Bâtards Allemands

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Dedicado a Ana porque es una dulce y especial amiga que resulta que cumplió años. Te quiero Ana.
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2/ Enero /1942

Hoy el cielo está nublado y el ambiente es frió, en la carretera lo único que la recorre aparte de nuestro auto son las hojas marchitas de los arboles.

Isabelle, Gretha, mi madre y yo vamos de camino al centro de Nantes para comprar unas cuantas telas y un par de cosas que hacen falta en nuestro hogar. La realidad es que podríamos enviar a alguien que lo haga por nosotros, pero según mamá "los campesinos no tienen buen gusto ni en escoger un vegetal".

Los ánimos en casa están apagados pues ayer siendo año nuevo, mi hermano Louis lo pasaba en la guerra otra vez por tercer año consecutivo. Hace meses que no recibimos noticias de él pero aun así seguimos teniendo esperanzas; siempre han dicho que las malas noticias vuelan rápido así que esa simple frase nos causa algo de tranquilidad.

-Mama ¿Por qué papá no nos acompaña hoy?-mi madre me miro por el reflejo del espejo retrovisor para segundos después volver su vista hacia el camino.

-Te dije que tu padre tenía que encontrarse con el general Faust desde temprano.

-Debimos haberlo esperado, al menos con su compañía los alemanes bastardos no son tan vulgares.

-Como si te fueran a hacer caso los soldados con el nido de pájaros que llevas en la cabeza- Gretha me miraba con disgusto mientras sus manos alisaban la falda de su vestido.

-Tienes razón, estarán prestándole atención a tu vestido de zorra  barata y a tu exceso de perfume- dije mientras le regalaba mi mejor sonrisa.

Isabelle que todo el camino guardo silencio, soltó una sonora carcajada que fue seguida por una contagiosa risa la cual logro que Gretha se pusiera roja de la ira y yo no pudiera controlar más mi risa.

-¡Basta las tres!- el auto se detuvo de golpe provocando que las tres casi cayéramos de los asientos – Isabelle cierra la boca ya, una mujer casada sabe cómo comportarse y ustedes dos basta ya de boberías que ambas se ven ridículas. Una campesina y una zorra barata es lo que parecen ambas.

Todas decidimos guardar silencio y dejamos que nuestra madre siguiera conduciendo tranquilamente sin alterar sus nervios.

-¿Puedes creerlo? Con nosotros apenas y suelta una pequeña sonrisa y con ellos es todo felicidad y sonrisas- me susurro Isabelle mientras observábamos a nuestra hermana lanzarle miradas a cualquier soldado que se cruzara frente a ella.

-A veces me pregunto si en realidad es nuestra hermana, ahora es mas zorra que cuando solo había franceses.

-Creo que simplemente está en su naturaleza entonces.

En algún punto mientras seguíamos caminando por el mercado, Gretha se fue de nuestro lado hacia el puesto de enfrente donde se encontraba un soldado vigilando. Algunos puestos delante de donde Isabelle y yo nos encontrábamos comprando verduras comenzaron a escucharse como hombres gritaban en alemán insultos, lo cual al echar un ojo descubrimos que eran dos soldados gritándole a un pobre anciano mientras destruían platos de cerámica hermosos y mas objetos de su puesto. Nadie hacia nada aunque muchos veían lo que acontecía.

-No puedo creer que nadie haga nada, ¿es que no ven lo que están haciendo?-sentía como mi rostro se enrojecía y como mi mandíbula se apretaba. Estaba a punto de explotar de la ira.

-Florette, ni se te ocurra meterte en problemas que no son tuyos- Isabelle me veía con ojos preocupados a sabiendas de lo que podría hacer – Te lo prohíbo.

-Prometo hacerlo sin meterme en problemas, solo espera aquí.

Dicho esto comencé a caminar hacia los dos soldados con una deslumbrante sonrisa, sin mostrar en realidad mi desprecio infinito a esos desgraciados que seguían destruyendo cosas y gritándole al anciano.

-Buenos días oficiales- ambos hombres voltearon a mirarme frunciendo sus ceños lo cual cambio a una sonrisa al mirarme totalmente.

-Pero que linda perrita francesa acabamos de encontrar, seguro viene por su premio- ambos soltaron carcajadas por el vulgar y estúpido chiste, lo cual en realidad no me afecto ni un poco. La estupidez de alguien no merece ni tus lágrimas ni tus reproches.

-Me temo que lamentablemente su diversión tiene que parar, me siento muy apenada pero justo he pasado frente a la alcaldía y están reuniendo a todos los soldados para reasignación de puestos de vigilancia- ambos se miraron volviendo a fruncir el ceño, como si juzgaran la autenticidad de la información.-Según fue de último momento porque hubo un inconveniente y como al pasar los vi a ustedes creí que aun no se enteraban- dije sonriendo un poco más.

-Gracias perra chismosa, esperamos poder darte tu premio después.

Ambos partieron en dirección a la alcaldía no sin antes romper unas cosas más y soltar sus desagradables carcajadas. El anciano que hasta entonces no había hecho o dicho nada soltó un tembloroso suspiro mientras miraba sus cosas destruidas.

-¿Se encuentra bien?- pregunte dándole una sonrisa más dulce, mostrándole mi sincera preocupación.

-Se supone que con esto le compraría su regalo de aniversario a mi Rose- Los ojos del anciano se cristalizaron y podía ver como hacia lo posible para no sollozar.

-Le propongo un trato, yo le doy el doble de lo que perdió hoy si usted me pinta esas flores tan bonitas como las de los platos y adornos en un vestido- los ojos del hombre por un segundo brillaron para después apagarse un poco.

-Señorita, le agradezco mucho que me ayudara pero por favor no ilusione así a un viejo como yo.

-Señor, yo no estoy bromeando y mucho menos le daría falsas esperanzas. Aparte que de verdad creo que sus dibujos en cerámica son un verdadero arte.- El hombre finalmente soltó un sollozo que contuvo por mucho al parecer, sintiéndose finalmente seguro.

-No sabe cuánto se lo agradecería, mi Rose sería muy feliz- el hombre tomo mis manos, era un poco más bajo que yo y su camisa tenia pequeñas manchas de colores.

-Bueno, entonces tenemos un trato señor...

-Joseph, por favor dígame el nombre al que puedo agradecer en mis oraciones señorita.

-Florette Dubois- sonreí al hombre y este lo hizo de vuelta, provocando que las arrugas de su cara se acentuaran más- Un placer.

Después de darle el dinero al hombre con un poco más de lo prometido, Isabelle, una muy decepcionada Gretha y yo continuamos nuestro camino hasta llegar al punto de encuentro con nuestra madre. Ahí se encontraba Fred el ayudante de papa y con mamá esperando impacientemente.

-Tardaron demasiado- como siempre mamá nos recibió con un reproche mientras que Fred nos sonreía amablemente.

-En realidad llegan justo a tiempo para avisarles a las cuatro que el señor Dubois las está esperando en su casa para una noticia muy importante.-La sonrisa de Fred desapareció y me miro directamente a mí, esto no podía significar nada bueno.
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Hola, soy Hopeless_Romantic__ espero que disfruten ambos capítulos y aprovecho para aclarar que los capítulos de Florette están escritos por mi y los de Gisselle por mi querida compañera AlwaysLyBrisbane (luv u brisb). Intentaremos tenerles la segunda parte muy pronto ❤️.
Lots of love- HR

WarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora