Una calada más. Un cigarro menos. Una vida más corta
Lo tiro al suelo y lo aplasto con fuerza mientras expulso el humo hacia el cielo lentamente. Bajo del banco y me cuelgo la vieja mochila al hombro. Miro a DD que aún disfruta expulsando el humo por la boca.
- Vamos
-¿Qué prisa hay por llegar?- mira el porro que lleva en la mano- Sabes, aún no entiendo porque fumas cigarrillos
- ¿Acaso importa?- espero a que lo tire al suelo y coja su mochila.
- Todo importa Reina- niego con la cabeza mientras empiezo a caminar
Sonríe y mira al frente.
- ¿Crees que va a ser un buen día?
-No soy adivina- me mira sonriendo. Y no sé si es porque ya se ha acostumbrado a mi forma de responder o es que hoy está feliz.
Igualmente sonríe demasiado, aunque pensándolo mejor tal vez solo sea cosa mía. ¿Demasiado negativa quizás?
- Va Reina, deja que tú mente imagine- ¿qué gracia hay en eso? Pero no le pregunto.
-Prefiero imaginar en silencio- hace un gesto de desesperación ante mi poco interés y sonrío un poco de lado. A veces no entiendo esa necesidad suya de llenar el silencio.
Caminamos en silencio, uno que no tardará mucho en romperse porque él seguro que hablará. Bajamos las escaleras del parque. Nos hemos saltado las dos primeras horas de clase y nos hemos quedado sentados en un banco. Él con un porro, yo con un cigarro. Un desperdicio de tiempo dirían algunos.
Noto que nos miran, tal vez sea por que estamos fuera de un centro escolar en horario escolar. Me dedico a mirar a aquellas personas que me observan hasta que apartan la vista. Débiles. DD me da un codazo.
- Reina deja ya tu jueguecito de intimidación
- ¿ Qué hay de malo en mirar a la gente si ellos me miran a mi?- uso un tono inocente, pero esta conversación se repite varias veces como para creérselo.
- Ponte en situación- esa frase nunca es buena- Ves a un chico guapísimo- resoplo mientras le doy una colleja para después reírse- y a una chica igual de guapa, con la mirada fría como el hielo.
- Te pasas DD, ni soy tan guapa, ni mis ojos tan "fríos" como dices tú- sonrío mientras lo digo.
- Algún día me compraré lentillas, así experimentaras tu mirada- y entrecierra los ojos intentando ser intimidante o algo por el estilo. Le aparto la cara con la mano y el se ríe.
- Normal que hayas repetido con lo infantil que eres- se lleva la mano al corazón.
- Eso duele amor mío.
- No me llames amor mío- me quejo. Se acerca y me rodea con sus brazos mientras sigo andando-¡Qué te apartes!- y al muy infantil no se le ocurre otra cosa que seguir gritando.
- ¡ Vida mía, cielo, ángel de mi infierno, luz en mi oscuridad!- si alguien puede decir mas estupideces, es un mérito. No consigo quitármelo de encima. Llamamos aún más la atención- Dame un beso- pone morritos cerca de mi cara.
Me paro del todo, dejando de intentar soltarme. Lo observo con los ojos cerrados. No es que sea feo, es mono, pero también mi mejor amigo.
-Sabes- abre los ojos- No te suelto hasta que me des un beso- sonríe feliz por su chantaje y yo suspiro.
- Si estás secretamente enamorado de mi, es un buen momento para decirlo- sonríe aún más y me suelta.
- Vamos, que llegamos tarde.
Me coge de la mano y comienza a correr. Así de espontaneo es. Sigo su ritmo mientras sujeto el asa de mi mochila contra mi hombro haciendo que rebote contra mi espalda. Llegamos a la puerta del instituto y me suelta la mano. Descanso un poco con las manos apoyadas en mis rodillas y me incorporo para hablarle. No parece muy convencido de entrar.
- Sabes- sonrío cómo lo hace él, hablo como lo hace él- Si no entras tu solito, te obligo yo- esboza una mueca mientras camina hacia la entrada.
Nos paramos en la puerta y esperamos a que nos abran. Cuando suena el timbre metálico, tira de ella y la sujeta para que entre. No llego a dar ni cuatro pasos antes de que un profesor se coloque en mi camino.
- ¿Por qué llegáis a estas horas?- me mira a mi, pero yo solo le observo indiferente.
- Verá- dice DD colocándose a mi lado- Yo tenía que ir al médico y cómo no podían acompañarme mis padres me ha acompañado Anastasia- me agarra de los hombros.
- Ya- deja de mirarme a mi y mira a DD- ¿No tendrá el justificante?
- Siempre se me olvida pedírselo- chasquea la lengua y se que me toca intervenir. Pongo mi mejor sonrisa.
- Daniel es que no tienes memoria- miro al profesor- ¿Podemos irnos ya? Tiene un examen y yo clase- asiente poco convencido y se va. Andamos hasta las escaleras más próximas.
- ¿Daniel?- levanta una ceja.
- ¿Anastasia?- me cruzo de brazos.
- No te iba a llamar Reina.
- Ni yo DD.
Hace una reverencia ante mi, otra de sus tonterías y se gira para ir al pasillo de su clase. Yo subo por las escaleras hacia mi aula, hace cinco minutos que ha empezado mi clase.
Llego y toco con el puño la puerta sin muchas ganas de entrar. El murmullo de voces procedentes del interior se apaga.
- Adelante- habla el profesor mientras yo abro la puerta. Las miradas recaen sobre mi, la del profesor bastante enfadada- Llegas tarde- miro mi reloj y luego a él.
- Cierto- no digo nada más y busco mis sitio con la mirada. Aprieto la mandíbula a la vez que ando unos cuantos pasos hasta acercarme.
Espero de pie con los brazos cruzados hasta el individuo gira la cabeza para mirarme. Estoy bastante segura de que es bastante alto, pero sentado tiene que levantar la cabeza para mirarme. Tiene el cuello un poco más largo de lo normal, el pelo castaño un poco revuelto y con flequillo. Va vestido con unos pantalones de Pepe jeans, una camiseta de Quick Silver y un reloj aparentemente caro.
- Estás en mi sitio Niño pijo.
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Reina
Teen Fiction- Fumar te destroza la vida- parece que le de asco, doy otra calada y expulso el humo lentamente. - La vida nos destroza a nosotros, así que antes de que lo haga ella lo hago yo- le miro y parece impresionado a la par que enfadado- No dejo que nadie...