veinticinco

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Niall apaga la luz, cada uno toma una cobija y nos cubrimos con ella, Niall prende su linterna y comenzamos a contar historias de terror.

Louis está al lado mío, y cómo nadie ve lo que hacemos me toma la mano lentamente y yo la entrelazo con la suya, siento la sangre subir hacia mis mejillas y veo a Louis, que al sentir mi mirada me ve y sonríe sin mostrar los dientes, me apego más hacia él y me tapo más, hace mucho frío y yo solo estoy con una camisa y un suéter. Con un brazo me abrazo a mí mismo intentando darme calor, Louis se da cuenta y avisa:

-Chicos, con Harry iremos a buscar algo, ya volvemos.

Louis no suelta mi mano y salimos de la cabaña para ir a buscar algo para abrigarme, estoy más que seguro de que me resfriaré.

Entramos a la casa de verano de Niall, prendo la luz pero al parecer se cortó, subimos a la habitación y busco algo en mi maleta, encuentro una casaca de invierno y me la coloco, junto con una bufanda y Louis busca algo también.

Salimos de la casa e intentamos volver a la cabaña, caminamos pero hay un momento en el que paro y Louis también, miramos donde estamos pero lo único que se ve son árboles mojados y goteando, el suelo lleno de hojas caídas y solo se escucha la suave lluvia caer.

-Louis, ¿dónde estamos? –Pregunto con miedo.

-No lo sé...la cabaña de Niall estaba por acá, lo recuerdo perfectamente...creo. ¿Por qué no nos separamos para buscarla?

-¿Qué? ¿Estás loco?

-¿Por qué?

-Porque...ya sabes.

-¡Ah! Claro, te da miedo la oscuridad.

-No es que me dé miedo, es solo que... -Louis me envía una mirada reprochadora- sí, tienes razón, me da miedo la oscuridad y no quiero estar solo.

Me estira su mano.

-¿No quieres estar solo? Entonces tómala, ¿o te quieres perder?

La acepto y un escalofrío me recorre todo el cuerpo.

Siento como si todo ese miedo que tenía se va, solo somos Louis y yo.

Seguimos caminando y llegamos a otra cabaña, que no es la del patio de Niall.

Nos la quedamos viéndola, pensando en que podemos hacer.

-¿Qué dices? ¿Entramos? –Louis me lo dice mientras sigue inspeccionando la cabaña.

-Pero prométeme algo. –Digo no muy seguro.

-Claro, ¿qué cosa?

-Pase lo que pase no me vas a dejar solo

Y no lo digo solo porque estamos a punto de entrar en un lugar desconocido, sino porque no quiero que me deje. Nunca.

-Te lo prometo.

Me sonríe y esa sonrisa me da una seguridad increíble. Abrimos la puerta de esa desconocida cabaña y entramos.

[...]

Dentro no hay nada interesante, es cómo una casa pequeña.

Aquí si hay luz, hay una pequeña cocina, una cama y una puerta trasera a la que no quiero entrar por nada del mundo.

-¿Quién vivirá acá?

-No lo sé...

Louis mira todo el lugar con interés.

-Sabes, esto me recuerda a algo...

-¿A qué? –Pregunto.

-A un...

Le tapo la boca a Louis y agudizo mis oídos. Se escuchan hojas secas crujiendo. Viene alguien.

-¡Rápido, vamos! –Aprieto la mano de Louis y me preparo.

Tomo una linterna, apago la luz y abro la puerta trasera, cuando ya estamos al otro lado la cierro con el cerrojo y enciendo la linterna.

Alumbro el lugar con ella y me coloco pálido.

Es lo más cercano a una pesadilla que puede haber.

Hay un largo pasillo y sin contar a la luz de la linterna, todo está oscuro.

-Louis...por favor quedémonos aquí, por favor.

Me escondo en su pecho y el me abraza.

-Harry, no te quiero decir a lo que me recuerda, pero, por lo que más ames, debemos salir de acá, esto no es seguro.

-¿Es enserio?

-Sí Harry, es enserio.

Respiro hondo y suelto todo ese aire acumulado por la tensión que siente mi cuerpo.

-¿Puedes hacer algo por mí y después vamos hacia donde quiera que esto lleve?

-Está bien, ¿qué hago?

-Puedes... ¿besarme? –Levanto mi cabeza para mirarle a los ojos.

Veo sus pupilas dilatas completamente y suelta un suspiro.

Pasa su mano desocupada sobre mi cara, acariciándola con el pulgar.

-¿Sabes? Desde que te conocí, lo que más me gustó de ti fue tu cara de bebé.

Suelto una risita, veo sus labios y después de unos segundos de silencio baja su cara lentamente y, finalmente, junta sus labios con los míos.

Siento como si tuviera muchas cosas juntas en la cabeza y un cosquilleo en la panza.

No es nada rápido o excitante -en doble sentido-, es mas que un beso, un beso cómo de los que solo Louis sabe dar.

Sentimos un ruido al otro lado de la puerta, rápidamente nos separamos y comenzamos a caminar por ese túnel del cual no tengo ni la más mínima idea hacia donde nos llevará.

Hermanastro ; Larry Stylinson Donde viven las historias. Descúbrelo ahora