Capacidades y capacidades.

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05:  No tienes que cambiarlo todo. Algunas cosas siempre serán útiles.


Ryûnosuke nunca se había caído tantas veces en su vida.

Recordó todas las veces que había visto a Satsuki caminar tan lujosamente con tacones, incluso correr con ellos.

Ryû sólo quería sus chuteadores de vuelta. Esos queridos chuteadores Adidas que con tanto esfuerzo se había comprado.


La mansión Akashi tenía un porte respetable. Había algunas estatuas de león en el jardín, dos fuentes de agua, varios arbustos y árboles bien cuidados. Todos estaban vestidos formal. Era una pequeña tertulia en el jardín, todo bien iluminado y decorado.

Ryû llevaba un vestido color gris con un escote que era perfecto para ella, según Satsuki. Ryû siempre le hacía caso a Satsuki cuando de moda se trataba. El vestido le llegaba hasta los talones... tapando sus zapatillas de fútbol.

No había aprendido a caminar sobre tacones y nunca lo haría. Se rehusaba. Además, nadie lo notaría. Y ella sabía que su querido Kagami Taiga no era una persona muy observadora.

—Me siento nerviosa.

—¿Por qué?

—Porque temo que alguien va a descubrirte —reclamó la pelirosa.

—Yo soy la que debería estar nerviosa —respondió Ryû.

—Eres tan descuidada...

El cabello de Ryû había quedado al natural, y Satsuki se había encargado de maquillarla levemente.

Tetsuya se acercó a Ryû y tosió, avisando su presencia y así no asustarla.

—Lindas zapatillas, ¿tendrá algún partido después, Kimurana-san?

—Ya decía mi hermano que los callados son unos hijos de p-

—Las damas no dicen groserías —le interrumpió calmadamente Tetsuya.

—Eres un desgraciado —gruñó Ryû—. ¿Cómo sabes que estoy usando zapatillas de fútbol?

—Soy una persona observadora, quizás Akashi-kun también se haya dado cuenta ya, Midorima-kun igual... pero los demás no, así que tranquila.

Ryû mordió un poco su labio inferior.

—Ahora me arrepiento de no haber aprendido a caminar en tacones... Satsuki es muy buena en esto... ella... es muy linda.

Tetsuya le palmeó la espalda y Ryû retomó su compostura.

—Usted también tiene sus puntos buenos, Kimurana-san —le sonrió.

**

«¿Cuáles son mis puntos buenos?» había estado pensando Ryû toda la velada.

Los amigos decidieron salir a algún lugar, para pasar el tiempo y no estar todo el rato en la mansión. Ryouta alegaba que quería ir a algún recreativo.

Ryû y Satsuki decidieron separarse un rato del grupo para ir a buscar algunas bebidas. En las máquinas expendedoras, Satsuki se recargó un rato contra la pared y se quitó los zapatos.

—Es realmente agotador...

—Pero lo vale, te ves realmente hermosa —murmuró Ryû, celosa.

—Tú también te ves muy linda, Ryû-chan.

—Ambas se ven preciosas.

Ryû le dio la espalda a la máquina expendedora y sin esperar nada, jaló a Satsuki, quedando juntas de hombros. Había reaccionado en menos de un segundo.

Un hombre, grande y musculoso. Algunos tatuajes en sus brazos y cuello, perforaciones en sus orejas y ceja izquierda. Estaba rapado a los lados de la cabeza y el cabello castaño oscuro engominado hacia atrás. Ojos permanentemente burlones y lascivos.

La asustada Satsuki pasó por detrás de su espalda uno de sus zapatos a Ryû, quién lo tomó con firmeza.

—Tú también te ves precioso —halagó Ryû con sorna.

El hombre frunció el ceño.

—No te quiero a ti —pasó de mirar a Ryû  para mirar a Satsuki—, tú sí que estás hermosa...

Ryû por primera vez en su vida, agradeció no ser linda ni llamativa. Y también el tener tetas de un tamaño normal y no globos.

—Lástima, ella es mi novia.

No dio más tiempo al tipo, le pegó en el ojo derecho con el tacón de Satsuki, sin importarle si le reventaba el ojo; total, era defensa propia. El hombre aulló de dolor, se tomó la cara con ambas manos y retrocedió.

—Ve a buscar a los chicos —le ordenó a Satsuki, la pelirosa, temerosa, asintió.

«Después de todo, estas cosas femeninas no son tan inútiles como pensé» comentó Ryû en su interior, sosteniendo el zapato en su mano.

Para cuando Satsuki volvió corriendo, con la Kiseki no Sedai y Kagami, se encontraron con Ryû sentada sobre el tipo, quién estaba de estómago en el suelo. Ryû tenía cada pierna a cada lado del cuerpo fortachón, se podían ver claramente sus chuteadores.

«La chica femenina y delicada que Taiga tanto desea no podría defenderse por sí sola» pensó Ryû con resignación.

Tal vez, ella no era la indicada para Kagami.


**

—¿Qué persona lleva zapatillas deportivas bajo un vestido tan elegante?

—Pues yo —le contestó con obviedad al policía.

El hombre con uniforme suspiró y anotó algo en su libreta.

—Entonces, ¿los hematomas en la cara y estómago fueron causados por tus chuteadores?

Ryû asintió.

—También le pegué con el zapato de mi amiga en su ojo —señaló los zapatos de Satsuki.

Seijuro se veía serio y bastante disgustado por la situación. No podía creer que siguieran existiendo ese tipo de hombres.

Aomine poco más y ponía a Ryû en un pedestal. Le encantaba la idea de que ella supiera defenderse sola.

Como ya todos se habían enterado de que Ryû llevaba zapatillas deportivas y no tacones como se pensaba, ya no valía la pena seguir caminando con pasos tan cortitos. Salió de la comisaría a grandes zancadas, sin importarle si se veía su calzado.

—Me alegra que ambas estén bien.

Ryû miró a Taiga, y se obligó a tragarse el nudo que había en su garganta.

—Kagami... tú... ¿qué piensas de Satsuki?

—¿Momoi? Pues... ella es muy... linda —totalmente sonrojado.

—¿Y de mí?

—Eres genial en el fútbol y tienes buenos saltos.



lamento haberme tardado tanto en actualizar unu

MANUAL: Cómo conquistar a Kagami Taiga. [CANCELADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora