Soneto VI

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Su rostro de niña se ilumina
con el calor de los mares de fuego,
el sol en su jardín las rosas regó,
el viento a los azahares insemina.
Vestal adolescente de casta fina
en los mares candentes pide ruegos,
¿Qué vuelva a su cuerpo el verter de trasiego
y que vuelva a gemir tras mi colina!
Siente el rozar en su azahar carnoso,
la mantienen presa de su olvido
en su dulce vergel azaroso.
El sol escala por su cuerpo tórrido,
acaricia su cuerpo pecoso,
embiste en su virginal cuerpo nacido.

Sonetos de la dulce penaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora