Capítulo 35

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Siento una leve brisa que me quiere helar inútilmente la cara y abro los ojos cuando puedo moverme del todo.
Me retuerzo pero no logro mucho movimiento, estoy atada de pies y manos a una pared de hielo, completamente estirada.
Las cadenas son de un extraño material negro que no reconozco ni puedo romper.
Estoy dentro de una pequeña cueva de hielo, supongo que en el Polo Norte, donde destierran a los infieles.
Dylan está despierto, en su forma canina, mientras da vueltas inquieto en una jaula a mi lado en la que está encerrado, del mismo material que mis cadenas.

-Dylan, tranquilo, te sacaré de aquí.

-Ni lo intentes, es imposible. Escucho una voz desde mi otro lado y le miro. Es Daimon.

-No sé que haces aquí, pero no me hables. Le digo.

-Intenté evitar que pasara. No quería que estuvieras en peligro y te alejé de mí.

¿Me abandonó para que no me pasara nada? Soy un maldito vampiro no una muñeca de porcelana fácil de romper.

-No confiaste en mí. Yo no necesito que nadie me proteja, solo te quería a mi lado y te fuiste. Le grito llena de rencor e ira.

Dylan solo observa y escucha nuestra conversación.

-Lilith, perdóname. Nunca te he dejado de querer.

-Pero ¡qué bonito!. Entra aplaudiendo nuestro raptor. ¿Por qué no le perdonas preciosa? De todas formas en unos días morireis. Se ríe.

Se acerca a mí lujurioso, pasa la mano por mis piernas y acerca su rostro a mi cuerpo, inhalando mi olor.
-Es una lástima, si te dejarás te daría muchísimo placer.

Dylan no deja de gruñir y ladrar, dándose golpes contra los barrotes en su inútil intento por ayudarme.
Daimon solo aprieta fuerte los puños y lo fulmina con la mirada.
El vampiro pasa su asquerosa lengua por mi mejilla y yo me restrego la zona con el hombro, como me es posible por mi agarre puedo.

-Cuando salga de aquí, te mataré lenta y dolorosamente. Le amenazo escupiendo cada palabra hacia ese ser repugmante con tanto asco que quisiera vomitar y lavarme la cara con lejía o amoniaco.

Se va y nos mantenemos en silencio toda la noche y todo el día siquiente.
No me preocupo por Salem, sabe cuidarse.
Espero que Caleb esté buscando a su hijo.

Ya es casi de noche.
De repente tengo mucha sed, me arde la garganta.
-Lilith ¿desde cuándo no te alimentas? Me pregunta Dylan.

-Seis días, creo. Él comienza a preocuparse.

-Si no se alimenta morirá. Afirma Daimon y mi hombre lobo le lanza una mirada de "cállate, no soy estúpido". Aunque si se lo hubiera dicho, hubiera añadido "maldito vampiro de mierda" o "bastardo" o algún otro insulto.

Dylan se pasa la mano por el pelo, desesperado, pensativo, y saca un brazo entre las rejas, intentando hacercármelo a la boca. Yo lo miro curiosa ¿quiere que me alimente de él?
Como si me hubiera leído la mente responde:
-No dejaré que mueras.

Yo asiento y pongo todas mis fuerzas para intentar llegar a morderle pero llegan rápidamente dos vampiros y mueven su jaula unos metros más lejos de mi lado.
Dylan consigue atrapar a uno y le agarra con fuerza del cuello y lo levanta mientras le enseña sus blancos colmillos afilados de lobo, junto con su perfecta dentadura.
¡Demonios! Se ve tan hermoso cuando se enfada.
Se escuchan crugir varios huesos y músculos hasta que el otro vampiro interviene, obligando a Dylan a soltar a su compañero. Cuando este cae al suelo se lleva las manos a la zona donde han quedado marcados los dedos de mi lobo, que les mira con la cabeza daleada, una media sonrisa y con los ojos llenos de maldad.

-¿Qué miras maldito chucho? Pregunta uno de los dos, que se están inquietando con mi imponente inmortal.

-Estoy planeando vuestra muerte. Dice mientras se sienta en el suelo de la fría jaula.

Daimon solo se limita a mirar curioso, creo que ha perdido toda esperanza de sobrevivir y espera su muerte. Yo opino todo lo contrario, estaba destinada a un único amor, Daimon, y lo cambie por Dylan. Estoy destinada a morir aquí según el que nos ha secuestrado, y pienso seguir viviendo. Yo elijo mi maldito destino y nunca me daré por vencida

-Espero que disfrutéis de esta noche, os parecerá interesante. Nos dicen los desterrados y se van.

Ya es de noche y la cueva se encuentra débilmente iluminada por el reflejo de la luna sobre el blanco hielo.
El lobo está tranquilo y yo no paro de mirar la entrada. No sé que quisieron decir hace un rato los vampiros, pero me da mala espina.

-Dylan ¡escucha! Llamo su atención y levanta sus peludas orejas.

Daimon también presta atención.
-¡Hermanos! hoy haremos historia. Cuando provemos la vacuna y funcione, el destino de todos los vampiros dependerá de nuestra voluntad y los antiguos caerán.
Por fin el mundo nos pertenecerá y los humanos serán solo el alimento, la parte más baja de la cadena alimentaria. Grita una voz que reconozco, el vampiro que me secuestró y que se ofreció a darme placer... Maldito estúpido.

Escucho como una multitud le aclama, son unos treinta vampiros que le vitorean como si fuera dios o el mismo demonio.

-Karim, vacúnalos. Al lobo también, así comprovaremos los efectos en otros seres sobrenaturales. Le ordena a alguien.

El lobo se pone de pié y se hecha hacia la reja de atrás de su jaula, yo busco con la mirada desesperada alguna forma de salir. ¿Qué demonios nos quieren hacer?
El vampiro llamado Karim se acerca con tres agujas, tres dosis para nosotros. No sé que clase de experimentos quieren hacer pero yo estoy bastante orgullosa de mi perfección.

-Tranquilos, no os dolera mucho. Nos intenta relajar.

Se acerca a Dylan primero.
-No te acerques a él. Me retuerzo en la pared con todas las pocas fuerzas que me quedan sin haberme alimentado.

Entre cinco vampiros agarran al lobo contra las rejas de uno de los laterales de la jaula, les ha costado un rato largo inmovilizarlo. Karim de acerca a él y le inyecta una aguja con un líquido morado, después le hacerca algo blanco unido a una batería de coche al pecho y Dylan convulsiona cayendo al suelo.
De repente se transforma en su forma humana y su cara, al verse las manos y el cuerpo mientras aún es de noche, es de auténtico pánico.

¿Acaso esa vacuna revierte la inmortabilidad? ¿Volveremos a ser simple mortales?
Solo puedo mirar a Dylan con un gran asombro incomprensible, él solo me mira muy preocupado, sé que teme en que me hagan lo mismo, si fuera humana de nuevo volvería a ser frágil y mi vida no duraría mucho.

Si pudiera soñar, ahora mismo me encantaría que esto solo fuera una pesadilla, pero es imposible.

Tengo que salir de aquí lo antes posible...

Bienvenida Al InfiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora