"Infancia"

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Desde tiempos remotos, las prácticas fuera de lo común, lo espiritual, todo aquel tema que viera con lo éticamente conocido como "Satanismo" en esa época era mal visto, considerado inhumano y exageradamente juzgado por la medida de vida que se tomaba ante dicha cultura. Y no estaban del todo equivocados.

El descubrimiento de ser en realidad un sucesor de ascendencia Joseon a una edad corta en su vida fue un golpe psicológico cuya salvación buscó en las remotas tierras de la rebeldía, lo que esto significaba hacer todo aquello que bien prohibido estaba. Estoico, no dudó ni dos veces antes de sucumbir al chamanismo, pasando de simples lecturas u aprendizaje a la práctica completa de rituales espirituales en busca de comunicarse con entes lo suficiente interesantes para su vacilante forma de pensar como para olvidarse del resto de sus responsabilidades. Pero vamos, no todo se basaba en un mediocre acto de rebeldía, claro que no, el propósito iba más allá, ligado a la amnesia que tuvo en un trozo de su memoria que le hizo olvidarse por completo, poseyendo vagos recuerdos a partir de los cinco años.

"—Corre —Gritaba histérica la fémina mientras empujaba a sus críos hasta la salida de su hogar, los pequeños hechos un mar de lágrimas no paraban de gritar con exasperación viendo a su alrededor, fuego, sangre, tragedia inundaba la casa. Y no sólo eso, su padre el más grande guerrero que Corea haya podido tener fue derrotado casi con una mano a la cintura mientras la cabeza de su progenitor rodaba cual maldición ante los pies de los chiquillos sollozantes y asombrados.

El pánico y miedo inundaron el ambiente, el aire sofocante, asfixiante e intolerable a los pulmones de los infantes bastaban para hacerles soltar fluido de su nariz sin precisión.

—¿Qué sucede Dipper? —Preguntó la niña de ambos gemelos señalando con esa pregunta todo el genocidio que vivían frente a sus ojos.

—No... No lo sé —Ni siquiera se tomó la libertad de inquirir, su razonamiento no iba más allá del diagnóstico de "Personas malas".

—¿Mamá y papá están bien? —Insistió la niña haciendo que por inercia, él volteara a ver la cabeza cercenada de su padre en el suelo, sintiendo espasmos en su estómago que lo hicieron seguir una serie de arcadas hasta que finalmente regurgitó lo poco y nada que traía de alimento. —Dipp, tranquilo —Susurró dando suaves caricias sobre su espalda, evitando ver lo que su pobre hermano vio."

Con fuerza, agitado y lleno de cólera abrió sus ojos respirando de forma irregular mientras se llevaba la mano al pecho necesitado de oxígeno, sudor frío descendía su frente y sus pupilas, anteriormente dilatadas, iban regulándose con la poca luz que entró por las cortinas. Las velas que alrededor de su ritual había situado se apagaron por completo y de nuevo su intento de contacto falló.

—¿Qué fue eso? —Se preguntó a sí mismo levantándose buscando un espíritu que no se encontraba ahí.

—¡Niño! ¡Deja la brujería y sal a barrer el templo! —Gritó su tío haciéndole pegar brinco desde el suelo hasta quedar parado aún desorientado de lo que fuese aquello.

—¡Ya he barrido! —Gritó fastidiado saliendo a un trote ligero de aquel apartado donde solía estar la mayor parte del tiempo.

Una sombra alta y alargada se precipitó sobre el suelo de la habitación, caminando parsimonioso rozando a su siniestro.

Peek a Boo, Sonamu. —Canturreó.

Sonamu (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora