En citas ajenas

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Y... ahí voy yo, en el asiento trasero de este gran auto, escuchando rock a todo volumen, podría decir que lo que me molesta es que mi mejor amiga no salga con mi hermano, podría decir que lo que me molesta es que me lleve de chaperona, pero lo que me molesta en realidad, es que mi hermano se haya enojado y enfurruñado conmigo por hacer de chaperona de la chica que le guste y un chico del cual, prácticamente, no se nada.

Así que aquí estoy yo, haciendo de acompañante de un par de adolescentes, de los cuales, una es mi amiga, y el otro es mayor que yo. Y la cuestión es ¿por qué tengo que hacer de escolta? y las respuesta es no lo sé. Ay lo que se hace por los amigos ¿no?

Les voy a resumir en pocas palabras lo que pasó, Mauro nos vino a buscar, nos subimos a su auto y ellos se pusieron a hablar y a escuchar música muy alta. ¿y yo? bueno, yo quedé excluida en el asiento de atrás. 

Llegamos a la pizzeria y todos nos bajamos, ellos siguen enfrascados en su conversación y ni cuenta se dan que aún estoy aquí y a pesar de que debería sentirme mal por ser excluida, le verdad me alegra, no conozco a Mauro de nada, así que ¿para que querría hablar?

Y... me acabo de dar cuenta de que he formulado más palabras en las últimas 200 palabras que en todos los anteriores relatos, y no creo que sea bueno ¿o lo es? la verdad ahora sólo quiero pizza, así que lamento, pero no me veo en optimas condiciones para responderlo todo, es decir, necesito ingerir pizza rápido o sino me veré formulando más palabra que ne toda mi vida ¿es bueno? no lo creo.

Si, me distraje divagando mentalmente y ahora no se donde quedaron esos dos... y... ahí están, sentados en una mesa redonda, él la mira a ella, y ella busca con los ojos por todo el local, cuando me encuentra, levanta la mano y me hace señas para que me acerque, al menos sé que no se olvidó completamente de mí. Me acerco caminando y me siento en la primera silla vacía. Cuando me siento Elena sonríe de una forma que me da mucho miedo, quiero decir que, comúnmente, ella no sonríe como si fuera la bruja malvada de Hanzel y Gretel... si, exageré un montón, me refiero, a que parece tener un plan, y eso da mucho miedo. 

-Bien, Mel, él es Mauro - dijo, yo la miré con una ceja enarcada pero ella ni pelota le dio al gesto y continuó - ya te he contado de él, y Mau, ella es Elena, también te he contado de ella. Perfecto ¡listo! ya está. Si, se que fue patético, pero es lo mejor que puedo hacer sin chocolate en mi sistema - él rió y yo la miré con cada de "¿qué mierda pasa?"  

-Creo que asustaste a tu amiga - dijo él mirándola con una sonrisa de lado - lo que pasa es que no quiso venir sola, por lo que te trajo, y ahora quiere hacer como si fuero normal esto de invitar a las mejores amigas a las citas.

-Si... no es normal, Elena, querida, comunmente, a las citas, van al chico, y la chica, nada más - dije mirándole y hablando lento cómo si ella fuera tonta y por eso tuviera que tratarla como a una niña.

-Muy graciosos los dos, primero, ésto, no es una cita, segundo, yo quería presentarlos oficialmente, nada más - dijo enumerando con los dedos - y tercero, sé que no me perdonarías que fuera a comer pizza sin ti - agregó dirigiéndose únicamente hacia mi. Abro la boca para contestar, pero la verdad tiene razón, no se lo perdonaría.

-Bien... primero; auch ¿no es una cita? eso duele - dice Mauro - segundo, me parece bien que quieras que nos conozcamos, ¿pero no es raro que lo hagas en una cena que yo te pedí? y tercero, sí es una cita.

-Mmm... - digo yo al ver que ambos se quedan callados mirándome, como si esperaran que dijera algo  de vital importancia - yo no voy a enumerar -Elena puso los ojos en blanco y sonrió.

-Tonta - murmuro - ¿de que quieren la pizza? - preguntó.

-Con muzzarella y peperoni - dije tan rápido que no Mauro ni ella pudieron siquiera abrir la boca o pensar. Ella me miró divertida, mientras que Mauro parecía estupefacto.

-Ya, me cae bien - dijo señalándome - es mi, pizza favorita. 

-Bien, entonces será esa - dijo ella.

-Genial - dijo Mauro.

Se generó un silencio incomodó en el cual nadie supo que decir. Mi celular sonó y miré la pantalla, era un mensaje de mi hermano ¿Qué tal va todo? bufo y dejo el celular en la mesa, tonto, no voy a caer en eso.

-¿Qué? - me preguntó Elena con tono divertido al ver mi reacción.

-Mi hermano - dije.

-¿Qué quería ahora ese idiota?

-Molestar.

-Predecible.

-¿Puedo saber porque tanto odio? - preguntó Mauro.

-Porque es  un tarado - respondimos ella y yo al unimos, nos miramos y estallamos a carcajadas.

-¿Si? ¿qué hizo? - preguntó curiosamente.

-Trato de besarme - contesto ella como si no fuese la gran cosa, pero y y Muro nos quedamos mirándola con cara de "¿y hasta ahora me entero?"  -¿Qué?

-Eres mi mejor amiga, y él es mi hermano ¿y no me dijiste nada, pedazo de perra? - pregunte exasperada.

-Auch ¿pedazo de perra? ¿en serio? ay. No te lo conté, porque no vi el momento - dijo ella.

-¿Y a mi? ¿qué explicación tienes para no habérmelo dicho? - preguntó él, tenía los puños apretados y parecía estar furioso.

-No te lo dije, porque no quería que hicieses ninguna tontería - contestó tranquilamente.

-¿Como qué? 

-Como pegarle a Josh, mira, es un tonto, pero no quiero que lo lastimes, porque no vale la pena ¿si? - dijo ella mirándolo a la cara, él aún tenía una mueca de ira en el rostro, pero se le notaba más relajado.

-Lo siento - susurró él, yo estaba estupefacta, pero a la vez feliz, porque, él no es un idiota maldito que golpea a las mujeres, él es alguien bueno, y me pone feliz que mi amiga tenga a alguien así, se lo merece.

Así que al final, no fue tan malo estar en citas ajenas, comí pizza y me quedé tranquila de que Mauro es bueno. Sí, no es y tan malo ir a citas ajenas.



Unos Ojos Color PlataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora