01.

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Me quedé completamente atónita. Apenas podía parpadear y del nerviosismo se me secó la garganta. No podía creer que fuera ella y entonces supe en el lío que me había metido al volver de nuevo.

Trague saliva y entonces ocurrió lo que yo justo no quería. Me miró. Su cara fue un cuadro.

Al principio me miraba ella, pero luego se unió toda la clase y a mi me iba a dar un paro cardiaco como siguieran mirándome. Y entonces me dijo con un tono nervioso:

-¿Cómo te llamas?

Y yo obviamente no le iba a decir mi nombre porque podrían pasar dos cosas: o que se desmayara delante mía o que al decírselo podrían descubrirme. Así que intenté tranquilizarme y respondí:

-Caroline Pieterse

Lydia no desvió la vista y asintió como si nada hubiera pasado y continuó con su clase.
Cada minuto se me hacía más y más largo, quería salir de allí y no volver jamás. Sabía que no podría acostumbrarme a este pueblo por todos los recuerdos que tiene escondidos y que aparentemente parece normal, pero llega un punto en el que te va chupando tu energía y acabas por querer salir de ahí, pero para entonces habrás forjado lazos con este lugar y no podrás escapar nunca. Por eso quería irme inmediatamente antes de que no pudiera.

Entonces de repente sonó el timbre y me recogí mis cosas de la mesa y las coloqué apresuradamente en mi mochila y justo cuando iba a cruzar la puerta oí que Lydia dijo:

-¿Caroline? ¿Puedes esperarte un momento?

Yo me quedé quieta y mirando al suelo. Cuando la gente ya se había ido, me señalo con la mano para que me acercase a su mesa. Y me dijo:

-Dime como te llamas- dijo Lydia.

-Ya se lo he dicho- respondí con un tono medio nervioso- me llamo Caroline.

-No quiero tu nombre falso, quiero el verdadero, el que siempre me ha acompañado a mí y a todos los que te hemos querido- dijo Lydia aguantándose por no decirlo ella misma.

Entonces yo intenté obligar a Lydia a olvidar que yo estaba en Beacon Hills con mis poderes. Pero ella me dijo:

-Se lo que eres desde que vi tu anillo de día. Y nunca viene mal beber de vez en cuando agua con verbena- dijo Lydia a punto de llorar, porque ya sabía quién era- ¿No te parece Allison?

Entonces vi como se le caían las lágrimas a Lydia, y yo, ya no podía disimular más y lloré junto a ella mientras nos abrazabamos. Estuvimos un rato así, hasta que nos tuvimos que separar porque la hija de Lydia entró en la clase junto a una chica y un chico. Entonces bajamos al coche de Lydia para irnos a nuestras casas y Lydia me los presentó:

-Bueno comenzaremos con mi hija Aurora, y aquellos dos son gemelos y se llaman Jessica y Paul y son hijos de Scott- y me dijo en voz baja- luego te contaré todo lo que quieras saber.

Entonces me di cuenta de que los hijos de Scott no paraban de mirarme y al principio no me molestaba, pero después de un rato me seguían mirando y cuchicheando. Entonces Paul me preguntó:

-¿Cual es tu apellido?

Y pude ver como Lydia se puso nerviosa y me dijo al oído que mintiera.

Pero Paul lo había escuchado perfectamente y insistió en que le dijera la verdad. Dije:

-Mi apellido es Pieterse

-¿Y no te suena Argent?

-No - dije intentado esconder disimuladamente la verdad.

-Es que te pareces mucho a nuestra madre- respondió su hermana Jessica yendo al grano.

El coche se paró en seco y pude ver que los gemelos se bajaban y le pedí a Lydia que si podía hablar con Scott, pero Lydia me dijo que ahora no era el momento preciso y que ella intentaría decírselo para que la noticia no fuera tan impactante.

El camino a mi casa fue medio normal hasta que Aurora me preguntó:

-¿Y que criatura sobrenatural o mística eres?

-¿Y cómo sabes que lo soy? - dije

-Porque en Beacon Hills es más fácil que te encuentres un licántropo a que te encuentres un humano.

Lydia y yo nos miramos y se nos -dibujó una sonrisa.

-¿Adivinalo?- dijo Lydia sonriente.

-Necesito pistas- respondió Aurora.

-A ver, la verbena para mí es como el acónito para los lobos- dije mientras pensaba más características de mi especie.

-Son inmortales- dijo Lydia

-Necesitamos un anillo de día para poder salir por la mañana.

-Y este anillo solo los pueden hacer las brujas- añadió Lydia.

-Podemos obligar a las personas a contarnos cosas o manipularlas siempre y cuando no hayan tomado verbena antes-dije.

-¿Pero eso existe?- preguntó Aurora con cara atónita.

-Nunca envejecen

-Lo último; mueren si les clavas una estaca de madera y pueden alimentarse de cualquier comida aunque no les sirve para mejorar sus habilidades. Excepto la sangre- dijo Lydia.

-Entonces...eres...-dijo Aurora con la boca abierta.

-Así es, soy una vampira.

LA RENACIDA  ▸  ALLISON ARGENTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora