estábamos dentro.
avanzábamos por la estrañas de la fortaleza,una enmarañada red de tuneles y tuberias,conectados por boquetes.ahora mismo andabamos por un desagÜe circular con un agua barrosa que nos llegaba hasta el pecho,cada paso parecían cien,y los brazos nos ardían de llevar los rifles en alto para que no se mojasen.teníamos algunas barras de luz artificial,pero como no sabiamos cuanto tiempo podriamos usarlas,redujimos su uso al minimo,usando una por cada 2.
salimos del hediodo tubo por una rejilla superior,para encontrarnos justo detras de un grupo pequeño de orkos que andaba trnaquilamente,haciendo eses,reí para mis adentros,los orkos son la unica raza capaz de emborracharse de su ceveza de hongos en medio de un asedio.les indiqué a los hombre que ya habían salido del tunel,que se armasen con los cuchillos de combate,desenfundé los mios de la espalda(el mió y el de Athi) y salimos corriendo,callados y rapidos hacia los orkos,los cuales para cuando oyeron nuestros pasos y el repicar de nuestras armaduras tras ellos,era demasiado tarde.les matamos sin un solo grito,ni un sonido,ni un disparo.proseguimos hacia nuestro objetivo, el nerviosismo iva en aumento por los resonantes pasillos de la fortaleza, al igual que los orkos.a medida que nos acercabamos a la torre sudoeste,nuestro objetivo para volar el cañón, cada vez había mas xenos, todas las veces que podíamos evitabamos el combate, pues un rastro de cuerpos sangrantes no es muy bueno para el sigilo necesario para nuestra mision.
de vez en cuando oíamos un fuerte martillazo que sacudía la fortaleza y la montaña entera,era el cañón orbital.de las oscuras paredes salia polvo de las juntas metalicas,y sudor de miedo de nosotros cada vez que eso pasaba.
al fin,tras lo que parecíeron dias de avanzr agachados en la oscuridad,llegamos.una compuerta rota de metal que daba acceso a un pequeño puente que conectaba la fortaleza principal a la torre del caón,ubicada en una columna de piedra natural.
-muchahcos,tenemos la puerta abierta,ya sabeis lo que hay que hacer-corrimos cruzando el puente,y para cuando los orkos de las almenas de la torre quisieron darse cuenta,caían a plomo con el pecho atravesado y humeante por nuestras descargas laser.
en marcha.subiamos a toda prisa y en formación defensiva por la escalera de caracol,con gargolas de aguilas imperiales flanqueandonos,observé que algunas habian sido golpeadas hasta borrarle los rasgos.un ruido mas arriba me sacó de mis ensoñaciones.
-¡en formación defensiva cabrones!¡muro en dos escalas!-les grite a mis hombres,los orkos no me lo van a poner facil,maldita sea...
los soldados formaron en orden,como pudieron entre los escombros y los escalones.la pared exterior estaba abierta unos metros mas adelante,habia luz para apuntar a los orkos,y con un poco de suerte uno o dos se caerían por el boquete (jeje).
la curva de la escalera era muy cerrada,no habría tiempo para muchos disparos,saqué mis dos cuchillos de combate( me acordé de Athi) y ví sorprendido como una marea verde,(mas de los que creí que caberían por la escalera) nos inundaba desde arriba,y todo se convirtió en un caos de cuerpos y fogonazos laser.
los orkos parecían aun mas grandes vivniendo desde una posicion mas elevada,y bajaban brincando y cabrioleando como locos,les contuvimos con fiereza, y uno de ellos saltó por encima de la estrecha fila de guardias imperiales,pasando por encima de mí.me giré para enfrentarle,y en cuanto se levanto en los escalones.me subí a su espalda,rodee su cuello con mi brazo y le clavé hasta el mango uno de los cuchillos de combate.el piel verde murió al instante.
me giré para plantar cara a los otros orkos,que parecían mermar rapidamente,le arrojé mis dos armas simultaneamente a uno,viendo como se le clavavan en el pacho y un ojo,a pesar de eso, el orko siguió combatiendo, pero ya se encargaria alguien de el,saqué mi rifle y me dispuse a disparar a todo lo que fuese verde y gritase.
matamos a todos y cada uno de los orkos,dejamos a los heridos y proseguimos,la cima de la torre estaba proxima.ya veíamos el porton gotico al frente,y un hervidero de pieles verdes en el atico de la torre,revoloteando al rededor del cañon antiaereo,eran muchos.
demasiados.
pero no para nosotros