¡Salvaje como en la cancha!

1.5K 212 75
                                    


03: No te lo tomes tan literal, y recuerda, ¡ahora eres una señorita!


—Bébela —le ofreció Momoi, entregándole un vaso con coca-cola Ryû.

La castaña le miró con profunda desconfianza, pero finalmente aceptó. Se tomó el contenido del vaso y soltó un gran eructo. Satsuki no pudo evitar poner una mueca de disgusto y molestia.

—Esos son mis modales —rió Ryû.

—No creo que a Kagamin le gusten esos modales.

—Eso es pegar feo, Satsuki —lloriqueó la otra. Otro eructo—. Ah, me quedaba más.

—¡Deja de eructar! —Momoi le dio otro vaso con bebida. Ryû estaba a punto de tomarlo, pero la pelirosa le golpeó la mano.

—¡Hey! —Ryû trató de tomar nuevamente el vaso, pero ocurrió lo mismo—. ¡SATSUKI DAME MI COCA-COLA!

—Si no puedes evitar eructar, no tomes bebidas, toma agua.

—El agua me hace peor, ¿quieres escuchar?

—No, gracias.

Satsuki tomó bebida, y nada indeseado salió de su boca.

—Eso es porque tú eres una fresita.

—Y tú estás en proceso de serlo.

—Ah, estas mierdas están problemáticas hoy —se quejó, rascándose un seno.

Momoi suspiró.

—Es hora de traer el armamento pesado.

**

—¡Me duele!

—¡ENTONCES NO HAGAS ESAS COSAS!

Riko era el «armamento pesado», nadie la desobedecía. Además, era la senpai de Ryû, y siempre hay que hacerle caso a la senpai.

—Intenta tomarlo de a uno, Ryû-chan —le sonrió Momoi.

La castaña llevó con cuidado su mano hasta la mesa, tomó un bocadillo y lo lanzó directamente a su boca. Riko la golpeó tan fuerte que la comida se escabulló por entre sus labios.

—¡Con cuidado, animal! —regañó la mayor.

—Riko-senpai eso duele —lloriqueó Ryû sobándose la cara.

—Para que aprendas.

—No voy a aprender en una sola noche.

—Tendrás qué. Mañana hay clases, y yo no voy a estar en Seirin para ayudarte, tengo que cuidar de Dai-chan también.

—Deberías ser niñera, Satsuki.

**

Ryûnosuke se miró la mano, dónde tenía anotado —con lápiz rosa— lo que NO debía hacer.

«No hagas chistes pesados.

No eructes.

No pelees.

No te despeines.

No digas groserías.»

¿Cómo carajos Satsuki quería que no dijera groserías? Imposible, no es que no quisiera, es que simplemente no podía. Se le escapaban porque sí. Pero, trataría de hacerlo, porque Satsuki había hecho un excelente trabajo, aunque le había metido las pinzas hasta por la nariz y eso sí era doloroso. Estaba peinada, ¡peinada! No le había tomado el cabello, sin embargo, estaba ordenado y desenredado. Ahora estaba usando falda, y no pantalones de varón como solía hacerlo.

Se sentía... rara y especial. Se sentía linda.

—Estás wow —Riko la miraba de pies a cabeza.

—Lo sé —coincidió Ryû, igual o más impresionada que la misma entrenadora de Seirin.

—Hoy tenemos actividades del club después de clases, si quieres venir...

—Iré —confirmó.

**

—Usted... está diferente el día de hoy, Kimurana-san —observó Kuroko.

—¿Verdad?

—¿Es por Kagami-kun?

La cara de Ryû se pintó de rojo fuerte en cuestión de segundos.

—¿L-L-Lo sa-sabes?

—Sólo me fijo en las expresiones de la gente —admitió—. Buena suerte con sus sentimientos.

—G-Gracias T-Tetsu...

Kuroko había logrado quitarle una parte de sus nervios, pero no sirvió de mucho, ya que cuando vio a Kagami: estos se multiplicaron por 10.

—Kimurana-san, sólo no se vaya a tropezar y caer, las cosas son diferentes cuando usted usa pantalón a cuando usa falda —después de decir eso, Kuroko fue a los vestidores para ponerse ropa deportiva y empezar el entrenamiento.

Ryû entendió eso perfectamente. Cuando usaba pantalón, ella pateaba, saltaba, corría y hacía todo tipo de cosas sin preocupaciones, pero ahora que tenía falda....

Mierda.

Kagami entró al gimnasio, pero no lo hizo solo. Una chica de cabello rubio oscuro y ojos cafés le seguía de muy cerca. Demasiado. Tuvo ganas de patearla, ¿qué sería ese odio irracional que crecía en su ser?

Sin darse cuenta, se acercó a ambos adolescentes. Tanto Kagami como la chica desconocida le quedaron mirando. Ryû, al darse cuenta de lo que había hecho, miró al equipo de Seirin, todos ellos estaban viéndola y le levantaron los dedos pulgares en señal de apoyo, incluso Mitobe.

¡¿Todos ellos lo saben?! ¡¿Tan obvia soy?!

Bueno, no era tiempo de andar pensando en eso. Volteó hacia la chica, y entabló un tipo de duelo con la mirada, pero no pasó mucho tiempo para que se sintiera inferior. Esa rubia estaba maquillada de tal forma que los ojos le resaltaban y se vieran muy desafiantes.

Ryû retrocedió en cuestión de segundos hacia Riko.

—No puedo hacerlo —le sonrió estúpidamente.

Sintió un golpe en su cabeza, dio media vuelta y miró a Hyuuga.

—¡Ganaste la Winter Cup junto con tu equipo, ¿y me dices que no puedes espantar a una chica cualquiera?! —La regañó—. ¡Ve ahí y enfréntala como si estuvieras en la cancha! ¡Sé salvaje como en la cancha!

—¡¿Salvaje como en la cancha?!

—¡Salvaje como en la cancha!

—¡Salvaje como en la cancha! —los ojos de Ryû brillaron, y Riko tuvo un mal presentimiento.

Ryû corrió hacia la desconocida que hablaba muy plácidamente con Kagami. La castaña dio un salto y arremetió con una patada contra la chica.

—¡Gol!



Lamento la tardanza unu

MANUAL: Cómo conquistar a Kagami Taiga. [CANCELADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora