El lunes por la mañana, Juan llegó más temprano de lo normal al instituto, en su casa su madre había vuelto a sacar pleito con su padre por lo que lo llevó a no querer estar en esa casa un segundo más.
El instituto estaba un tanto vacío, Juan suspiró para luego respirar la tranquilidad que le daban el crujir de las hojas de los árboles de abetos, caminó lo más lento que pudo para llegar al salón, y cuando estuvo enfrente de la puerta, en la ventanilla que ésta poseía, pudo divisar a un pelinegro recostado en la pared y sentado en un pupitre, con un cigarrillo entre los labios y la mirada en el suelo.
Juan sopesó por vario rato si entrar o no, y miró la hora de su reloj de muñeca. «6:41»
Hasta que suspiró y decidió entrar.Al abrir la puerta, unos ojos grises se levantaron y se clavaron en los cafés de Juan, matizando la mañana.
"...Buenos días" habló Juan intentado no titubear, sin embargo no le dirigió mirada al pronunciar aquello, se dirigió directo a su asiento.
"Eran buenos" dijo Dominik, lo que dejó a Juan con las extremidades congeladas, y entonces le lanzó una mirada de disgusto, Dominik sonrió.
"Ahora son mejores" incluyó mientras le guiñaba el ojo.Esto hizo que las mejillas de Juan comenzaran a ruborizarse, rápidamente desvió la mirada y colocó su mochila en el pupitre, intentó vacilar un poco antes de intentar salir del salón, pero cuando se dio la vuelta chocó con un cuerpo, unos ojos grises lo miraban divertido.
"¿Qué tal tu mañana, Juancito?" le preguntó con una sonrisa muy cerca de su rostro, permitiéndole oler a Juan el olor a tabaco, aunque detestaba ese olor, comenzaba a familiarizarse con el."Normal" dijo encogiéndose de hombros, intentado ser de los más distante posible.
"¿Pensaste en algún tema durante el fin de semana?" le preguntó el mayor, Juan apartó la mirada de los orbes grises.
"Podemos hacerlo sobre los ingresos económicos de..."
"Aburridoo" agudizó Dominik trabando los ojos, luego miró a Juan con desgano. El aula comenzó a llenarse de alumnos."Pues dime una opinión tu entonces" dijo tajante.
"¿Qué te parece acerca de la mitología Romana?" propuso Dominik, Juan hizo gesto de disgusto.
"Me gusta más la griega" respondió, el bullicio comenzó a aumentar a medida más compañeros entraban.
"Pues, a mi no... es mas interesante la de los Romanos".
"Por supuesto que no, la mitología griega tiene historias como los dioses del Olimpo y sus diversas leyendas, homenajes y obras, la Romana no tiene mucha madera" Dominik enarcó una ceja y lo vio directamente, luego se le dibujó una silueta de sonrisa en la comisura de sus labios."Me gusta como se mueve tu boca cuando discutes" le dijo de repente, el menor abrió los ojos de par en par y comenzó a calentarse de orejas.
Dominik cambió radicalmente de tema.
"Vale, ya que tu quieres la una y yo otra, pese a que no tienes argumentos válidos para decir que la griega es mejor que la romana, elijamos otro tema. ¿Qué te parece sobre la NASA?, tendríamos mucho de qué hablar" propuso.
Aunque la sangre acumulada en las mejillas de Juan no lo dejaban pensar, agitó la cabeza dandole a entender que le parecía la idea, Dominik sonrió "Vale" dijo."Lindos labios, por cierto... ¿puedo besarlos?" preguntó Dominik haciendo que Juan se quedase inmóvil.
Juan no tuvo tiempo de contestar.
Salvado por la campana, literalmente.
El profesor entró justo al toque del timbre, haciendo que Dominik no pudiese cumplir su petición, suspiró pesadamente y se dirigió a su asiento, Juan por el contrario entró en una especie de shock y sus ojos ámbar se quedaron varados en el infinito.
"Vale alumnos, tenemos mucho material que desarrollar el día de ho... Juan, toma asiento por favor" indicó el profesor, Juan no se inmutó, el profesor iba a seguir hablando cuando vio que el menor no acataba la órdenes. "Juan, siéntate por favor" repitió, todos los sonidos al rededor de Juanjo se habían disuelto.
"¡Juan!" chilló una rubia a su lado, lo que hizo que el aludido pegase un respingo y abriese los ojos viendo hacia al frente.
"Que te sientes." le dijo de nuevo el profesor, Juan reaccionó.
"¡O-Oh, sí!, l-lo siento" dijo en voz baja mientras se sentaba."Intenta no consumir drogas antes de entrar a mi clase, por favor" dijo el profesor viéndolo por encima de sus gafas, Juan se hundió en su asiento, mientras Dominik se mordió el labio intentando que su sonrisa no ensanchara.
El motivo de aquella sonrisa era por muchas cosas, entre ellas, porque con las palabras del profesor, Dominik sabía que Juan tendría que haberse acordado de las palabras que él le dijo el primer día que le habló.
Y así era, Juan incluso recordaba la tonta sonrisota en su rostro al habérselo dicho.
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Hoyuelos
Ngẫu nhiênUna sonrisa dice más que mil palabras. Pero una palabra puede matar miles de sonrisas... [Contenido homoerótico] {Se recomienda discreción}