Capítulo 46

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Llegamos de vuelta a la cueva.
Todos estaban reuniéndose en el centro, en una zona sin círculos donde habían dos chicos encendiendo una hoguera.

-Faltan cinco horas para que anochezca. Dice ilusionado Jake.

-A mí eso ya no me afecta. Le sonríe a su pequeño hermano y este abre mucho los ojos.

Cuando llegamos nos sentamos entre los primeros, cerca del cálido fuego.

-Bueno, esta noche propongo a Dylan. Grita su hermano.

-¿Qué pasa? Miro curiosa a mi lobo.

-Todas las noches antes de cambiar de apariencia, nos sentamos alrededor del fuego y alguien cuenta lo más curioso que le ha pasado. Me informa.

Suena interesante.
-Venga hijo, no tenemos todo el día. Le anima su madre.

Dylan se levanta y después de mirar a su alrededor pensando como empezar, se pone a hablar.

-Bueno...Nos acabábamos de mudar a Canadá y [...] Sigue contando a todos nuestros dos años fuera, el ataque a África, nuestro secuestro, nuestros nuevos poderes,...

Todos están boquiabiertos ante la historia y Dylan lo cuenta con muchos gestos y un gran entusiasmo.
Todos hechan a reir cada vez que les narra algo de mi peludito negro.

Cuando acaba, todos se quedan paralizados por nuestras pequeñas aventuras y luego empiezan a alabarle.
Una chica viene corriendo.

-¡Es la hora! Grita y todos se ponen de pié.

El sol se pone y todos comienzan a transformarse en lobos enormes.
Dylan se acerca a mí para darme un beso.
-Ten cuidado. Le digo y él me sonríe antes de cambiar de forma.

Sin duda alguna es el más grande e imponente de los lobos y todos esperan sus órdenes.
Cuando él comienza a correr hacia el exterior la gran mayoría le siguen; un pequeño grupo se va a dormir, serán quienes guarden y vigilen el territorio durante el día; y los niños se quedan al cuidado de la madre de mi bestia.

Yo me voy a sentarme con Salem y juego con él y lo acaricio. No quiero dormirme sin Dylan pero el viaje ha sido muy agotador y no dormí muy bien en aquel tejado.
Me recuesto en una pared y acaricio a mi peludo mientras observo a los pequeños lobos juguetear.
Los párpados me pesan y doy un par de cabezazos hasta quedarme dormida.

Estoy en una sala oscura.
Dylan está en el suelo frente a mí, desangrándose.
La niña pequeña, Shana, está en frente y se ríe.

-¿Por qué me haceis esto? Le grito en busca de respuestas.

-Esta vez no he sido yo. Dice con su falsa inocencia.

¿Cómo que no ha sido ella? Miro a mi alrededor buscando a otro culpable y una gota de sangre que cae al suelo me hace darme cuenta.
Desvío la mirada hacia mis manos, llenas de sangre y mi lobo me mira asustado.

-Lilith, ¿qué has hecho? Me dice moribundo.

Retrocedo hacia atrás varios pasos. Esto es solo un sueño que me está poniendo histérica de la impotencia.
Decido atacar para que me hable el padre de este engendro de niña.

-Dime ¿este es tu plan? Aburrirme con los mismos sueños hasta que consigas matarme.

"Me parece un gran plan". Dice la voz de Wilson que nunca da la cara.

-Sí, solo que no contaste con que me escaparía. Se queda callado. Ahh, ya veo. Todavía no le ha dado tiempo a mi querido padre de avisarte. Me río descaradamente mientras paseo por la habitación.

Con una mano empujo el cuerpo de Dyan.
-Se acabó. Este no es mi Dylan y no volveré a caer en tus estúpidos juegos.

"¡Cállate inútil! Te mataré yo mismo" me grita.

Siento como una especie de manos se aferran con fuerza a mi cuello, debilitando mi respiración.
La niña y la imagen de mi lobo han desaparecido, estoy sola ante una oscuridad que me asfixia.

-!¡Dylan!! Consigo gritar varias veces, cada vez más bajo y con menos fuerza.

"Él no está aquí, estás sola"

-¡Vete al infierno! Le maldigo mientras me llevo las manos al cuello para intentar apartar las manos pero no están, ¿Cómo puede matarme así?

Sigo llamando a Dylan pero ya apenas tengo fuerza ni aire en los pulmones para respirar.
Todo comienza a volverse borroso hasta que un enorme golpe en la boca de mi estómago me hace sentarme y coger todo el aire que me faltaba hace unos momentos.

Dylan me mira asustado y furioso a la vez.
Muchos de los lobos están pendientes de nosotros.
Me llevo las manos al cuello para acariciarlo, cierro los ojos y respiro aliviada de seguir con vida.

-Cuando sepa dónde está ese tío lo mataré con mis propias manos. Dice furioso.

-Me alegro de verte. Le sonrío.

-No vuelvas a dormir sin mí. Y esta vez es una orden. Me mira serio y yo asiento como si fuera un castigo por portarme mal.

Levanta la vista hacia su manada y estos desaparecen en cuestión de segundos. Luego se tumba a mi lado y yo apoyo la cabeza en su hombro.

-¿Me vas a decir ahora por qué nos fuimos sin tu padre? Me interroga.

-Trabaja para Wilson. Suelto un suspiro e intento relajarme.

Dylan se queda callado y me abraza más fuerte. En realidad sí que sé dónde está Wilson, en Transilvania pero todavía no es el momento de ir a por él.
Ahora mismo esta bestia que está a mi lado es la única persona a la que confío mi vida.

Bienvenida Al InfiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora