Capítulo tres:

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Su cabello castaño se estrujó en mis dedos, su suavidad era impresionante.

Lentamente su rostro se fue agrandando en mi visión, se estaba acercando. Sus párpados se cerraban con lentitud, mientras sus dedos hacían movimientos circulares en la parte baja de mi espalda.

Sus labios impactaron suavemente contra los míos, comencé a sentir la carne de sus labios moverse, y su lengua entrar lenta para así luego arrematar contra la mía.

No era un beso salvaje, era un beso apasionado, cariñoso, deseable. Un lindo beso...

—¡Alexandra!

Me levante de golpe, sintiendo mi corazón ir acelerado, y un leve cosquilleo en la parte baja de mi abdomen.

Brooke me miraba con esos ojos verdes intimidantes.

—¿Qué mierda...? Estás sudada, pendeja.

Llevé mi mano derecha a mi frente buscando esas indeseadas gotas. Las encontré. Y más allá de odiarlas y evitarlas interminables cantidades de veces, está vez me preocupó más lo mojada que se encontraban mis bragas.

—Me mojé.—Brooke frunció el seño, lo relajó cuando pareció entender mi situación.

—¿Con quién soñaste y qué, precisamente, soñaste?

No me lo pensé en contestar, mi tono parecía perturbado, y en realidad así me encontraba.

—Con Ethan. Y sólo soñé que nos besabamos, un simple beso.—Bufó a la vez que reía a carcajadas sueltas.

¿Me mojé por un simple beso? Algo andaba mal en mi.

Ethan, ¿qué estas haciendo? Yo no soy así...

Decidí que hoy saldríamos de fiesta con Brooke, no importaba si era martes. Realmente necesitaba una distracción.

—Saldremos de fiesta hoy.—No me contradijo, simplemente se levantó desparramando su hermosa cabellera castaña.

—Bien. Te desperté por que nos tenemos que preparar para la escuela, además, escuché voces en el pasillo—Levantó su perfileada ceja—... voces masculinas.

Me levante de prisa y me duché en el baño, cuando salí Brooke ya estaba cambiada. Ventajas de bañarse la noche anterior.

Me pusé el uniforme y cepillé mi cabello. Ella al tenerlo seco pudo hacerse una trenza. Dejó mechones afuera y sin decir palabra bajamos al piso de abajo.

Al igual que el día anterior, mi madre era la única sentada en la mesa. Levantó la mirada y al encontrarse con Brooke sonrió maternalmente. Mi madre la trataba como una hija más. Y para la castaña, mis padres, eran sus padres.

—Broo, no sabía que te habías quedado...—Mencionó mamá, se levantó y dejó un beso en la mejilla de mi castaña amiga.

Tomamos asiento.

—Uh... si, Brooke se quedó anoche, llegaron tarde y no les avise.

Clara apareció con el desayuno, miré algo nerviosa la mesa y decidí preguntar.

—¿Y papá?—Mamá suspiró sonoramente.

—Tú padre no cambia nunca. Me dijo que ya volvía y se encerró con Ethan en la oficina. ¿Te importaría ir a decirle que venga a desayunar, por el amor de Dios?

Sonreí abiertamente mientras asentía con la cabeza.

—Yo me... olvidé algo arriba. Vamos justas.—Aclaró Brooke cuando ya estábamos ambas al comienzo de la gran escalera.

Amor Prohibido #WoodsAwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora