Black Magic Sanction- Kim harrison

Capítulo 1.1

Echando mi cabello hacia atrás di un vistazo al pergamino, tratando de formar las extrañas letras mayúsculas tan suavemente como podía. La tinta era reluciente y húmeda, pero no era tinta roja, era sangre-mi sangre- lo cual podría ser el motivo del leve temblor mientras copiaba el complicado nombre escrito en caracteres que no estaban en inglés. Junto a mi estaba una pila de intentos fallidos. Si no conseguía hacerlo perfecto esta vez, probablemente sangraria de nuevo. Dios, ayúdame. Estaba haciendo una maldición oscura. En la cocina de un demonio. El fin de semana. ¿cómo demonios terminé así?

Algaliarept estaba parado en medio de la pizarra y la chimenea, sus manos enguantadas estaban entrelazadas en su espalda. Lucía como un británico en un misterio de asesinatos, y cuando él se movió impaciente, mi tensión aumentó.

-Eso no está ayudando- Dije secamente y sus ojos rojos de cabra se ampliaron en fingida sorpresa, escudriñandome por encima de sus anteojos. Él no los necesitaba para leer. Desde su pomposo vestido verde de terciopelo hasta sus puños de encaje y su elegante acento inglés, el demonio lo era todo acerca de la apariencia.

"Tiene que ser exacto, Rachel, o no capturará el aura" dijo él, su atención deslizándose a la pequeña botella verde sobre la mesa. "Créeme, no deseas eso flotando alrededor sin ataduras."
Me senté y sentí mi espalda crujir. Cuando toqué la punta de la pluma con mi dedo palpitante, mi incomodidad aumentó. Yo era una bruja blanca, maldita sea, no negra. Pero yo definitivamente no iba a desechar la magia demoníaca simplemente por una etiqueta. Había leído la receta. Había traducido la invocación. Nada murió para obtener los ingredientes, y la única persona que sufriría sería yo. Saldría de esto con una nueva mácula demoníaca en mi alma, pero también obtendría protección en contra de las banshees. Después de que una casi me matara en vísperas del año nuevo, con mucho gusto recibiría una pequeña mancha demoniaca para estar segura. Además, esto podría conducirme a una forma de salvar el alma de Ivy cuando ella muriera por primera vez. Por eso, arriesgaría mucho.

Algo, pensé, se sentía mal. La mirada que Al lanzaba a la botella con el aura era de preocupación, y su acento era demasiado forzado esta noche. Él estaba preocupado y estaba tratando de ocultarlo. No podía ser por la maldición. Solamente se trataba de manipular un aura, capturando energía del alma. Por lo menos... eso fue lo que él dijo.

Frunciendo el ceño, le eché una ojeada a la escritura ilegible de las instrucciones. Deseaba revisarlas de nuevo, pero su expresión de molestia y su suave gruñido me convencieron de que podría esperar hasta que el escrito estuviera terminado. Mi "tinta" estaba fluyendo cada vez más escasa, y extraí más sangre de mi dedo para terminar de escribir el nombre de algún pobre diablo, alguien que confió en un demonio... alguien como yo. 'En verdad no confío en Al', pensé, mirando de nuevo las instrucciones.

La cocina para hechizos de Al parecía sacada de un sueño de fantasía, una de las cuatro habitaciones que él había recuperado después de vender casi todo para mantener su trasero de demonio fuera de la prisión de Nunca Jamás. Las paredes de roca grisácea rodeaban un espacio circular, del cual la mayoría de espacio estaba cubierto por gabinetes tallados en madera con puertas de vidrio. Detrás del vidrio difuminado, Al mantenía sus libros y su kit de líneas luminosas. Los ingredientes biológicos estaban en un sótano al que se accedía por medio de un incómodo agujero en el suelo. Las vigas humeantes soportaban un gran camino de cuarenta pies sobre un punto cerca a la fogata central. El foso de la fogata era un círculo elevado con respiraderos para sacar el aire frío en forma de una simple transferencia de calor. Cuando esto sucedía, se creaba un cómodo lugar para leer, y cuando el cansancio me vencía, Al me dejaba dar una siesta en las bancas para descansar. El señor Pez, mi beta, nadaba en su pequeña pecera sobre la repisa de la chimenea. No sabía por que motivo lo había traído conmigo de casa. Había sido idea de Ivy, y cuando un vampiro ansioso te dice que te lleves tu pez, tu te llevas tu pez.