedo, ya que todavía el tío éste me tenía agarrado de las muñecas, y ahí estaba Samuel con Luzu y Rubén.
— Recordamos haberte dicho que no toques a ningún estudiante.- habla Luzu con una mirada asesina.
— Me tienen hasta los huevos, tú - me señala - Y los "protectores" cutres estos.- hace comillas con las manos - Me voy. Pero que quede claro que no es porque ustedes me den miedo.- sin más rodeos se fue muy enojado.
Luego de eso se vinieron las típicas preguntas de "¿estas bien? ¿no te hizo nada?" decidí preguntarle a Samuel quien era el chaval, él y Luzu me explicaron que era el "abusador" de la universidad, y yo que pensaba que es esta edad se era lo suficiente maduro como para estar en paz con todas las personas que te rodean, me equivoqué.
Carlos Audaz, 22 años. Abusón de turno. Próxima persona a la que tendría enseñarle que aprovecharse de los demás esta mal.
También me habían dicho que era el compañero de ellos y que lo mantenían a raya para que no le hiciera nada a nadie, era un chico que usaba a las mujeres como juguete sexual, aunque ellas también son las que se entregaban fácilmente. En otras palabras era un completo idiota.
Entre Samuel y Rubén había quedado todo bien, Samuel le explico que había cambiado y todo eso. Así que seria un problema menos en la lista. Fuimos a la puerta a esperar a Lana para después ir al jardín.
Cuando ya todos estábamos partimos hacia nuestro destino y al llegar nos sentamos en el verdoso césped. Habían pasado unos 20 minutos hablando de temas varios, hasta que Samuel nos dijo que nos tenia que decir algo.
— Chicos, tengo algo que decirles.- habla Samuel con un leve rubor en la mejillas.
— Dilo, te escuchamos.- dice Luzu mirándolo atentamente.
— Creo que me enamoré una chica.- y sentí como mi corazón se rompía en mil pedazos.
— ¿Hablas en serio?.- dice Lana no muy complacida con la noticia.
— Qu-que bueno.- felicito con una sonrisa falsa.
Me levanto del suelo para entrar al edificio y me voy corriendo al baño mas cercano con lágrimas recorriendo mis mejillas. Encuentro uno, me meto rápidamente en uno de los cubículos y lloro, lloro como nunca lo hice, después de todo es la única forma que tenia de desahogarme, pero algo me hace sobresaltar alguien abre la puerta.
— ¿Quien está ahí?.- pregunta una voz totalmente desconocida para mi. No respondo, pero de todas maneras el chaval desconocido camina hasta el cubículo donde estaba llorando y toca devuelta.
— Vete, por favor.- mi voz sale quebrada, muy quebrada.
— Vamos. Dejame ayudarte. Me llamo Benjamín.- decido destrabar la cerradura y él se mueve de la puerta.
— Hola.- suelto un suspiro que demostraba lo entristecido que estaba.
— Y dime, chico... ¿Como te llamas?.- era realmente atractivo, cabello color castaño, rizado, lindas facciones, un cuerpo que no estaba ni muy fornido ni muy débil, y unos hermosos ojos azules.
— Guillermo.- camino hacia el lavabo y me limpio la cara.
— ¿Que te ha pasado, compañero?.-
— Me han roto el corazón.- se me escapa un sollozo.
— Con que un mal de amores... Mira Guille, si ella o él no te apareció no era la persona indicada.- asiento volviendo a llorar - Por favor, mira es mejor estar solo que mal acompañado.-
— Supongo que él no era el indicado.- digo limpiando nuevamente mis lágrimas.
— Si. Limpiate la cara, te invito a caminar y me cuentas lo que te ha pasado.- asiento nuevamente y me lavo la cara.
Serían unas largas horas de charla.
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Guerra de atención. {Wigetta}
FanfictionSamuel de Luque y Guillermo Diaz en una guerra constante de atención. Un guerra que ambos con el tiempo ganarán.