Cap 2: La alegría más grande es la inesperada, lo mismo pasa con el amor...

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Nick

El chico del café está en mi puerta mirándome con sus curiosos ojos. Hermosos y a la vez curiosos ojos...

-¿Puedo ayudarte?- pregunto mirándolo de pie frente a mí.

-Emm...le traigo su café.-

-Ya recibí mi café. En mi camisa.-

-Lo siento, no fue mi intención...-

-Eso ya lo sé.- lo interrumpo mirándolo fijo.

- Por favor, acéptelo.- declara nervioso ofreciéndome la taza

-Ok, gracias.- respondo aceptando la bebida. Mirándolo serio tratando de descifrar el porqué está nervioso.

-Muy bien, eso es todo. Nos vemos.- se despide rápido e intenta irse. Lo detengo sosteniéndolo del hombro, él se asusta.

-Ey.- voltea a verme.-Trata de no saltar delante de los autos, podrías lastimarte.- le advierto.

-Sobre eso... lo siento también.- vuelve a disculparse.

-Te disculpas demasiado.- declaro serio y desvía la mirada pero al segundo vuelve a mirarme.

-Lo sien...- lo miro fijo interrumpiendo que vuelva a disculparse.

-Quiero aclarar algo, no estoy enojado contigo porque me lanzaste el café hirviendo encima pero si estoy enojado porque casi hacías que te atropellara.- informo.

-Tiene razón, fue mi culpa. Lo que pasó es que llegaba tarde y...-

-Ahórrate las excusas.-lo interrumpo- No soy nadie a quien le tengas que dar explicaciones, simplemente estoy diciendo que deberías tener cuidado. Por lo menos observa a ambos antes de cruzar una calle, es una de las primeras reglas de educación vial.- lo miro fijo.

-Tiene toda la razón, no volverá a suceder.- suena afligido.

-De acuerdo. Gracias por el café.- lo despido.

El chico empieza a irse y de repente se viene a mi mente la imagen de Alex recordándome que traté a este chico muy mal. Simplemente desquite mi bronca contra la primera persona que se puso frente a mí.

–Lo siento.- me disculpo en voz baja. El chico del café se detiene y me mira confundido.

-¿Dijo algo?- pregunta.

-Sí, dije: lo siento.- respondo mirándolo directo a los ojos. Él no entiende que sucede.

-¿Por qué se disculpa?- cuestiona confuso.

-Antes, en la cafetería te grite, te traté muy mal. Solo quería que sepas que estoy arrepentido.-

-Oh, eso. No hay problema.- responde y ahora soy yo quien lo mira confundido.

-No. Por supuesto que hay un problema.- declaro sonando molesto.

-¿Disculpe?-

-Soy un profesor, tú eres un alumno, no puedo gritarte como lo hice. Está mal.-

-Pero fui yo quien se equivoco. Yo le lance el café encima.- afirma.

-Eso no justifica que te haya gritado. Yo... simplemente estaba enojado y me desquite contigo.- confieso arrepentido.

-¿Y por qué estaba enojado?-

-Por qué...- me quedo callado. No puedo contarle sobre Alex.-Simplemente fue un mal día.- respondo.

-Bueno... el día aun no termina, siempre puede mejorar. Todavía no está perdido.- declara con una sonrisa desinteresada en su rostro. Una sonrisa extrañamente sincera. Una sonrisa que por un segundo hace que todo resplandezca. ¿Qué es esto? ¿Qué es esta sensación? De repente el tiempo se detuvo y me quedé observándolo confundido.

ImposibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora