Seis años después...
-Noah... te has vuelto a dormir en mi clase- La profesora Monroe me miraba de frente, mire a mi alrededor y ya no había nadie en el salón de clases. Cerre mis ojos y los volví a abrir...
-No volverá a pasar, lo siento.- Suspire mientras me levantaba y tomaba mis cosas. No quería que empezara a cuestionarme sobre que era lo que me pasaba, ya tenía bastante con los demás profesores que se creían psicólogos, lo cual odiaba, porque eran mis problemas, no tenían porque importarles, ellos eran unos simples profesores, ni que fueran a arreglar mi vida con sus malditas preguntas y miradas penosas.
-Noah, ¿todo esta bien? Puedes decirme si algo anda mal...
-Si, todo esta bien, no se preocupe, no es su problema.- La profesora hizo un ademan con su mano para llegar a mi rostro y me aleje bruscamente.
-No se metan en mi vida.- Me referí a ella y a todos los demás profesores. Y con la mayor tranquilidad del mundo salí del colegio.
Iba caminando mirando mis vans color rojas que estaban desgastadas ya parecían de color rosa, sonreí ante el recuerdo de que las había ido a comprar con mi madre cuando cumplí trece años, luego mi mirada subió lentamente hacía mis brazos que estaban cubiertos por mi suéter color beige, levanté una de las mangas casi con temor a encontrar lo que había debajo, y ahí estaban, mi secreto más oscuro... mis muñecas maltratadas. Mi vida se basaba en eso, estar feliz en un momento y al segundo derrumbarme completamente, como por ejemplo en este instante, unos minutos atrás había sonreído por el recuerdo de mi madre y yo en mi cumpleaños, y ahora me odiaba a mí misma por hacerla sufrir a ella y por ser tan estúpida de hacerme sufrir a mí misma. Aunque no me culpaba de todo, ya que ese dolor era tan hermoso.
-¡Ya llegué!- Grité cerrando la puerta principal con uno de mis pies.
-¿Cómo te fue?
-Bien.- Iba a subir las escaleras, pero mi madre me detuvo tomándome de la mano.
-Cociné algo rico, quiero que comamos juntas Noah...- Me sonrió, pero no le creí. Ella me ama y daba su vida por mi, pero ella cocino porque sabe que al subir a mi habitación lo primero que haré será drogarme, piensa que cocinando algo y con un par de palabras mientras estemos en la mesa cambiará el hecho de que yo quiera y sienta la necesidad de drogarme.
Además lo hace porque yo le había prometido que ya lo había dejado todo, que ya no lo hacia, pero ella ya no cree en mi. Por eso hace "revisiones" conmigo.
-No, gracias. No tengo hambre.- La mire a la cara.
-Bien. ¿Te importaría darme tu mochila?- Oh no, ella no esta haciendo esto... no, no, no!
-No quiero discutir, dame mi mochila- Dije entre dientes.
-Sigues haciéndolo...- Dijo en un suspiro desilusionado.
-Mamá...
-¡Noah sigues drogándote!- Gritó, tirando mi mochila al suelo haciendo que un paquete de cigarrillos y otras cosas que no eran precisamente tabaco, salieran volando.
-¡No finjas que no lo sabías!- Grité- ¡Todo este maldito tiempo lo supiste y fingías creerme!
-¡Yo solo esperaba el día en que me dijeras la verdad Noah!
-¡Pues esperaste demasiado! ¡¿Por qué esperaste tanto?! ¡¿O me vas a decir que nadie habla de tu hija?! ¡¿"La adicta"?!- Quería llorar, pero no lo haría, ya había llorado bastante en estos seis años...ella solo me miró y una lagrima resbaló por su rostro. Hice llorar a mi madre.
-Déjame en paz.- Susurré- No quiero que te derrumbes mamá, déjame destruirme sola.
-Noah, ya han pasado años, ¿Por qué no lo has superado?- Se refirió a mi padre y me enojé.
-Nunca lo haré, déjame en paz, no vuelvas a hablarme. ¿Cómo puedes preguntarme porque no lo superó? Era mi padre, maldita sea, jamás lo superare, ¡JAMÁS!- Corrí hacía las escaleras y me encerré en mi habitación y comencé a llorar.
Me acerqué a mi escritorio para tomar mi celular, y al mirar hacía la ventana, me encontré con un camión de mudanzas en la vereda del frente. Habían dos chicos, uno era alto y el otro bajo, los dos con cabello castaño claro y espalda ancha. Luego, había un hombre canoso el cual estaba bajando cajas del camión, se parecía mucho a los otros dos chicos, supuse que eran sus hijos. El hombre no paraba de reírse con alguien adentro del camión, que no llegué a ver quien era. Al momento en el que un chico rubio con una camiseta negra, da un salto para salir del camión de mudanzas, mi celular vibra...
Charlotte:
"Fiesta hoy a las 10 pm en la fraternidad, paso por ti?😉"
Ni siquiera lo dudé.
Noah:
"Pasa por mí a las 9:45 pm, te espero😘"
Iré a la fiesta con mi mejor amiga, y saldré de toda esta mierda por un rato.
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| A Loѕ Dιecιѕéιѕ | L.R.H❦
FanficNoah atraviesa una etapa de su vida llena de rebeldía, malos tratos, peleas, drogas y alcohol. Con tan solo 16 años no puede contra sus adicciones, cuando ella cree que ya nada ni nadie vale la pena es ahí cuando aparece él. "Perdóname si alguna vez...