2.- Avión

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En serio no quería ir en ese avión, no quería irme de la ciudad en la que tanto me había costado adaptarme, un mes...tenía que hacerlo, incluso si hago un buen trabajo puede que me asciendan.

-necesitas un nuevo traje de baño, el que tienes es horrible.
-¿Qué tiene de malo? A mi me gusta - dije mirando como lucia en el espejo con mi bañador puesto.
-¿Qué ? Déjame ver si escuche bien...dices que ese trapo que cubre todo tu cuerpo esta bien?! ¡Te has vuelto loca!
-no cubre todo mi cuerpo...solo cubre lo necesario...
-lo compraste para las clases de natación de hace dos años...ni siquiera tiene un diseño, ya esta viejo y no te permitiré viajar con eso en tu maleta, nos vamos ahora - Alan estaba tomando las llaves para esperarme en la puerta.
-a veces creo que eres una chica.
-a veces creo que tú no eres una, mejor apresúrate o te compraré el que me guste a mí- entonces puso su cara de maldad, iba a comprarme un hilo, yo tenía que ir con él.

Fuimos de compras, a mi ya me habían pagado de un trabajo anterior y aún tenía dinero, y a él también le habían pagado por su servicio de mudanzas con su primo, así que con el dinero de ambos salimos de compras, si iba a ir a una isla necesitaría mucho bloqueador solar, mi piel es muy sensible al sol.

El día se nos fue de tienda en tienda, compramos un traje de baño cada uno y Alan me compro uno sorpresa que según él es algo  hermoso y merece que lo vea en la isla, no le reclamé porque yo también le compre uno que estoy segura va a amar tanto como yo el que él me compró a mí.

La noche llegó y como ambos íbamos a viajar decidimos (por decidimos me refiero a que Alan lo dijo y lo hizo sin consultarme) dormir en mi casa con las maletas listas esperando en la puerta...no tenía problema, a Alan le gustaba mi mueble al parecer.

No pude dormir en toda la noche pensando en el avión, las alturas, el mar a mi alrededor mientras yo vuelo en una máquina de dudosa seguridad. Los casos de aviones perdidos en el mar y ningún sobreviviente me invadían y llenaban de miedo mi pequeño corazón. No quiero subirme a esa cosa, y para rematarme al investigar descubrí que el viaje a la isla desde  Washington, donde vivimos, hasta la isla llamada " La isla contadora" que es parte de un archipiélago llamado "El archipiélago de las perlas", es ahí donde debemos ir, es en panamá y es casi un día de viaje, ya había perdido la fe en mi supervivencia.

La mañana llegó y al parecer Alan no tenía planes de dejarme quedar mucho rato en mi cuarto, a las cinco de la mañana me habló para ir a comer algo, nuestros boletos marcaban las nueve y media de la mañana como hora de salida, pero Alan no pensaba prestarle atención a ese detalle, y conociéndome como lo hace, sabia que mi salud mental estaba en juego por una noche sin dormir y un miedo irracional a las alturas que estaba próximo a ser confrontado, así que quiso preparar el desayuno.

Terminamos de desayunar y aún faltaban más de tres horas para salir de casa, así que empecé a arreglar las cosas para que todo estuviese en orden mientras no estaba, le dejé las llaves de mi apartamento a la casera, le envié un correo a mis padres por última vez, y leí todas las cartas que estaban en mi buzón. Decidí que no quería dejar que la casa se ensuciase mientras no estaba así que empecé a limpiar, necesitaba hacer algo para no volverme loca pensando en el avión. Alan se tragaba sus comentarios burlones cuando vio que mi miedo era tan serio como el que tenia cuando era mas pequeña, y efectivamente, mi miedo seguía ahí. Era mi más grande debilidad y él lo comprendía e intentaba calmarme.

-pero mujer, estas tan ansiosa, ¿alguna vez te has montado en uno siquiera?

Alan estaba limpiando las ventanas mientras yo pasaba el limpiador de pisos con el trapero por la sala.

-pues claro que no, siempre les he tenido miedo, además no es como que siempre deba hacerlo...-mi mente ya empezaba a trabajar con sus ideas alborotando mi tranquilidad y mis manos se movían temblorosas-

-pues no es nada del otro mundo, solo...te subes a un medio de transporte que te deja ver sentado una perspectiva diferente del mundo.

-no se como explicarlo, es que me da miedo estar en el aire...no me siento segura...no se que sería de mi si tuviese que ir sola-mientras más pensaba, fregaba con más fuerza y menos dirección-

Alan se quedo en silencio, estaba dándole la espalda así que no sabia donde estaba exactamente, hasta que sentí sus brazos alrededor de mi cuello, el había crecido, antes eramos del mismo tamaño pero ahora, podía sentir la diferencia de estaturas.

-nunca te dejaría sola y lo sabes...

-sí...eres el mejor, Alan

-ya lo sé linda- me soltó y me voltee para verlo a la cara, entonces me guiñó un ojo y sonrió- no puedes vivir sin mí.

-disculpa pero, ¿quién es la jefa en este trabajo?

-jajaja golpe bajo, esta bien, pero de todas maneras yo gano.

-¿y eso por qué?

-porque al final-tomo una almohada de mi sillón y me golpeo rápidamente- bajaste la guardia!-Alan salió corriendo con la almohada y yo lo seguí con una en la mano preparada para mi venganza-

Estuvimos jugando con las almohadas durante mas o menos una hora, entonces nos dieron las ocho, así que tomamos las maletas y salimos de mi departamento, cerré todo y tomamos un taxi al aeropuerto. Alan lo había conseguido, después de liberar mi estrés en la pelea de almohadas de casi una hora, estaba más tranquila, y ya no tenía tanto miedo. 

Finalmente llegamos al aeropuerto, pasamos por todos los procedimientos de seguridad y nos sentamos en una de las largas filas de incómodas sillas de espera del aeropuerto. Yo revisaba mi celular y Alan estaba escuchando música cuando por los parlantes llamaron a los pasajeros de nuestro avión a abordar, dejando mi valor pegado en la silla, me subí al avión.Alan me cambió de asiento y me dejó ir en el pasillo en lugar de la ventana, aún no estaba preparada para esa nueva perspectiva del mundo, y desde que nos subimos, no solté el brazo de Alan, quien se quejaba de vez en cuando de que lo apretaba muy fuerte para solo estar entrando.

Dieron el anuncio de abrocharse los cinturones, y el avión comenzó a moverse, al principio no me asuste tanto, pero después de que tomara pista y empezara a ir más y más rápido, creo que Alan había perdido la circulación de la sangre en su brazo para cuando finalmente despegamos.


Bajo las olasWhere stories live. Discover now