El orden del caos 「Zosan - One Piece」

「c i n c o 」

The Script - Hall of fame

La afición del columpio.

Kuina⭐

Llegue del entrenamiento con la sangre encendida. Maldito Agatogi. Por su culpa el profesor me había pillado haciendo el tonto con las espadas y me había mandado hacer cincuenta sentadillas.

Bueno, pensé, tumbándome en la cama, por lo menos no me han prohibido la entrada durante una semana como le hicieron a Killer por agredir a Hawkins con la espada como si fuese un bate de béisbol.

Después de cenar subí a mi cuarto, me puse el pijama y leí. Papa y mama habían vuelto de su viaje de negocios y la situación se sostenía con alfileres. Intente hablar con Zoro del tema, pero lo esquivaba por completo.

Bajé a por un vaso de agua. Mamá y papá estaban sentados en el salón con la puerta abierta.

-¿Qué vamos a hacer con ella? -dijo mamá, y me quedé inmóvil en el pasillo. Sólo había una «ella» de la que solían hablar, y era yo-Zoro se abrirá camino en el mundo del deporte, pero ¿y ella? Solo hace que jugar con espadas.

Quise gritar: «¡Estamos entrenando muy duro para la próxima competición en Londres!». Pero me clave las uñas en las palmas de mi mano.

-Yo no veo ningún mal en ello -comentó papá. Menos mal, ¡gracias!

-Anda todo el día por ahí con su espada. Ha dejado siete en el boletín de notas.-aseguró mamá.

"No solo los chicos saben usar las espadas. Tashigui y Aphelandra son muy buenas-pensé-Y a esta edad es normal suspender unas cuantas asignaturas."

-Estoy seguro de que se pondrá al día -afirmó papá.

-Cielo, ya es una mujer.

Entonces mi padre guardó silencio. Y ese silencio, el de su larga pausa mientras digería la información, llenó el pasillo y mi corazón y alma con tal presión invasora que no me dejó respirar. ¿Pero, que tenia de malo? ¿Acaso no es bueno ser diferente? ¿Ahora que haría, si ya había conseguido que Zoro lo abandonase y se decantase por el béisbol? ¿Me esperaría el mismo futuro que a él, solo que siendo bailarina o animadora?

-Tiene que pasar menos tiempo con su entrenador y mas con la profesora particular. Ya le he dicho que supervisaré sus labores de cocina y de punto. Tendremos que hacer clases.

¡NO! Troté escaleras arriba. Me tropecé con Zoro, que él bajaba. Me miro con preocupación, pero yo solo le aparte de un empujón y me encerré en mi habitación como un vendaval, dando un portazo.

Ojala, hermanito, te des cuenta de que en realidad no eres feliz con lo que haces. Mi último pensamiento, antes de caer en un sueño agitado, fue para el entrenador. Si nunca hubiese hecho el tonto con las espadas...

Sanji ☁

En contra de mi voluntad, había alcanzado la etapa en la que un adolescente comienza a formar parte del negocio familiar. En mi caso era el restaurante del viejo. Aprendería a cocinar con mi nueva compañera, Baby 5.

-No hay necesidad de poner esa cara -señaló la pelinegra-. Sólo es una clase de cocina.

Sobre la mesa había la tabla de mármol, el tarro de azúcar, un rodillo, un cuenco grande de manzanas verdes y un limón amarillo brillante.