「t r e s」

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Lana Del Rey - Video Games

Domingo tarde.

Zoro ☀

-Ala, cuidado con el cristal, Zoro.

-Cállate.

Recojo el mando de la Play y lo lanzó al sofá, sin intención de darle en la cabeza a Kuina con él, aunque si le da, tampoco pasa nada.

-¿Otra partida?

-Paso.

-¿Cómo que pasas? -recoge las piernas que tenia extendidas y las cruza. -¿Te has picado?

-No. -miento.

Kuina se encoge de hombros con una sonrisa en su rostro.

-En fin, no importa. ¿Un paseo?

Miró el cielo. Esta azul, sin ninguna mancha blanca en él.

-Solo si no me llevas a un acantilado. -digo poniéndome mi chaqueta vaquera.

Ella me imita y se pone su chupa de cuerno negra con la rosa de su novio atada a un ojal.

-Yo nunca te haría daño, hermanito.

-No soy tu hermano.

La sonrisa le crece cada vez más.

-Haz un esfuerzo, hermanito, por tu madre, y yo lo haré por mi padre.

Llegamos al acantilado.

-Asómate. -me dice, y su sonrisa es tan sincera, a pesar de sus travesuras, que la creo.

Me asomo por diez segundos al borde precipicio mientras Kuina me guarda las espaldas.
Kuina camina dos centímetros delante de mí. ¿Por qué tanta rivalidad? ¿Por qué siempre gana ella? Hace todo una carrera, una competición.

-¿Un duelo? -me dice señalando la espada.

-No.

-¿Por qué no?

Sale corriendo y yo, por inercia, lo hago también.

Deja de correr, pero no me espera. Cuando la alcanzo, estamos en lo alto de la montaña.

Solo teníamos quince y dieciséis años cuando nuestros padres se conocieron. Durante ese periodo, le deje el coche sin frenos y ella puso cianuro en mi vaso de agua.

Ya está oscureciendo. La rosa de su novio sigue en el ojal, cada vez con menos pétalos. Aún queda el camino de vuelta, y un mal presentimiento me dice que vamos a discutir.

-¿Volvemos?

-Espera, quieto, no te muevas.

Se lleva la mano detrás del jersey y saca su espada. No es la suya.

-¿De dónde la has sacado?

Sonríe con suficiencia.

-La he robado.

Suspiro.

-Estas en un perfecto ángulo para morir. -dice apuntándome con la espada.

No tengo otra opción. Saco mis dos espadas y me abalanzó contra ella de un rápido movimiento. Los detiene.

-Sabia que ibas a acabar cediendo, hermanito.

-¡Qué inmoral! -gruño. -Y qué sabrás tu de los ángulos si llevas suspendiendo matemáticas desde primaria.

El orden del caos 「Zosan - One Piece」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora