Sinopsis

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El sonido de la puerta, aturden mis oídos, no pienso pararme, no lo haré.

¿Quien toca a las...3:45 de la madrugada? Esta loco si piensa que me voy a parar abrirle la puerta.

Aunque, no estaría mal, así pondré un buen golpe en su cara para que aprenda que las personas normales duermen a estas horas.

Se detuvo, por fin, creo que entendio el echo de que no moveré mi trasero para abrirle.

Joder! El Puto timbre tío, el Puto timbre!

-Joder...-levanto mi cara de mi cómoda almohada y acerco mi mano al despertador para verificar la hora, me levanto y me coloco mi bata para bajar las escaleras y no pescar un resfriado.

Cuando estoy apunto de llegar, el sonido del timbre sigue sonando por oídos, empiezo a enojarme, la persona que este detrás de aquella puerta le dirá hola a mi puño.

-Joder..Ya voy!-grito enojado mientras bajo el último escalón y dicho esto el timbre se detiene, prendo la luz de afuera y quito los seguros de las puerta. La abro y al no ver a nadie apretó la mandíbula y paso mis manos por mi cara adormilada.

Mi vecindario esta vacío, no hay un rastro de un alma, apunto de cerrar la puerta un gemido debajo mio atrae mi atención, bajo la mirada y miro una canasta cubierta con un cobija blanca. Miro a mi alrededor para verificar que no halla nadie cerca.

-Pero que..-tomo la canasta entre mis manos, quito la pequeña cobija que cubría aquello que se quejaba mucho.

Al principio pensé que era un perro o otro animal, pero al quitar la cobija, vi lo que era un bebe, un bebe en medio de la noche.

Inmediatamente me adentré a mi casa, fui enseguida a la sala para poder calentar al bebe, lo saque de la canasta y este me miro con sus ojos adormilados.

-Quien te dejo aquí, ¿Eh?..-sonreí al bebe, pasé un dedo por su barbilla y este lo sostuvo entre sus manos, me senté con el en brazos y revise la canasta por si había algo que me ayudará a saber algo del bebe.

Una nota, fue lo único que encontré en la canasta.

"Su nombre es Zoey"

-Zoey...así que eres niña.-dije al ver a la pequeña criatura que mordía ahora su puño, era tan pequeña, frágil y hermosa.- una hermosa niña..

Fue ahí que me dí cuenta que esta niña era el destino que me habían dicho.

Hello Dad!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora