Asesinato

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¿Que por qué estaba ahí?, no lo sé.
Hacía cuanto tampoco. Solo sé que faltaba un cuarto de hora para las 12, y en la habitación oscura estaba yo, sentado en el piso abrazando mis rodillas sin poder dejarlas quietas.

¿Estaba solo?, no exactamente. A dos pasos estaba el cuerpo sin vida de una mujer de unos veinti tantos años, no la reconocía, y tampoco sabía como llegué ahí. No podía reaccionar aunque el charco de sangre ya estaba tocando mis pies.

No tenía fuerzas para ponerme de pie, y lo último que recordaba es haber aprovechado la noche fresca de verano para salir a correr.

Tomé fuerzas de donde no sabía que tenía y corrí del lugar, cuando entré en razón ya estaba muy lejos de no sé donde, y no importa tal vez.

Desperté en mi habitación, con el sudor frío y sin saber que había pasado, mis pesadillas eran constantes y a menudo no quería dormir por ese motivo.

Todas con un objeto común, yo y una mujer asesinada, noto ese parámetro, y me doy cuenta también que ni sé en que fecha estoy. Enciendo el radio y al final de la música el locutor dice la hora y las efemérides de la fecha. Mi última memoria era del día 15 del mes de junio, estábamos a 23 según la radio. ¿Qué hice durante los ocho días anteriores? No sé y tenía por seguro que lo descubriría. Jamás había pasado por algo así.

Día 23 de Junio 1986.
Pesadilla número 63.

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