¿No pensaríais que la historia acababa así? Ni mucho menos.
Son cenizas, cenizas movidas por el viento. Cenizas que aterrizaron en un pequeño parque. Cenizas que sirvieron de abono para un árbol que aún era semilla.
Así de listo es el destino; cruel, pero inteligente.
Aquel árbol creció y maduró. Se convirtió en un bello sauce llorón (lágrimas de madera, supongo).
Bajo su sombra un anciano Leo escribió mil y una obras que sus artriticos dedos interpretarían más adelante. Hasta el lecho de su muerte, este señor insistió en vivir para hacer sonreír a los niños que veían sus obras. "El show tiene que continuar" era una idea que Marion y él compartían.
Bajo su sombra un joven ingeniero diseñó coches, autobuses, motos... todo vehículo que pudiera imaginar. El joven también pensaba a veces en el coche de madera que diseñó de pequeño; el que le inspiró para tomar esa carrera pero que tiró sin miramientos de adolescente, al no recordar su verdadero valor. Aquel joven se llamaba José Pintado.
Bajo su sombra una mujer, de 25 años como mucho, encontró un cachorro de perro callejero de pelaje marrón claro y ojos brillantes que la enterneció. El cachorro al que llamó Bri, como su caballo de la infancia. Un cachorro que se escapó a otra casa e hizo que dos hermanas retomaran el contacto después de tanto tiempo sin dirigirse la palabra. Las hermanas eran (a estas alturas estará más que adivinado) Marta y Cloe Aguirre.
Bajo su sombra la joven Adela dibujaba, pintaba y moldeaba. Aún sin dinero para costearse los estudios de Bellas Artes, la joven no estaba dispuesta a rendirse. Su madre le había repetido una y otra vez que si cambiaba de carrera se la pagaría ella, pero Adela no daba su brazo a torcer; no iba a renunciar a sus sueños, de ninguna manera. Se lo debía a Elías y a las demás manualidades que su madre había condenado a la basura durante todos esos años.
Bajo la sombra de aquel sauce historias, vidas, pasaron y se fueron; siempre bajo la atenta mirada de los cuatro juguetes. Efectivamente, Marion, Carl, Bri y Elías contemplaron todas y cada una de esas historias.
Aquel sauce nunca fue talado. Se convirtió en el refugio de los soñadores.
Mi pregunta es: ¿dónde puedo encontrarlo y soñar junto a nuestros "amigos de madera"?
¡Hola! Estoy de excursión, en el autobús sin hacer nada, y me aburro. He pensado, "¿y por qué no?" y me he puesto a escribir esta historia corta. Aunque, siendo sinceros, la idea tiene edad; surgió gracias a un proyecto escolar, lo que pasa es que la tenía relegada a tercer plano hasta ahora.
Espero que "Lágrimas de madera" os haya gustado,
Mireia
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LÁGRIMAS DE MADERA
Short StoryCuatro juguetes. Cuatro historias. Cuatro pasados. Un contenedor de basura y un final compartido. ¿Qué sentirías si te tiraran a la basura? Llorarías lágrimas de madera. (En honor a los juguetes olvidados y a la infancia que todos dejamos atrás algú...