- ¿Ha visto todo lo que desea del estudio? - le interrogó White Mason mientras volvíamos a entrar a la casa.- Por ahora - declaró el inspector.
Holmes asintió.
- Entonces quizá les gustaría oír la evidencia de algunas de las personas de la mansión. Podemos usar el comedor, Ames. Por favor entren ustedes primero y dígannos lo que sepan.
El relato del mayordomo fue simple y nítido, y dio una convincente impresión de sinceridad. Había sido contratado hace cinco años, cuando Douglas vino por primera vez a Birlstone. Entendió que Mr. Douglas era un rico caballero que había hecho su fortuna en América. Era un empleador amable y considerado, no como los que Ames se había acostumbrado, tal vez; pero uno no puede obtener todo. Nunca vio signos de recelos en Mr. Douglas. Al contrario, era el hombre con menos temor que haya conocido. Ordenaba levantar el puente levadizo cada noche porque ésa era la antigua costumbre en la vieja mansión y le gustaba seguir con aquellas. Mr. Douglas raramente iba a Londres o dejaba el pueblo; pero el día anterior al crimen había estado haciendo compras en Tunbridge Wells. Él (Ames) observó falta de sueño y excitación de parte de Mr. Douglas en ese día; parecía impaciente e irritable, lo que era inusual en él. No había ido a la cama aquella noche; sino que estaba en la despensa a la espalda de la casona guardando la vajilla de plata, cuando oyó la campanilla furiosamente. No escuchó disparo alguno, pero era casi imposible que lo lograra, puesto que la despensa y las cocinas se hallaban en la misma espalda de la casa y habían varias puertas cerradas y un largo pasadizo en medio. El ama de llaves había salido de su cuarto, atraída por el violento campanillazo. Habían ido hasta la fachada juntos. A la vez que llegaban al fondo de las escaleras él vio a Mrs. Douglas bajando de ella. No, no estaba apurada; no le pareció que estuviese particularmente agitada. Justo cuando llegaba al fondo Mr. Barker se apresuró desde el estudio. Detuvo a Mrs. Douglas y le rogó que regresase.
- ¡Por el amor de Dios, vuelva a su dormitorio! - exclamó -. ¡El pobre Jack está muerto! No puede hacer nada. ¡Por el amor de Dios regrese!
Tras un poco de persuasión en las escaleras, Mrs. Douglas se retiró. No profirió ningún grito. Tampoco clamó. Mrs. Allen, el ama de llaves, la había llevado arriba y estuvo con ella en su habitación. Ames y Mr. Barker regresaron al estudio donde encontraron todo exactamente como la policía lo había visto. La vela no estaba encendida en ese momento; pero la lámpara estaba ardiendo. Miraron por fuera de la ventana; pero la noche era muy oscura y nada podía ser visto ni oído. Luego se precipitaron al pasillo, donde Ames accionó la árgana que descendió el puente levadizo. Mr. Barker se apuró en avisar a la policía. Esa era, en su esencia, el relato del despensero.
La historia de Mrs. Allen, el ama de llaves, fue, hasta donde recuerdo, una corroboración de la de su amigo sirviente. Su aposento estaba más cerca al frontis de la casa que a la despensa donde Ames trabajaba. Se preparaba para ir a dormir cuando un fuerte sonido de la campanilla atrajo su atención. Era un poco sorda. Quizás esa fuera la razón por la que no oyó el disparo; pero de cualquier forma, el estudio estaba a un buen trecho. Recuerda haber escuchado un sonido que imaginó ser el cierre de una puerta. Eso fue un poco antes, media hora antes de la campanilla. Cuando Mr. Ames corrió hacia el frontis fue con él. Vio a Mr. Barker, muy pálido y excitado, saliendo del estudio. Interceptó a Mrs. Douglas que venía por las escaleras. Él le suplicó que regresase, y ella le respondió, pero lo que ella dijo no pudo oírlo.
- ¡Llévesela! ¡Permanezca con ella! - él le ordenó a Mrs. Allen.
Ella por lo tanto la llevó a su habitación, y se esforzó en consolarla. Estaba muy excitada, temblante, pero no hizo ningún otro intento en bajar. Sólo se sentó con su batín por la chimenea del cuarto, con su cabeza hundida entre sus manos. Mrs. Allen estuvo con ella la mayor parte de la noche.
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El Valle del Terror - "Sherlock Holmes"
Clásicos"El Valle del Terror" es la última novela sobre Sherlock Holmes escrita por Arthur Conan Doyle (su 4º novela y su 7º libro). Esta novela fue publicada por primera vez en el Strand Magazine entre septiembre de 1914 y mayo de 1915. La historia tiene l...