¡Nos descubrieron!

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Vean me aquí escribiendo de nuevo por que los quiero. Pero sin más el capitulo.

Dos cuerpos semi desnudos, que va estaban completamente desnudos. Era algo raro ya que esa pareja más que sexo rudo y salvaje como la habitación demostraba. Eran una pareja que se demostraban su amor por medió de besos y caricias tiernas; en gran parte inocentes. No eran las típicas parejas que donde el sexo es lo importante. Pero ahí estaban los dos apunto de iniciar otra ronda de besos apasionados. Besos húmedos donde la imaginación se quedaba corta. Otra vez esas lenguas se enredaron deleitándose con el sabor de la boca ajena. Los labios brillantes por la saliva, los ojos nublados de pasión y amor. Las manos recorriendo el cuerpo ajeno sin pudor pero con amor. Eso era lo que se podía observar en esa pareja que estaba enredados en las sabanas blancas.
De repente una blanca espalda de finos cabellos azules se ir guió de forma coqueta y desvergonzada. La sabana resbalaba de sus hombros hasta deslizarse por la espalda y llegar a donde termina y empieza la tentación visual de cualquiera. La perfecta y blanca espalda se arqueo de forma suave pero sensual. Los labios carmesí de la persona dueña de esa espalda soltaron un gemido desvergonzado. Los cabellos azules y finos se movían al aire con una sensualidad indescriptible. Todo en esa pequeña persona que parecía disfrutar, era un deleite visual; era un deleite para todos los sentidos. Pero en ese momento tan glorioso una interrupción se hizo presente. Un celular sonó. Mejor dicho el celular de la habitación donde estaban. Al parecer ya los habían descubierto.

Una blanca mano se deslizó por la espalda erguida, se deslizaba con sensualidad. Ignorando el sonido del molesto aparato siguió con su plan de hacer que esa persona encima suyo disfrutara. Ya tendría tiempo para pensar en lo demás. Por ahora solo disfrutaría el ver como la espalda ajena se curvaba, de como los sonoros gemidos le hacían besarlo hasta dejarlo sin aire. Ya luego arreglaría el que los hayan descubierto. El de hebras azules se pego al cuerpo del mayor, deslizó una mano coqueta por el pecho de un joven pelirrojo para luego besarlo en los labios.

-Ya nos descubrieron- murmuró.

El pelirrojo sólo sonrió y siguió en su labor. Ya lo sabía. Sabía que había sido descubierto y no le importaba. Como importarle. No entendía por que debía importarle. Teniendo esa espalda sensual, esos labios color carmesí brillosos por su saliva, esas largas y estilizadas piernas a cada lado. No le importaba nada que no tuviera que ver con pasar tiempo con ese chico con el que se casaría y hoy le estaba haciendo disfrutar.

Algun día publicare este libro tal vez con otros personajes pero algun día jajaja os quiero perdonen el pequeño capitulo de esta vez.

¿Matrimonio por conveniencia o por amor?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora