Capitulo VIII

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El reloj marca las tres de la madrugada, estoy sentado en mi cama llevo dos noches sin dormir gracias a la medicina que tod me proporciono, no sé cuánto tiempo podre resistir mis ojos se sienten pesados y enormes sombras negras se dibujan debajo de mis parpados, a mi lado una taza de café caliente, tomo un sorbo recordando mi última conversación con tod, debo acabar con ella, pero cómo?, debo asesinarla, pero acaso puede morir?, quien es ella?, o talvez la pregunta es.. Que es ella?.. Lucho para que mis ojos se mantengan abiertos, pero una profunda oscuridad me absorbe antes de que pueda evitarlo...

*

Me encuentro en un lugar oscuro, una niebla espesa cae sobre mí causándome escalofríos, camino a paso lento intentando descifrar donde estoy, mi pie tropieza y caigo al piso sumergido en un oscuro lodo negro, siento un leve ardor en mi pierna y sangre se deja ver, me he cortado...

-rayos!- exclamo para mí mismo

Continuo caminando intentando ignorar el ardor en mi pierna, es un lugar muy extraño totalmente oscuro, cubierto por esta espesa niebla que no me permite apreciarlo totalmente, a la distancia veo una figura que ya es muy conocida para mí, se encuentra de espaldas luce un vestido negro, guantes negros, y su espeso cabello negro cae sobre su espalda como una cascada, me acerco lentamente y me parece escuchar sollozos, ¿acaso está llorando?, su llanto cada vez más inunda mis oídos, es un llanto que refleja mucha pena, sufrimiento, dolor y odio...

-Ni un paso más- dice con su tono de voz exigente normal en ella

-¿Qué te sucede?- pregunto, ignorando su petición y acercándome un poco más

-No es de tu incumbencia- responde secamente

-talvez lo sea, ya que por alguna razón te empeñas en vivir en mis sueños-

-¿ahora te crees importante?- dice dándose vuelta y mirándome directamente a los ojos

-Solo quiero que me digas de una vez por todas que quieres de mi- respondo apretando los dientes

-Día de suerte Mario- responde sonriendo, y ya no veo rastros del llanto anterior en su rostro

-¿Qué quieres decir?- pregunto confuso

-Hoy sabrás que quiero de ti- dice acercándose peligrosamente, siento un nudo formarse en mi estómago de solo pensar de lo que es capaz

-¿q... que... quieres?- pregunto retrocediendo lentamente

-Ven, te mostrare algo- dice agarrando mi brazo y llevándome bruscamente con ella, su tacto es suave y delicado, pero fuerte y frio... no hay nada de calidez en ella

-¿a donde me llevas?- pregunto zafándome de su agarre, la verdad no confió en ella, como podría después de todo lo que me ha hecho, hace más firme su agarre y pierdo el equilibrio cayendo sobre ella, quedando a solo centímetros de su rostro, puedo sentir su respiración fría y calmada, su mirada poderosa me envuelve me hace perderme en sus ojos que son como abismos profundos, por un momento me parece ver algo de dulzura en ellos, una sensación extraña me invade, nunca me había sentido de esta forma, inhalo su olor que es exquisito.. Ella huele a oscuridad y sueños...

- Que imbécil eres!- dice levantándose y mirándome de manera habitual, fría y llena de maldad –has arruinado mi vestido –

-Estas sangrando- le digo reparando en su abdomen que ahora tiene una mancha roja donde se estropeo su vestido

-lo sé- dice sacando el vidrio que antes estaba incrustado en su piel, miro su cara buscando algún gesto de dolor pero no encuentro nada, solo una expresión indescifrable, ¿acaso no siente dolor?

La chica de mis sueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora