07.

443 97 2
                                    

Estoy demasiado cabreada como para hablar de esa zorra que vino a Beacon Hills y se cree que ella es la que manda. Por muy alfa que sea la muy cabrona, a mi no me manda ni aunque me ofreciera volver a ser humana.

Puede que mucha gente piense que ser una vampira tiene más ventajas que inconvenientes, pero están muy equivocados aquellos a los que les gustaría vida eterna como yo.

La inmortalidad es una maldición aunque no lo parezca, ya que por ese 'regalo' tenemos que pagar muchas debilidades como tener que salir a la luz del sol con un anillo, tener que alejarte de cualquier cosa que tenga indicios de verbena, y, la más importante; tener que controlar tus ansias por la sangre.

Diferenciamos de que ser vivo proviene la sangre que probamos, pero todos estamos de acuerdo en que la más sabrosa es la de un humano y a ser posible, cuanto más joven, mejor.

Toda esta mierda de ser una cosa sobrenatural me lo imaginaba diferente en mi cabeza humana hace tiempo. Siempre quise saber lo que sentía Scott, Lydia o Jackson en mi larga lista de personas sobrenaturales. Y ahora que lo se, preferiría que nada de esto hubiera pasado.

Después de guardar un poco de la sangre de nuestro dueño gordo y avaricioso parecido al señor cangrejo de Bob Esponja, Cynthia le dio parte de su sangre y al tragársela se le cerraron los mordiscos que le habíamos hecho para extraer nuestro alimento, le hipnotizamos:

-Señor Stackhouse -comenzó Cynthia intentando estar lo suficientemente concentrada para que todo saliera bien- Usted vino a nuestra casa para poder obtener el dinero que le prometimos darle cuando vinieramos a Beacon Hills, y como bien le dijimos ya le hemos pagado todo lo que le debíamos- dijo mientras le quitaba de su mano el cheque bancario manchado de su propia sangre ya seca.

Entonces yo intervine viendo lo que iba a hacer:

-Y usted pensará que todo ha sido un sueño y no recordará que tiene esta casa y se ira lo más rápido posible - dije mientras me reía por lo bajo y el hombre salia corriendo de nuestra casa.

-¡Qué coño acabas de hacer! -me gritó Cynthia mientras se levantaba tras haber intentado hipnotizar al dueño en cuclillas.

-Pero que pasa -dije todavía bromeando -¿No decías que a veces hay que divertirse? -pronuncié en un tono irónico.

-Estúpida niña, no tienes ni idea de la que se puede armar con lo que acabas de hacer ahora mismo -me dijo en un tono serio y yo entendí de que no estaba bromeando.

-Pero si solo le he obligado a olvidar -dije intentando disimular de que no tenía ni la más mínima idea de por qué me acusaba.

-Los vampiros podemos hipnotizar, pero si dos hipnotizan a la misma persona, esta puede ir recordando sucesos poco a poco -dijo mientras empezó a recorrer el salón de un lado a otro con cara preocupada.

-¿Pero no se puede hacer nada para arreglarlo? -dije mientras pensaba en las consecuencias y me empezaba a preocupar a mi también.

-¡No podemos hacer nada!, solo esperar y rezar para que no recuerde nada de esta noche -soltó mientras se sentaba en el sofá también lleno de sangre, pero al ser de color rojo apenas se notaba -en el caso de que hayan funcionado nuestras ordenes, solo recordará una de las dos y espero que sea la tuya porque si recuerda la mía, sabrá que no somos normales.

-En Beacon Hills hay más criaturas sobrenaturales como nosotros.

-¡Pero por lo menos intentan ocultarse! -gritó -Nosotras acabamos de desvelar lo que somos y lo que podría pasar es que tuviéramos que salir por patas de este pueblo.

-Yo te agradecería muchísimo si nos fuéramos de aquí -dije en un intento desesperado por huir de Beacon Hills y hacer como que nada hubiera pasado.

-No nos iremos -dijo mientras se paraba en seco.

-¿Pero por qué te interesa tanto Marie-Jeanne? -dije harta de ser la última en enterarme de todo.

-Eso es un tema que no te incumbe -replicó.

-No, estoy ya harta de que me...

-¡He dicho que no! -gritó Cynthia y al ver mi expresión bajó su tono de voz- Ahora nuestra prioridad es ese imbécil. Necesito saber si hoy te has comportado como una adolescente normal y corriente y no has hecho nada raro.

Iba a decir que sí, pero recordé que salté por encima de un coche en marcha, manipule a una mujer y me vieron dos tíos y por último la pelea que habíamos tenido yo y la del país de las maravillas a la que puede que alguien nos hubiera visto transformadas. No sabía si le iba a contar la verdad o iba a mentirle y mi respuesta fue muy clara:

-No, hoy no he llamado la atención -dije intentando ocultar la verdad -Hoy me he comportado como una alguien normal.

-Está bien -decía mientras daba un suspiro de tranquilidad tras mentirle -Nuestra misión si es conseguir salvar nuestro trasero de cualquiera, es vigilar a ese hombre y saber lo que hace para que no acabemos con una estaca en el corazón.

LA RENACIDA  ▸  ALLISON ARGENTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora