CAPÍTULO 8

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_Clara, mi dulce Clara_Suspiró

_¿Recuerdas que te fuiste a los cinco meses de aquel cumpleaños? suponemos que estabas ahorrando el dinero suficiente para marcharte. ¿Recuerdas tu última noche en casa de tu madre?.

Intenté recordar, aunque no quería, sabía que no debía de hacer ruido porque él estaba borracho en el sofá acostado como siempre, mientras mi madre se partía el lomo por nosotros. Intenté no hacer ningún ruido para que no me viese salir, pero ni siquiera se movió. Yo sabía que no se movería, abrí mis ojos como platos, respiraba con dificultad....¡no,no!

_Tranquila , estas empezando a recordar, va a ser duro, estos medicamentos actúan como desbloqueantes de la memoria. Las personas que sufren un trauma relegan partes de su vida a un rincón olvidado de su cerebro.Tranquila, no tengas miedo, sigue recordando. Debes conocer la verdad.

Recordaba esa noche, ahora lo veía todo con más claridad. Había escrito la carta para mi madre, pensé en dejársela en su bolso favorito, así él no la encontraría antes y rompería las pruebas de sus abusos. Le conté todo, desde la primer vez hasta la última, que había sido la noche anterior.

No estaba dispuesta a seguir así, me había robado mi virginidad, mi dignidad, mi felicidad y mi vida.

Mamá trabajaba esa noche, intenté no hacer ruido por las escaleras, pero aún borracho como una cuba me oyó.

Se acercó hasta mí, se fijó en el par de mochilas que llevaba y supo que huiría, no estaba dispuesto a dejarme marchar. Me abofeteó duro, fuerte, me quedé por unos instantes sin saber que hacer, debía irme de allí. Pero mis mochilas estaban junto a la puerta, tan cerca de la libertad y yo estaba en el sofá, de nuevo le tenía encima.

Mientras me sobaba y tocaba mi cuerpo no podía dejar de mirar hacia la puerta. Aún no sé qué pudo darme fuerzas, supongo que el estar cerca de mi ansiada libertad.

Miré lo que me rodeaba, la mesa de la sala parecía una pocilga, el muy cerdo había estado cenando allí y tenía todo tirado, pan, botes de cerveza, chorizo, un cuchillo. Un cuchillo. Sin pensar tomé el cuchillo y se lo clave, dejó de moverse encima de mí, no grito, sólo me miró a los ojos y lo que vi fue miedo ¡miedo de mi!

Aún estaba dentro de mi cuerpo, le empujé como pude, viéndole allí, medio denudo, no pude evitarlo, le acuchille varias veces, en el pene, en los testículos, en la barriga...

Le dejé allí , sin vida, miré mis manos estaban llenas de sangre, las lave en el lavamanos, pero mi ropa también estaba manchada, así que me di una ducha rápida quitándome su olor de mi piel para siempre.

Me vestí y metí la ropa ensangrentada en una bolsa. Bajé las escaleras de la casa y sin mirar atrás cogí las mochilas y me fui. Tiré la bolsa en el primer contenedor que vi.

Miré a Max, sabía que estaba asustada por lo que había recordad ¿Cómo pude olvidar algo así? ¿Qué pasará ahora conmigo? Mi cuerpo temblaba.

Max siguió hablando _Te perdimos la pista, nadie supo donde estabas, hasta que se cometió un brutal asesinato en Denia.

_¡NO; NO!_ repetía mi boca pero mi mente, comenzaba ahora a despejarse al igual que lo hacía el cielo tras una tormenta.


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