Durante el tiempo del almuerzo...
— ¿Qué? ¡Desapareció! ¡¿Cómo?!
En ese momento estaban todos desesperados, esperando que la respuesta cayera mágicamente del suelo. Quedaron mudos por alrededor de dos minutos tratando de decir alguna explicación a todos.
—No debe ser él, seguramente viste mal.
—¡No! ¡Es él! —Luz movía sus manos a la vez que gritaba— Es igual...
—Dice la verdad—interrumpió Sergio
—La defiendes solo porque te quieres acercar a la Natalia—dijo Eduardo, que dejó las cartas para meterse en la conversación.
—Uhh—se escuchó por toda la sala.
— ¿QUIEREN SER SERIOS?
—Que grave eres...—respondió Allan— ¿En serio crees que es él? Este anuario es de hace unos treinta años.
—Es el mismo.
— ¿Y ahora qué hacemos?
Todos en silencio.
(...)
Decidieron averiguar por ellos mismos, no querían involucrar a nadie más. Tampoco pedirían ayuda a la directora, ya que sabían que era una vieja que no le importaba nada ni los alumnos y que tampoco haría nada por ayudarlos, sabían que a ella no le importaba que se murieran todos aunque trajera mala fama.
Faltaban cinco minutos para su próxima clase, y debían arreglar todo, ya que tenían exámen.
Luz pensaba qué iba a pasar, todos estaban atentos a sus palabras. Miró la foto del niño, llamado Vincente, como indicaba debajo de la foto.
Tenía una mirada fría y seria, los ojos negros y grandes. En esa fecha tenía unos siete u ocho años, la fotografía daba miedo.
—Allan, tú pregúntale a tu mamá quién rayos es ese niño—demandó Luz—Yo averiguaré con la mía si pasaban cosas extrañas mientras estuvo aquí. Y también iré a visitar a Nati para contarle lo que ha pasado.
Allan dudó un poco, su madre se pone frenética cuando habla de su pasado. Pero al final aceptó.
—Lo haré.
—Tengo miedo de lo que pueda pasar.
—Todos tenemos miedo Luz...
(...)
—Lo siento si parezco indiferente, o desinteresada.
—No te preocupes.
—De verdad quiero saber qué pasa aquí.
—Todos quieren saberlo.
—Escuché que la vieja quiere llamar un profesional en el tema paranormal.
— ¿Dónde escuchaste eso?
—Estaba pegado a la puerta de la sala de profesores
—Vaya...
(...)
—Me importa todo una mierda, me voy a cambiar de escuela—gritó Valentina, alumna del 164
—Cuéntame qué pasó ayer—insistió Luz.
—Fue horrible—dijo en un susurro—escuché algo en mi mente, creo que estoy loca.
— ¿Escuchaste una voz? ¿Decía algo?
—Que...voy a morir—musitó y rompió en llanto.
Luz, que había acorralado a Valentina para hablar con ella desistió y la dejó ir. La chica fue corriendo al baño llena de lágrimas. Luz la miró triste y preocupada a la vez. ¿Sería solo producto de su imaginación? ¿O de verdad había escuchado eso?
Se fue corriendo en lado contrario del baño, topándose de frente con la directora, que no tenía una cara muy agradable.
— ¿Por qué corre?
—No le importa
Y corrió de nuevo, hacia el salón de clases, donde todos la esperaban, con la esperanza de que tuviera más información.
Abrió la puerta y estaban todos en un silencio abrumador, quedó en medio del salón y llamó la atención de todos, que la miraron enseguida.
—Dijo—Luz miró a todos—que la iban a matar.
— ¿A matar? ¿Por qué? ¿Ella fue la que escuchó al "diablo"?—habló Katalina.
—No lo sé, se puso a llorar y salió corriendo al instante de que dijo eso, además la van a cambiar de escuela.
Katalina se quedó callada y empezó a respirar muy fuerte, casi ahogándose.
—Si te sientes mal puedes ir al baño—la miró preocupada Javiera—yo te acompaño.
—De prisa, que el receso ya va a terminar—dijo Luz, despidiendo a las chicas que salían rápidamente por la puerta.
Luego de eso Allan y Andrés se acercaron a la chica en medio del salón.
— ¿Hablaremos con los del otro curso?—preguntaron los dos a la vez.
—Yo creo que sería la mejor idea—respondió—Tendremos más apoyo, y podremos conseguir más información.
—Ok—dijo Allan, y salieron del aula rápidamente.
(...)
—Me voy a cambiar de escuela—dijo firme— no quiero que me hagan daño, quiero librarme, no quiero convivir con nadie más, ya no confío en nadie
—Ya, tranquila—abrazó a su amiga— ve al baño, yo espero aquí—sonrió—podemos hablar de esto después, nos desahogaremos juntas.
—Ok, gracias— sonrió.
Katalina se encerró en un cubículo mientras Javiera esperaba por ella, y se puso a pensar.
Un cuchillo, una chica con problemas, y sola. ¿Por qué no?
Javiera entró al baño, ya que Katalina se estaba demorando demasiado, pensó que estaría llorando.
Entró y se dio de frente con un enorme charco de sangre, con una cabeza en medio del baño. La cabeza de su amiga.
Ella la estaba mirando, fijamente...sus ojos posados en ella, directamente, y con una sonrisa. Solo su cabeza, sin cuerpo, la sangre seguía deslizándose por el piso
No sabía qué hacer.
¿Qué se hace cuando ves la cabeza de tu mejor amiga en medio del baño llena de sangre y con los ojos abiertos mirándote?
Entró en shock, sus ojos estaban a punto de salirse de su órbita, gritó, gritó y lloró en unos segundos. Su garganta no daba más, empezó a escuchar pasos llegando al baño producto de los gritos. Quiso salir corriendo, pero sus piernas no respondían, y entonces siguió gritando, ignorando completamente el dolor. Un impulso hizo que quedara mirando hacia el techo, viendo un mensaje escrito con sangre.
"No intentes escapar".