Encuentros Extraños... (Cap. IV)

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Me desperté algo desorientada observando la habitación donde me encontraba, tenía puesta en mi cara una simple máscara de oxígeno, me la quite mientras intentaba sentarme en la camilla suponiendo que me encontraba en una especie de hospital. La puerta se abrió dejando ver a un señor mayor de bata blanca acompañado de una chica, deduje que era una enfermera, el doctor me miro y se acercó a mí.

-Señorita... Sawyer no?- pregunto examinando aquí y allá con la enfermera -¿se siente bien? ¿Siente dolor aquí?- toco en la parte trasera de mi cabeza haciéndome sentir un poco de dolor, simplemente asentí alejándome un poco de su mano -ya veo, tómese esto- saco una pequeña caja de pastillas de su bata dándosela a la enfermera, esta las tomo y saco dos pastillas y llenando un vaso de agua para finalmente entregármelo. Las tome -Ahora descanse por favor.

Me recosté en la camilla observando como el doctor y la enfermera salían de la habitación, volví a detallar un poco más la habitación hasta sentir como poco a poco me dormía.

Me desperté y todo estaba ocurro, solo podía ver un poco gracias a una pequeña lamparita al lado de mi camilla, aun seguía en la habitación del hospital, me senté en la camilla frotándome los ojos para quitarme un poco el sueño hasta que escucho alguien reír en la habitación, cosa que hizo ponerme los pelos de punta.

-¿Qui..Quien anda ahí?- pregunte con timidez.

-Yo.. Soy.. Tu..- dijo en una especie de susurro escalofriante acercándose lentamente a la luz. Era la misma "Yo" que apareció detrás de mi aquella vez. -¿Decidiste despertar... Angel? O.. ¿aún no lo haces?- vi como inclinaba la cabeza haciendo que me vuelva a dar escalofríos.

-¿An..angel? ¿Qué quieres de..decir con.. Despertar?- tenia tantas preguntas que necesitaba respuestas de inmediato.

-¿Tus amigos no te han dicho nada?- pregunto sentándose en la camilla.

-No..- respondí mirándola a los ojos los cuales no tenían brillo, no tenían vida -¿Qué deberían decirme?

-Dejare que ellos te lo digan- Miro hacia la puerta y esta se abrió dejando ver a Rubén y a Samuel un tanto preocupados.

-¡ALEJATE DE ELLA!- Grito Samuel sacando de su bolsillo una especie de piedra blanca la cual irradiaba luz cegándome por completo, todo quedo en blanco lo único que pude escuchar fue un grito desgarrador hasta que a los segundo la luz desapareció.

-¿Te sientes bien? ¿Te hizo algo?- pregunto Rubén sentándose a mi lado acariciándome el rostro mientras que Samuel se asomaba por la ventana como si buscara algo o alguien.

-Estoy bien... No me hizo nada... ¿Co..como llegaron tan rápido? ¿Quién era ella?- Los mire confundida, no entendía nada, se suponía que ellos estaban en casa y que mi otra "Yo" solo la podía ver yo ¿no?

-Te explicaremos luego, tenemos que irnos Rubén- Samuel se acercó sacando una pequeña bolsa la cual tenía una especie de polvo rojo.

-No, esperen por favor no se va...- No termine de hablar ya que fui interrumpida por Samuel que soplo aquel polvo en mi cara haciéndome sentir mareada, volví a sentir pesadez en mis parpados hasta que darme dormida en un sueño profundo.

Desperté algo desorientada observando el lugar donde me encontraba y recordé que estaba en un hospital, me senté como pude para poder ir al baño, camine con un poco de dificultad hasta que por fin llegue al baño lavándome la cara, me mire en el espejo pensando en lo de anoche ya que no sabía si lo que paso fue un sueño o no –Estas perdiendo la cabeza Kate...- dije negando la cabeza volviendo a mojarme la cara. Salí del baño buscando algo de agua pero la jarra estaba vacía, me volví acostar en la camilla mirando la ventana, el cielo estaba como me gusta, gris. Escuche la puerta abrirse y de esta salió el mismo doctor de ayer.

O Sobrevives... O Mueres...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora