Heartbreakers

Capítulo 1: ¡Bienvenido, último año!

Era una típica mañana como cualquier otra en la ciudad de Seúl. Había tráfico por todos lados, los cláxones de los automóviles inundaban el ambiente como una desquiciante melodía. La gente caminaba a toda prisa de un lado para otro, algunos para ir a su trabajo y otros para llegar a tiempo a su primer día de clases.

Eran las 6:55 de la mañana y cientos de estudiantes se apresuran con paso veloz hacia las puertas de uno de los colegios principales de la ciudad de Seúl. Todos los alumnos, como el clásico primer día de clases, lucían impecables en sus uniformes estilo militar de color negro.

Entre la multitud un chico de largos cabellos castaños y mirada serena comienza a llamar la atención de todo aquel que pasa junto a él. Lleva, como siempre, la mirada perdida y sus siempre fieles auriculares color azul en sus oídos mientras con una de sus manos parece acariciar de forma inconsciente la superficie de su iPod.

- Hey, Donghae ¿Cómo estás? - le grita alguien.

Donghae parece haberlo escuchado y rápidamente voltea y sonríe al mismo tiempo que levanta una mano. Su sonrisa es tierna y dulce. Este gesto no pasa desapercibido por las chicas que se encontraban cerca, quienes comienzan a levantar y mover sus manos al mismo tiempo que lo llaman por su nombre con la esperanza de atraer un poco su atención. El chico de finos rasgos dirige su mirada hacia el grupo de chicas y asiente ligeramente al tiempo que una pequeña sonrisa se dibuja en sus labios. Las chicas gritan eufóricamente ante tan dulce acto, Donghae no puede contener su risa al ver la reacción de las chicas y su sonrisa se ensancha al tiempo que agacha su cabeza.

- ¿Acaso no puede pasar un día sin que provoques que una chica se desmaye por causa tuya, pez? - un chico un poco más alto comenzó a caminar junto a él y le dio un ligero empujón con su hombro.

Las chicas ahogaron un gritito y Hae rio al reconocer esa voz. Miro al chico de lentes obscuros que acaba de unírsele - ¡Hyung!

- Aaah no puedo culparlas, luces realmente guapo hoy. Esos aretes te lucen genial. Realmente que buen gusto - dijo el chico de negra cabellera mientras pasaba uno de sus brazos por los hombros de su joven amigo y lo abrazaba fuertemente.

- Fueron regalo tuyo, Yesung - dijo el castaño mientras intentaba soltarse de aquel fuerte abrazo y sonriendo ampliamente por el "humilde" comentario de su amigo.

Yesung bajo lo suficiente sus lentes para poder ver sobre ellos a su acompañante - lo sé - guiño un ojo.

Donghae negó con la cabeza, sabia de sobra que lo que más amaba su hyung en este mundo era que albarán su gusto en la moda y su estilo, y bueno, cuando alguien no lo hacía, terminaba haciéndolo él solo.

Siguieron avanzando a través del patio del colegio mientras hablaban de esto y aquello. De pronto notaron como la atención de otro grupo de chicas se concentraban se concentraba a sus espaldas. Ambos siguieron las miradas de las chicas hasta la puerta del colegio y vieron como un auto color negro se encontraba estacionado en la puerta principal.

- Parece que el señor Cho ha llegado - dijo Yesung mientras miraba a Hae con una ceja levantada.

La puerta del auto negro se abrió y de ella descendieron tres jóvenes. Un chico alto y serio, cabello corto color negro, de cuerpo musculoso y con gran porte. Detrás de él, un chico un poco más bajo y con cabello ligeramente más largo que el primero pero del mismo color. Su complexión era delgada pero musculosa y su mandíbula se marcaba mucho dándole un aspecto rudo. Finalmente bajo un chico casi tan alto como el primero. Llevaba un cubre bocas color negro y unos lentes obscuros que impedían ver sus ojos. Quien lo viera por primera vez pensaría que se trata de un espía o un ninja, pero no, él por lo regular vestía de esa forma en las mañanas. Los tres chicos se internaron entre la multitud de estudiantes. El chico más alto se quedó un momento hablando con algunos estudiantes a diferencia de los otros dos que pasaron de largo y caminaron hasta llegar a donde se encontraban los otros dos.