Soneto VII: La canción de la señorita

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Tres margaritas alumbran los balcones,
hierbas áureas de tímidos ilusos.
Ojos de robles añejos reclusos,
estrellas, arrancan de día rencores
de lunas, que incitan ataques teutones.
Gritos mudos, añoranzas de lutos
que hablan entre paredes zurcidas de husos.
Niñas buscan lunas de cuerpos pudores
que acaricien sus rosas vírgenes
en noches candentes de invierno desnudos
con el canto, relinche, de jóvenes
caballos. Temblores de soles mudos
que habitan del Duero las márgenes
de flores tristes que lloran de dos en dos.

Sonetos de la dulce penaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora