Capítulo Dos

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SOUNDTRACK: To build a home — THE CINEMATIC ORCHESTA

   LARA:

El día en el que al fin ya había cumplido los dieciocho años, me decidí a hacer esa travesía que acabo con parte de mi vida, bajo los escombros de tres coches. Tenia la certeza absoluta de que, todo mi alrededor, (mi familia, mis amigos, mis recuerdos más bellos) se había desvanecido, todo había caído como en un precipicio, y yo no lo evité; sino que lo produje. Lo vi como una completa y oscura pesadilla, toda extendiéndose poco a poco sobre el cielo azul rodeado de nubes y entremezclado por los rayos del sol más radiante. Mi oscura realidad me ahogó en un mar de pensamientos que habían pasado segundos antes, antes de haber saltado con el coche después de recibir la trágica noticia: mis padres habían muerto en un vuelo aéreo con destino a México.

Esa noticia la recibí en mitad del viaje, cuando apenas había llegado a un motel de los años cuarenta. Me ahogué, como si la presión inundase mi pecho por completo, y cortara la respiración que subía y bajaba por mi cuello. Primero sentí un quemor. Un quemor insaciable que más tarde se sustituyo por una punzada sangrienta que obscurecía mi interior por completo. Mi vida había terminado con la muerte de los que más quería. No podía vivir sin ellos, sin sus sonrisas, sin sus caricias que llenaban de ternura por completo mis más horrorosos día. Todo lo dejo en un simple hecho que marcó por completo en mi existencia: el suicidio. Sonaba raro, me limité a probar con simples cortes que cicatrizaban a las dos horas siguiente; barbitúricos que encontraba por las farmacias más cercanas. Sin embargo llegaron los próximos días. Los días en el que, la más mínima idea que pasase por mi cabeza quedaba plasmada en alguna parte de mi cuerpo; desde pinchazos con químicos raros, hasta cicatrices inmensas. No sabia que hacer. Quería morir sin que nadie me recordase, sin que nadie tuviera que arriesgar algo por rescatar mi cuerpo, pero no había manera que descartase eso, por lo que cogí el coche que me habían regalado en mi decimosexto cumpleaños y lo lancé por un precipicio, con mi cuerpo dentro, encogido por el próximo golpe que recibiría, y que seguidamente, después de dicho impacto, mi corazón reventaría, y dejaría al descubierto la tristeza que abundaba en su interior. 

Creía que todo había terminado en el momento en el que, la parte delantera del coche, cayó sobre un risco inmenso, sin embargo no fue así. 

Ahora me encuentro postrada ante una cama de hospital, rodeada y conectada a aparatos que dicen si estoy viva o no. A parte de mi profundo coma, me encuentro en un limbo entre la vida y la muerte, inmersa en un mar de decisiones que deberé de tomar justo el día en el que decida irme; o la hora en la que decida quedarme. 

No obstante, todo ha cambiado. Todo había cambiado en el preciso segundo en el que apareció él. Una especie de ángel de la muerte que viene para matarme, y del cuál me he enamorado perdidamente. 






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⏰ Última actualización: Oct 17, 2016 ⏰

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