-A almorzar.
-No.-dije en tono de reproché.- No quiero almorzar a solas contigo.
-Acostúmbrate.-dijo secamente mientras estacionaba.
-No quiero acostumbrarme.- nos bajamos del auto.- Es que de verdad no hagas todo esto.-agregué mientras caminábamos.- En serio no tienes por qué llevarme a pasear o a tu trabajo, me casaré contigo, y aun que no quiero debo hacerlo. Entiende no me gusta que hagas esto.- parecía que hablaba sola porque él ni me miraba.- Andrew.-dije insistente.- ¿Puedes responderme?- me quedé parada en la puerta del lugar. Él siguió caminando hasta notar que yo no iba tras él. Volteó a verme.
-¿Qué haces ahí?
-No quiero entrar.- comencé a caminar alejándome del lugar.
-Ven aquí.-corrió tras mí y me tomó del brazo.- ¿A dónde crees que vas?-preguntó con enojo en sus palabras.
-No quiero almorzar contigo.-articulé bien las palabras.
-¿Por qué?-preguntó intentando serenarse.
-Pues, porque no. Y porque ni me escuchas cuando te hablo. ¿Qué sentido tiene?-dije enojada con él.
-Si te estaba escuchando.-respondió.
-Sí, pero no me respondías.
-Te traigo a almorzar conmigo porque quiero que hablemos, tranquilos en paz, sin empleadas que escuchen y vean todo lo que pasa. ¿Entiendes eso?- asentí. Su tono era macabro.
Me tomó de la mano y sin dejarme decir una sola palabra nos metimos al restaurante.
Al entrar nos dieron una mesa para dos. Andy pidió por ambos, si por mi fuera, ni hubiera pedido.
-¿De que querías hablar?-dije revolviendo la comida sin ganas de probarla.
-De la boda.-dijo probando su comida.
-Ah.-respondí sin ganas.- Puedes organizar todo tú, no tengo ningún problema.- me observó entre cerrando los ojos.
-Yo no elegiré ningún vestido.- dijo aun con su mirada sobre mi rostro.- ¿Qué es lo que te molesta tanto?
-Tú.
-¿Por qué?- dijo frunciendo el ceño.
-Porque de repente apareces en mi vida diciendo que nos casaremos y que yo no puedo resistirme a eso y que si o si será así. ¿Crees que eso es lindo?-lo miré.- No, no lo es.- agregué.- Y todavía no entiendo que es el asunto de "trabajo"-hice comillas con mis dedos.- para que me obligues a casarme contigo. –seguí revolviendo mi comida con desgano.
-Mira, no es trabajo.-se sirvió vino.- No te obligo a casarte conmigo por eso. ¿Quieres saber por qué es?
-Sinceramente, no me importa.-dije de mala gana.- De todas maneras nos vamos a casar, sepa o no el porqué.
-Bueno, si no quieres no te explico nada.- siguió con su almuerzo.- ¿Yo pago tu comida para que solo la revuelvas?
-No lo sé, yo te dije que no quería comer.- mis palabras demostraban todos mis sentimientos. Tristeza y melancolía. Tenía ganas de salir corriendo de ahí, tomarme un avión hasta Japón y no ver a este imbécil nunca más en mi vida.
-¿Puedes escucharme?-preguntó sin siquiera mirarme.
-¿Qué me dirás? La boda será en el jardín de la casa, adornaremos como a mi madre le guste e invitaremos a todos mis familiares y amigos.- imité una voz estúpida.- ¿Eso es?
-Primero, yo no hablo así.- me miró.- Segundo, no iba a decirte eso. Pero me has dejado una duda. ¿Hay alguien que quieras invitar?
-No. No quiero que la gente sepa que me caso con un loco psicópata que me compró en una subasta y ahora me quiere como su esposa para violarme.
-Ya basta.-dijo con frialdad en sus palabras.- Deja de hablar de ese modo.- estaba totalmente enojado.- No quiero escucharte decir tonterías.
Luego de él hermoso almuerzo con mi futuro esposo.- sarcasmo hasta en mis pensamientos.
Salimos del lugar para ir hasta la casa.
Al llegar corrí hasta mi habitación. Andrew se quedó lejos, por suerte, ya no lo tenía cerca y ese era un buen momento para calmar mis nervios.
Me encerré en el baño y comencé a llorar mientras me sentaba en el suelo. Odiaba el hecho de no tener familia y tener que casarme con este imbécil.
Arrojé un cepillo de cabello hacía el espejo, partiendo a este en pedazos. Una idea para desahogarme llegó a mi cabeza. Tomé el pedazo de espejo y sin pensarlo dos veces me corté en la muñeca. La sangre no tardó en salir y así caer al piso manchando la blanca cerámica. Un grito de dolor se escapó de mi boca. A los segundo sentí un golpe en la puerta.
-¿Se encuentra bien señorita?-preguntó una de las chicas de limpieza desde mi habitación.
-Si.-dije no muy convencida. Mi voz sonaba adolorida Sentí los pasos apresurados de la joven saliendo de mi habitación.
-Ábreme la puerta en este mismo momento.-gritó Andy a los minutos de haberse ido la mujer. No respondí.- Abre.-me ordenó.- ______quiero que abras esta puerta porque si no la tiro abajo.-gritó con furia.
-No voy a abrir.- sentí que mi cuerpo se debilitaba y caí al suelo. Apoyé mi espalda sobre la pared.
-Aléjate de la puerta.-gritó antes de darle un tremendo golpe, esta solo se partió un poco, pero al segundo golpe se quebró dejando paso a Andy en el cuarto de baño.- ¿Estás loca?-gritó corriendo a donde yo me encontraba.- ¿Qué hiciste?-miró el espejo y luego mi mano.
Se revolvió el cabello con nerviosismo y tomó la toalla para envolverla en mi muñeca y así cortar la sangre.
-No puede ser que llegues a esto.-dijo furioso sentándose a mi lado.- ¿Por qué lo haces?
-¿Crees que merece la pena vivir así?-dije en un hilo de voz. Me aferró a su cuerpo.
-No digas eso.- sentí como sus fuertes brazos me rodeaban.- Perdona todo lo que pasó hoy en el almuerzo.-acarició mi cabello.- No sé por qué hablo de tan mala gana, me sale solo. No me gusta hacer daño a la gente y menos me gusta si tú te haces daño.-agregó.
Deje mis lágrimas caer nuevamente, cerré los ojos con fuerza y respiré agitadamente.
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La bella y la bestia (Andy Biersack y tu)
Fiksi RemajaQue feo es cuando la persona que más ama es la persona más fría del mundo, Que feo es que le intentes demostrar tu amor y te saque a patadas de su vida. Que feo es que tú seas la pobre indefensa presa de sus castigos y malas costumbres. Vivir con un...