Capítulo 4: La Visita

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Me levanto sobresaltado al escuchar un sonido que se podría parecer para un oído inexperto al de una trompeta corriente de las que se utilizan hoy en día en las bandas, yo lo identifiqué como una de las primeras trompetas, creadas solo para la caza.

Hecho un vistazo a mi alrededor y veo que los demás ya están levantados, uno de mis compañeros es Lengdas, el hombre alto y de complexión atlética que me recogió ayer.

-¡Arriba, novato! -Me dice Lengdas-. ¡Hoy es el gran día, vas a recibir la visita! Tu nueva ropa está en el armario, la que traías la deshicimos, la tela sirve para otras cosas. ¡Ah! ¡Se me olvidaba! Para la visita tienes que ir al "chabolo" real, el de ayer.

Al acabar de asimilar esa infirmación, me levanto y me empiezo a vestir. Los pantalones, la camiseta, la ropa interior... Todo está hecho de una tela basta, sin refinar. Ya no tengo mis zapatos, en su lugar tengo unas sandalias con suela de un material vegetal seco parecido a la paja. Creo, no estoy muy seguro.

Me encamino al "chabolo" real. Al llegar, veo al juez en la puerta, seguramente esperándome.

-¡Bien! Veo que recibiste el aviso. Te voy a llevar para que conozcas todo lo de por aquí, y luego se te asignará un puesto de trabajo. Puedes ser un cazador, tejedor, constructor... O puedes ser barrendero, pero no creo que no tengas potencial. Incluso podrías llegar a ser asaltante, que lo que haces es explorar el bosque y cuando ves una de las patrullas del PC (Partido del Cambio) la atacas. Algunas de las mujeres de aquí hacen de rameras, pero sólo una de cada seis. Necesitamos a los hombres motivados, y aparte crece la población más rápido. Empecemos, creo que me he enrollado un poco.

Me lleva hacia una construcción algo distinta a las residencias, es el lugar de los tejedores, pero yo no valgo para eso. Una vez me intentaron enseñar, pero desistieron a los diez minutos al ver que había montado un estropicio.

Seguimos caminando, y llegamos al edificio que podríamos llamar el matadero, lleno de animales medio domesticados, me preguntó si me gustaría estar en el matadero, pero lo rechacé rotundamente, la simple visión de una sola gota de sangre casi hacía que me desmayara.

Empezamos otra vez a caminar y encontramos a Lengdas que por lo que parece es un cazador, la opción de trabajo más importante de esta comunidad. Pero, como ya dije antes, la simple visión de sangre me resulta escalofriante, así que a por ese oficio no voy a ir.

Seguimos toda la mañana caminando, mientras que me enseñaba todos los sitios: la posada, el burdel, el "hospital"... Pero ninguno de esos oficios me convencieron, hasta que al final sólo quedó uno: barrendero. La suerte no está de mi lado, la verdad.

Por la noche, Lengdas me llevó a la posada a tomar algo y me dijo que me tenía preparada una sorpresa, que descubriría lo que es ese regalo tan pronto se pidieran unas cuantas rondas.

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⏰ Última actualización: Apr 07, 2016 ⏰

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