El día acordado no pudieron ir a revisar el lugar, ya que estaban repletos de tareas y trabajos, y el tiempo que tenían libre la mayoría lo usaba para estudiar.
Pasó una semana sin que fueran a revisar el salón, el niño tampoco se apareció en esa instancia.
Era un día miércoles cuando Allan llegó de la nada con una escalera, que al verla todos se entusiasmaron, levantándose enseguida de sus respectivos puestos para seguir al más alto paso por paso hasta llegar al dichoso lugar.
La pequeña puerta seguía hecha pedazos en el piso, no habían ido a limpiar en todo ese tiempo.
-Haremos piedra papel o tijeras para ver quién subirá.
Después de que María Natalia dijera eso, varios alumnos se agruparon en la entrada, dándoles a entender de que solo querían mirar y no hacer nada más.
-Bueno, entonces subiremos...-pensó unos segundos- Andrés, Pablito Josesito, Jayfell y yo.
Todos estuvieron de acuerdo, quedándose el resto como espectadores de alguna posible hazaña -o desgracia-.
Contaron hasta tres y el primero en subir la escalera fue Andrés, alumbrando con el flash de su teléfono.
Inspeccionó el lugar y era mucho más espacioso de lo que creía, había un lugar profundo en el que la luz del aparato no alcanzaba. Insistió en que el resto subiera, y así lo hicieron. Rápidamente.
María Natalia tenía una biblia entre sus brazos.
-¿Qué ven?- gritó para adentro Luz.
-Hay muchos cuadernos y libros, también hay una biblia-respondió Jayfell, arrojando todo hacia abajo.
Gran cantidad de cuadernos y libros de años pasados estaban en el piso, llenos de polvo, ¿nadie nunca se tomaba la molestia de revisar allí dentro?
Vieron los libros, ediciones pasadas de unos diez años atrás y otros más antiguos.
Los de abajo revisaban los libros con curiosidad mientras que Andrés hacía un esfuerzo por no oler nada. Ya que el olor a putrefacción era evidente mientrasras más se adentraban. Allan recurridas veces chocaba con el techo cuando quería ver algo más adelante de los demás.
Jayfell tenía mucho frío y Pablo José solo quería bajarse.
(...)
Pasaban los minutos y páginas eran revisadas a fondo por la mayoría de los alumnos, algunos se aburrieron y salieron del lugar para ir a comer algo.
-¡Éste libro es de mi mamá! Hay muchos que son de ella.
-¿Ella los habrá puesto alli?
-La llamaré.
Y dicho esto la chica salió del salón a una velocidad nunca antes vista en ella.
(...)
-Llevamos como diez minutos aquí dentro y el olor es horrible bro-dijo Pablo José- Me voy a ir chicos...
Se dio la vuelta para ir a la salida pero al iluminar el lugar ahogó un grito y seguido se desmayó, cayendo al piso y llamando la atención de los demás.
-Que mierda pasó- gritó
Allan con miedo.
-Se desmayó, creo...
-¿No le dio un infarto?
-No... está respirando.
-¡Chicos! ¿Que pasó?
Escucharon el grito de María Natalia desde abajo. Entonces lo arrastraron con cuidado hacia el agujero.
No escucharon más gritos por parte de ella, y cuando llegaron recién se dieron cuenta que la puerta no estaba.
