Primer desastre: 2

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Sentir la mirada penetrante de Kyouya en tu nuca nunca fue la mejor sensación, no se podía presumir de aquello siquiera...tal vez sólo por el simple hecho de que era el Rey de las Sombras...el jodido Kyouya Ootori, que sin piedad alguna podía desgarrarte las entrañas con su mirada profunda...lo cual sus ojos grises remataba.

-Tamaki, no esperarás que nos divirtamos hoy en tu habitación...te recuerdo que has decidido hacerte conmigo en un trabajo...no podemos perder tiempo.

-¿¡Espera, qué!? ¡Yo no recuerdo ningún trabajo! - De verdad tendría que parar, nunca sabías si él realmente te estaba tomando del pelo o te estaba diciendo la verdad, su mirada fría, calculadora y que no demostraba NADA siempre terminaba engañándote. -Okay, tal vez si lo recuerdo pero...no quiero hacerlo todavía, Kyouya.

-Suena igual de mal en ambos sentidos, por lo menos haremos un poco de investigación, los pájaros no son mi tema, tampoco el tuyo, deberíamos leer un poco sobre el tema y ya está, podremos hacer lo que tú quieras. - Tomó la delantera y pasó a mi lado, su perfume masculino había llegado a mi nariz de una manera absurda.

-¿Qué perfume usas? - Se volvió hacia mí y arqueo su ceja derecha.

-No te diré...suena demasiado raro. - Puse mis ojos en blanco y ahora fui yo el que tomó la delantera pasando por su lado ahora, no porque quisiera simplemente llegar primero, de alguna forma quería que sintiera mi fragancia, bastante estúpido pero de cualquier manera sentía una extraña necesidad de hacer que tuviera una jodida erección, y de nuevo...bastante estúpido.

-Lo repito, eres demasiado molesto algunas veces. - Sentí que soltaba una risa floja y negaba con la cabeza.

Caminé apresurado hacia la habitación, entré y después Kyouya entró, cerró la puerta y puso el pestillo.

-¿Qué haces? - Le pregunté mirándolo seriamente mientras me sentaba en la cama.

-Lo siento, no me gusta que me interrumpan mientras estudio...y sabes que estudiar por la mañana no es una opción muy agradable ni para mí, ni para los que viven conmigo.

-Pagaría por verte una mañana estudiando, Kyouya, si tuvieses que estudiar necesariamente en la mañana y al lado tuyo hubiese una mujer acariciándote para quedarte con ella en la mañana... ¿Qué harías? - Lo miré con los ojos entrecerrados intentando descifrar lo que estaba pensando...nada.

-Presión baja...no creo que soportaría estar en la misma habitación sin estresarme...muy posiblemente le gritaría. - Negó con la cabeza de nuevo e inevitablemente se formó una sonrisa en mi boca. -Tengo una pregunta para ti... ¿Por qué has decidido interrogarme? Pensé que como mi mejor amigo sabías todo de mí.

-Para que veas, no sé casi nada de ti, es más, he intentado descubrir qué pasa dentro de tu jodida cabeza, pero no, siempre sale Kyouya serio intentando evadir que sepa lo que piensa, pero sabes, he decidido que ya no interesa, estoy acostumbrado a que ocultes todo. - Se sentó a mi lado y le dio palmaditas a mi espalda.

-No tienes idea de todo lo que sabes de mí...si no supieses nada, en realidad no habrías deducido eso por tu cuenta...eres tan torpe, Tamaki. - Sus ojos se abrieron como platos, no entendía qué estaba pasando, la puerta estaba con pestillo, nadie que lo asustase hubiese podido entrar. - Ta...ta-ma...Tamaki...tu mano. - Su mirada seguía perdida y sorprendida, baje mi vista hacia mis manos y la misma sorpresa me atacó.

Mi mano estaba sobre su entre pierna, podía sentir el bulto que amenazaba con salir de aquella prisión, Kyouya estaba duro y no sabía por qué...de cualquier forma aquello me prendía, tal vez era porque ver al duro y frío Kyouya en una situación en la que era vulnerable me hacía sentir excitado...tiene mucho morbo.

-Lo...lo siento. - Dije quitando mi mano inmediatamente, un rubor se asomó por mis mejillas y por las de Kyouya, sentía que el rostro me ardía de una forma intensa.

-Creo que debería irme ya...mi padre debe estar preocupado. - Él esperaba que creyera que su padre estaba preocupado por él, claramente no tenía en cuenta que yo sabía todo sobre la relación que mantenía con su padre.

-Pero, el proyecto, dijiste que deberíamos investigar... - Le intenté sacar conversación...no, intentaba tener una excusa para que se quedara conmigo. Extrañamente lo quería tener a mi lado, unos celos inconscientes porque tal vez Haruhi dominaba el corazón de Kyouya me invadieron.

-Cada uno investigará por su lado, Tamaki. Después reuniremos la información y ya. De verdad Tamaki, creo que lo harás bien, no me necesitas. - Puse los ojos en blanco. Me levante y abrí la puerta.

-Eso es lo que tú crees.

-Espera ¿De qué hablas, Tamaki? - Dijo dejando su maleta a medio levantar.

-Nada, simplemente vete, lo has dicho, no te necesito, lárgate. - Dije mientras sostenía la puerta.

-Tamaki...no quería...

-¡Cállate! En serio, vete...no quiero verte ahora. - Su dedo recolocó las gafas que lo hacían verse tan masculino.

-Está bien, que tengas una buena tarde.

-Aha... - Al verlo salir y escucharlo despedirse de las mucamas cerré la puerta de un golpe.

Me sentía dolido, en cierta forma no había sido mi culpa, me había disculpado y más sin embargo...había mentido para irse. Me tiré en la cama y enterré mi rostro en la almohada. Una de las mucamas se había acercado a la puerta, unos leves golpes me sacaron del trance en el que estaba.

-Señor Suou... ¿Se encuentra bien? El señor Ootori salió nervioso...espero que no haya pasado nada.

-Estoy bien...no te preocupes, tiene un examen mañana. -Mentiroso. -Eso es todo...

-Muy bien ¿Desea algo de comer?

-No...estoy bien, de verdad. - Apretaba tan fuerte la almohada, mis nudillos estaban blancos de la presión a la que los sometía. -Dios, Kyouya...te detesto tanto. - Susurré para mis adentros

Desastres CaóticosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora