NO ERA LO MÍO

EPILOGO

Siento gotas de agua que caen en mis rodillas descubiertas, no entiendo nada, no sé dónde estoy cuando abro los ojos, veo a una señora al frente mío con un traje gris tallado a su cuerpo y veo la placa que posa sobre su escritorio y comprendo absolutamente todo. Mi mejor amiga me había insistido que fuera donde un especialista para que me ayudaran, al principio no le hice caso, después de tanta insistencia me convenció y ahora estoy aquí, recordando el dolor que siento después de estos dos años de haber perdido a Camilo.

- Tranquilízate querida, este es el proceso por el cual tienes que pasar: el dolor, la aceptación y la superación. – me consoló

- Es solo que no puedo, después de todo lo que hice y de todo lo que he sufrido no puedo estar tranquila conmigo mismo – le dije lo que llevaba guardado durante estos dos años de soledad.

- Tienes que comprender que lo que paso no fue tu culpa, solo estabas cumpliendo con el deber que sin darte cuenta habías trazado a tu manera. – me explica – es solo cuestión de tiempo el que te acostumbres.

- Puede ser, pero ya van más de dos meses que vengo aquí y no veo ningún proceso. – exprese.

- La paciencia es una virtud – me aconsejo mi psicóloga – debes tratar de olvidar el dolor y centrarte en cosas que te gustan hacer como escribir, dibujar, cantar, cualquier cosa que te mantenga distraída de tus pensamientos, de esta manera evitaras pensar más en todo lo que pasó Meredith.

Varios minutos después la sesión había terminado y con ella mis ganas de vivir. Decidí no volver más a este consultorio, porque en vez de mejorar creo que estaba empeorando. Camine por las calles de Madrid sin rumbo alguno, con la única certeza de que ya no me queda nadie por quien luchar.

Decidí viajar a Francia para poder empezar una nueva vida desde cero, para ver si hay algo que pueda hacer para despejar mi mente como dijo mi psicóloga.

Lo que no sabía era que al llegar allá me iba a encontrar con la muerte.

FIN