El congreso.

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En aquella jaula Marian desperto y noto que aun estaba encadenada, pero esta ves, no estaba jame a su lado lo cual la extraño bastante.

Pasaron algunas horas. Marian estaba agotada luego de haber gritado tantas horas sin respuesta alguna.
Poco tardo en llegar un ángel cabello tan blanco como la nieve y  ropas hermosas que llamaría la atención de cualquier mortal.

-Así que tu eres marian.

Él ángel no obtuvo respuesta alguna.

-Eres tan repugnante como imagine. No puedo creer que alguien como tu fuera él remplazo de Jhonas.-

Dijo mientras marina solo apretaba sus puños al grado que sus uñas comenzaban a herir su piel.

-Sigeme mortal.- dijo aquel ángel luego de soltar a Marian.

Ambos caminaron por un par de minutos por algo parecido a un palacio de colores blanco con algunos detalles en un tono azúl rey. Era un lugar hermoso.

Marian chocaba con algunos castillos pues aun estaba aturdida por aquel recuerdo en él que seguía pensando.

Qué era ese recuerdo?

Entraron a un cuarto y Jame estaba ahí, pero estaba encadenado. Parecía inconsciente y se notaba que tenia varias muestras de tortura.

Marian trato de correr hacia él pero fue detenido por él ángel.

Se sentía inútil, impotente.
Solo podía llorar de una manera alarmante y maldecir por lo bajo. El ángel solo reía.

-Le debes la vida. Ese seria tu lugar.-

-Era lo único que me quedaba.- Dijo marian entre sollozos -Eres un mal nacido. Porqué lo hiciste?- dijo comenzando a gritar.

La conversación termino con un sonido sordo en la mente de la azabache que la tiro a un lado de su amigo que estaba a poco de morir por sus hemorragias.

-Agradece que ese lerdo dio su vida para que tu supieras tu pasado. Eres muy poco para cubrir con los dos mejores shinigamis que pude tener.-

-Dos?- pregunto Marian incrédula mientras se levantaba del suelo.

-Jhonas. Mortal tu has hecho males desde que tu alma toco al mundo.-

Marian estaba furiosa aquel no dejaba de decirle mortal. No soportaba que le dijeran eso. Ella era un shinigami no un mortal!

Al no obtener respuesta alguna. Aquel joven tomo algo parecido a un látigo y comenzó a golpear bruscamente a Marian mientras esta solo comenzaba a gritar y retorcerse de dolor. Eran insoportables los golpes.

Pasaron algunos minutos y marian creía que moriría pero algo paso. Él alma que recidia en Jame entro al cristal de marian y este comenzó a brillar en un tono aun mas brillante y hermoso que él color de aquel ángel.

-Él cristal!- susurro Marian antes de transformar aquello en una hermosa espada que relucía con gran hermosura mientras detalles dorados comenzaban a brotar de la misma.

Cabe a admitir que Marian jamas transformo él cristal en arma, pues no creía necesitarlo. Solo la utilizaba para tomar las almas puras.

Ambas personas comenzaron a atacarse. Él ángel desenvainó su espada y ,con gran fulgor, trato de terminar la vida de la mortal.

Por su parte Marian con torpes movimientos comenzaba a atacar. Estaba cansada y herida pero daría pelea, Jame no daría su vida en vano.

En un punto ciego marian empuño su espada en él corazón de aquel ángel.

La pelea había concluido.

Mi hermosa maldiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora