1 - El portal

486 37 6
                                    

Otro día lluvioso en Hogwarts. En una de las habitaciones de la casa Slytherin se despertaba, con un humor de los mil demonios, Theodore Nott. Aquellos días no habían sido fáciles para él, pues la lluvia retenía a todos dentro del castillo y aunque este era realmente enorme, a Theo se le estaba haciendo cada vez más difícil escaparse de sus amigos y de la cargosa de Daphne, para poder encontrarse con aquella ravenclaw hermosa que con su simple mirada podía hacerlo sonreír, cosa que era casi un milagro, pues si preguntabas a cualquiera en aquel castillo podías contar con los dedos de una mano a todos los que alguna vez vieron al pelinegro sonreír.

El interés de Theo por Luna comenzó por simple curiosidad, pues le resultaba realmente extraño que alguien responda siempre con una sonrisa a cualquier tipo de provocación. Él sabía más que bien como la trataban sus compañeros, pero sin importar lo que le hiciera, parecía que nada afectaba el humor de aquella chica, eso fue lo que despertó la curiosidad del pelinegro, y casi sin darse cuenta se encontró siguiendo a sol y sombra a aquella rubia. Llegó a conocerla de tal forma que con solo mirarla a los ojos podía saber si en verdad estaba bien o no. Así descubrió que lo que sus compañeros le decían en verdad le dolía y él simplemente no podía soportar que esa chica sufriera, entonces el deseo de tomar venganza en su nombre comenzó a invadirlo y desde entonces a todo aquel que le hacía o decía algo malo a la rubia, terminaba pasándole algo desagradable.

Una mañana dos slytherin derramaron "descuidado" una cubeta llena de baba y fluidos de babosa gigante, sobre la rubia que solo caminaba hacia una de sus clases. Justo en ese momento Theo iba junto a Draco y Blaise por el mismo pasillo, sus dos amigos se rieron pero Theo sintió como rápidamente la furia lo invadía y fue aun peor cuando miró aquellos ojos grises que lentamente se llenaban de lágrimas. Luna solo dio media vuelta y se alejó lo más rápido que pudo de aquel lugar. Esa misma tarde cuando la mayoría de los alumnos se dirigían al gran comedor, todos se encontraron con aquellos dos slytherin colgando semidesnudos de dos de las estatuas que adornaban las altas paredes de aquel pasillo. Todos se rieron un rato de ellos y luego siguieron su camino. Theo pasó por allí como si nada con una pequeña mueca en su rostro, cuando sintió que alguien lo sujetaba del brazo, al mirar se encontró con Luna.

—¿Por qué lo hiciste? —la pregunta fue concisa y esos ojos mostraban claramente esa determinación que la rubia solía tener y si había aprendido algo de ella después de observarla por tanto tiempo era que no se detenía cuando sus ojos mostraban esa determinación.

—Porque tu no harías nada y... ¿si hoy te hicieron eso que será la próxima vez?

—¿Por qué reaccionas cada vez que me hacen algo?

—Ya lo dije —respondió en un tono cortante, pero algo le decía que con esa respuesta no detendría a la rubia.

—Theodore Nott esa no es una respuesta —agregó Luna con una sonrisa que rápidamente se contagió en el pelinegro. Sonrisa que como siempre movió todo en el interior de Theo.

—¿Quieres la verdad? Bien... me molesta, me molesta mucho ver tus ojos llenos de tristeza, quiero verte sonreír y si solo sonrieras para mí sería mucho mejor —respondió el pelinegro sin despegar sus ojos azul eléctrico de la rubia, quien rápidamente comenzó a tomar un tono rosado en su rostro.

Desde aquel día su relación con Luna cambio por completo, paso de solo observarla a la distancia a tener una relación. Comenzaron a verse más seguido y salir, aunque siempre cuidándose de que nadie se entere, mayormente por decisión de Theo, en realidad él no quería complicar la vida de la rubia.

Con el tiempo Luna se convirtió en la persona más importante para Theo y en este momento le molestaba sobre manera no poder encontrarse con su amada rubia, y eso llevaba su mal humor a niveles insospechados. Esa mañana cuando se levantó noto como todos sus compañeros simplemente se apartaban de su camino, sabía que debía estar despidiendo un aura asesina, pero si eso le daba la oportunidad de estar solo y poder escaparse para ver a su rubia, le daba igual lucir como un maniático.

Mientras caminaba hacia el gran comedor noto el extraño comportamiento de algunos de sus compañeros de casa y pronto comenzó a escuchar los gritos. Otra vez discutían valla uno a saber por qué. A unos cuantos metros delante de él pudo ver a aquella rubia que lo enloquecía, caminaba completamente distraída, como de costumbre y él simplemente decidió deleitarse viendo el movimiento de aquel cuerpo al caminar, pero nuevamente la discusión de sus compañeros, más adelante llamó su atención y pronto se encontró en estado de alerta al ver que las varitas se levantaban.

Rápidamente se desato una guerra de hechizos entre aquellos seis slytherin. El resto de los estudiantes que iban por allí se tiraron al piso en un intento de protegerse de la lluvia de hechizos, todos excepto Luna que parecía no haber notado lo que sucedía a unos pocos metros de ella.

—Lovegood —gritó Theo en un intento por traerla a la realidad, justo en el momento en que cuatro hechizos chocaban a unos pocos metros de la rubia.

Luna miró a su alrededor y finalmente sus ojos se centraron en aquel vórtice de luz que había aparecido frente a ella a no más de unos 15 pasos, los bordes eran de un azul eléctrico y el interior era un remolino de colores que no dejaba de moverse. Dentro de ese remolino pudo distinguir unos ojos rojos que la miraban. Aquella mirada la llenó de temor e instintivamente intento retroceder, pero en ese momento lo que parecía un tentáculo violeta salió del vórtice, se enredó en sus piernas y comenzó a tirar de ella hacia el vórtice. La muchacha comenzó a forcejear e intentó agarrar su varita, que en ese momento sujetaba su cabello, pero cuando la rozo con sus dedos el tentáculo jalo de ella con más fuerza haciéndola caer al piso y en ese instante escuchó como su varita golpeaba en el piso. Theo comenzó a moverse rápidamente hacia ella en cuanto la vio forcejear con el aire y se apuró aún más cuando la vio caer al piso.

—Luna —gritó Theo mientras corría y levantaba la varita de la rubia. Sus ojos se encontraron y el pelinegro se estiró lo más que pudo hasta que consiguió atrapar el brazo derecho de la rubia.

—THEO —gritó Luna mientras sus manos se aferraban al brazo del pelinegro—. Lánzale un hechizo.

—Es un vórtice mágico es peligroso puede estallar.

—Theo a la cosa que tira de mí —el mago volvió a observar hacia el vórtice, sin dejar de sujetar y forcejear para retener a la rubia.

—No hay nada tirando de ti —sus ojos le decían que no había nada allí, pero su mente se debatía entre lo que veía y el hecho de que Luna jamás le mentía.

—Sí hay, dispara al centro —Theo no dudo de las palabras de la rubia y rápidamente lanzó un crucio y al instante otro, pero aquella extraña fuerza siguió tirando de ambos hasta meterlos en aquel portal, el cual tardo solo unos instantes en cerrarse ante la atónita mirada de los presentes.

Theo sintió como todo giraba a su alrededor, le era imposible fijar la vista y noto como, lo que fuera que había atrapado a Luna comenzaba a tirar de ella con más fuerza. El Slytherin apretó aún más su agarre. El ruido a su alrededor era cada vez mayor, le pareció escuchar la voz de Luna, pero no podía descifrar que le estaba diciendo. Se sentía cada vez más mareado y repentinamente perdió el conocimiento.

Theo sintió frío y abrió los ojos. Estaba sobre los fríos, húmedos y duros adoquines de un callejón, la luz era muy debil, pero le permitió saber que estaba solo allí y al mirar sus manos se encontró con dos varitas y la manga de una camisa. Entonces lo supo, había perdido a Luna.

Rápidamente se puso de pie y comenzó a moverse como si el mismísimo señor tenebroso estuviera tras él. Aquellas calles eran húmedas y retorcidas, las farolas apenas si iluminaban. Lucía como Londres, pero no el Londres que él conocía. Noto los carruajes tirados por caballos y confirmo que ya no estaba en el tiempo que debía.

Por primera vez en mucho tiempo los nervios y la preocupación se apoderaron de Theo.

«Bien, solo tranquilízate. Luna tiene que estar aquí. Averigua donde y en qué año estas y busca a alguien que pueda ayudarte. Sobreviviste a tu padre podrás hacer lo que sea, más si es por ella.» Se dijo a sí mismo, pues en verdad si había algo que Theodore Nott sabía hacer eso era sobrevivir. «Bien piensa ¿A dónde puedo ir? No puedo aparecer en Hogwarts ¿Qué hay lo suficientemente antiguo donde me pueda aparecer?». 


Blood MagicDonde viven las historias. Descúbrelo ahora