Capítulo 1. Melany:

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Mi vida no es tan diferente a las demás, en realidad, diría que es una muy común, tengo a mi madre (Beatrice) y a mi hermana (Anne) , supongo que con ellas dos me basta para ser feliz, pues ellas son mi fortaleza.
Sonó la alarma a la misma hora de siempre, el sol se asomaba por mi ventana, parecía que iba a ser un día común, me vestí, arreglé y desayuné con mi madre y Anne, salí de afán, iba llegando a la escuela cuando recordé que hoy mi hermana se va a New York a estudiar, serian sólo un par de meses, pero para mi serían eternos, pues mi hermana lo es todo para mí, a pesar de nuestros dos años de diferencia, siempre ha sido mi consejera y confidente, más que mi hermana, mi mejor amiga.

Antes creía que no tenía miedos, nunca me interesé por nadie, siempre he sido egoísta, y, aunque sé que eso me va a costar, puede que haya alguna razón para que eso me suceda, la pregunta es...¿cual es esa razón?.

-Como se me ve esta blusa?- Dijo Lissa interrumpiendo mis pensamientos del otro lado del casillero.
Lissa es una de mis amigas más confiables, siempre ha permanecido a mi lado a pesar de lo malhumorada que soy, en realidad no sé por qué, sólo sé que la estimo demasiado, y no sé qué haría sin ella.
-No lo sé, sabes que en realidad no le presto importancia a lo superficial.-
-Por qué siempre respondes con un "No lo sé", te hace ver insegura, y tu no eres así, o por lo menos no lo eres para mi-
-Para ti puede que no, pero todas las personas piensan y juzgan de diferente manera, por más que intente encajar nunca lo voy a lograr, todo se basa en un estereotipo que la sociedad creó y, que nunca nadie logrará cumplir, a todo le vemos defecto, sea bueno o malo...-
Mi momento de inspiración fue interrumpido por el sonido de la campana que indicaba el inicio de clases, por desgracia tenía álgebra, no hay peor manera de empezar la semana que con la materia más aburrida del mundo.
-Sabes, cuando hablas así de coherentemente me haces sentir un poco inferior a ti-
-Nunca te sientas asi, ok? No lo soy, sólo digo lo que pienso, y es hora de que tu también lo hagas-
Agarré mis libros y me dirigí al salón de clases, mi mente daba vueltas, no creía lo que acababa de decir, nunca me había fijado en lo que pienso, en realidad nunca me había importado lo que pasara conmigo, y esta vez no sería la excepción.

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