Sorpresas que matan

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Para ser honestos, mi vida no estaba tan mal a pesar de la noticia de Kyouya, no me sentía de la misma forma que me sentía cuando él me había dejado pero tampoco de la misma forma que me sentía cuando estaba con él. Era una situación bastante neutra en mi caso pero no podía negar que lentamente empezaba a ver a Kyouya en todas partes…hasta el punto en el que creí que me estaba volviendo loco.

Caminaba por la calle con Charlotte, escuchando su vida de mierda a lado de aquél hombre, me sentía bastante mal por ella y por eso decidía que sería bueno escuchar de vez en cuando sus problemas para que hiciera nada estúpido. Le había sugerido varias veces que se fuera de su lado, pero se negaba a hacerlo, por lo menos hasta que Kyouya no apareciera ella se quedaría con aquel chico. Estaba metido en mis pensamientos, viendo a todos los lados como un imbécil, intentando identificar a cada persona…

Cabello negro…me alejé sólo unos centímetros de Charlotte, viendo entre la multitud ese cabello negro…estaba seguro que era Kyouya, quería creer que lo era…decidí alejarme otro poco de ella tan seguro de que no era otra alucinación, empecé a caminar, después trotar hasta de repente empezar a correr hacia él. Empujando todo lo que se atravesaba, mantuve mi mirada fija en esa cabellera, sentía que me acercaba cada vez más, a punto de tocar esa camisa color lavanda frío. Sentí que me jalaban y su cabello dejó de estar en el radio de mi vista, sacudí la cabeza.

Charlotte sostenía mi camisa con fuerza, con lágrimas en los ojos, la multitud me miraba y me sentí como una presa. Sus miradas atravesaban mi alma, y sentí por un momento que ellos podían ver todo lo que pensaba, lo que sentía y lo que quería. Me asusté, las piernas me temblaban, solté un grito desgarrador y me derrumbe en el suelo, me ataqué a llorar ahí, frente a todos, mientras que lentamente la risa que venía desde un lugar desconocido de mi ser entraba en acción hasta el punto en el que parecí alguien demente…necesitaba a Kyouya más que a nadie…

Psicosis, o era eso lo que el médico decía que yo padecía…me aterraba la idea de tener que entrar a un manicomio o algo por el estilo…Mi padre escuchaba atentamente a las indicaciones del médico mientras que yo estaba acostado en la cama del hospital, como un idiota esperando poder irme. Sabía que no iba a ser posible cuando vi a mi padre entrar con una cara larga.

-Hola…Tamaki. – Se paró a mi lado y me sonrió. – Espero que entiendas que vas a tener que quedarte aquí por unas semanas…ya sabes, tu condición no es la mejor como para dejarte irte a casa ya que puedes…hacerte daño o empeorar. – Lo miré fijamente. – Lo que sí quiero saber es por qué pasó eso… ¿Por qué no me dijiste que te sentías mal?

-Fue sólo una vez papá…no le di importancia por eso…

-¿Tener alucinaciones no es grave? ¿Entiendes lo que pasó, Tamaki? Una psicosis no es un juego de niños…algo debió provocar eso y créeme que lo averiguaré porque no quiero que eso mismo te vuelva a hacer daño.

-Lo siento…no es necesario, ya estoy mejor, tomaré el tratamiento y prometo que mejoraré.

-¿Intentas ocultarme algo? – Tenía la verdad en la punta de la lengua, lo seguía mirando, mi rostro se puso rojo y las lágrimas empezaron a salir sin permiso. – Tamaki Suoh, dime lo que está pasando.

-No…no quiero… - Las lágrimas seguían saliendo y cada vez empeoraban. Negaba con la cabeza, no quería contarle algo que de seguro iba a hacer que me viese con asco. Es que no era contarle que me ponía mal que Kyouya desapareciese, sino que era contarle por qué me afectaba tanto

 -Te exijo que me digas ahora… - Intenté limpiar mis lágrimas rápidamente y entre abrí mi boca. Iba a decirle todo lo que tenía adentro.

-Haruhi, lo de Haruhi…me tiene demasiado mal... – Hizo una mueca.

Desastres CaóticosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora