De niños pequeños

160 10 1
                                    



-Mami... ¿por qué...? ¿Por qué te fuiste y me dejaste solo...? –una voz suave hizo eco en medio del bosque, parecía estar lleno de dolor y se encontraba sufriendo oculto bajo los árboles.
    El pequeño gatito había perdido recientemente a su madre y, sin saber qué hacer, salió corriendo de su casa con dirección bosque a llorar. Estuvo así toda la mañana y aún no lograba calmarse, para empeorar las cosas se había perdido, corrió tanto que no se fijó por donde iba... provocando que se quedara atorado en esta amarga situación.
-Mami... ¡Mami!-las lágrimas caían sin parar, corriendo por sus mejillas- Ma...mi... -sentado bajo un árbol, abrazaba sus piernas mientras ocultaba su rostro apoyando su frente sobre sus rodillas.
    De repente, escuchó ruidos provenientes de los arbustos a unos metros frente a él y sus orejas temblaron ante los sonidos. El pequeño levantó de golpe la cabeza, viendo aterrorizado como se movían las hojas. creyó escuchar unos pasos acercándose hacia donde se encontraba y su cuerpo tembló por completo.
-¿Eh?-una ardilla saltó, por un momento el pequeño se relajo... hasta que vio un cuchillo atravesarlo y clavarlo en el suelo- ¡Waaahh! –una figura se hizo presente, tomo a la ardilla y guardo el cuchillo en su cinturón.
    El gatito se quedo bastante impactado, se trataba de un gato más grande que él, de cabello, orejas y cola blancas, y sus ojos de un celeste muy claro... no parecía ser amigable. Cuando este lo vio, el pequeño volvió a temblar, aún con sus orejas bajas y la cola oculta detrás de él. El joven gato lo miró por un segundo con ojos fríos y estuvo por voltear para continuar con su caza... hasta que noto algo en el rostro del pequeño gatito.
-¿Estás llorando?- El pequeño se sorprendió y bajo su mirada.
-N-no...-se levanta y arregla su ropa.
-Mentiroso –se acerca al pequeño.
-N-no estoy mintiendo –Se quejó. Ahora frente a él, el gatito lo observo con curiosidad. El mayor sonrió.
- ¿Y tu madre? ¿Sabe que su bebé llorón está solo?-el pequeño bajo su cabeza- O tal vez tu padre-
- Mi *hipo* mamá... murió...*hipo* -interrumpiéndolo, las lágrimas vuelven a salir y se cubrió los ojos con sus pequeñas manitos- al igual que mi papá...
-....-se cayó, viendo al pequeño llorar y ver como trataba de detener las lágrimas con desesperación. Sin darse cuenta, apoyó una mano sobre la cabeza del gatito y este se detuvo, levantando lentamente la cabeza-Ya, no llores...
-¿Eh?
-¿Cómo te llamas?-Cambiando abruptamente el tema, rápidamente saco su mano y el pequeño inclino de lado la cabeza, elevando un poco sus orejitas.
-Konoe... ¿y tú?-con una dulce voz, el gatito llamado Konoe juego con los dedos de sus manos mientras desviaba la mirada.
-...Rai-Observa a su alrededor- Eres de Karou, ¿cierto?-Konoe asiente- Ya veo
-¿Cómo lo sabes?
-Se que aquella villa está cerca de aquí, por esta dirección-apunta hacia su derecha-Será mejor que vuelvas a casa, el bosque es demasiado peligroso para un gatito indefenso y llorón como tú. Vaya gato tonto-Dice mientras una sonrisa burlona aparece en su rostro. Konoe frunció el ceño.
-¡H-hey! Que no soy llorón-hace un puchero y se cruza de brazos- ¡Y tampoco tonto!
-Si lo eres, ahora vete-voltea y comienza a caminar, pero se detiene abruptamente- ¡¿Eh?!
-¡Espera!-Konoe se aferró a una pierna de Rai.
-Oi, suéltame-entrecierra ligeramente los ojos.
-Nu te vayas, no quiero estar solito-oculta sus ojos anaranjados con su flequillo-Karou es horrible, todos me odian... No quiero estar más en ese lugar
-Nh...-suspirando con exasperación, Rai se soltó de Konoe y comenzó a caminar más rápido, alejándose del pequeño. Konoe bajo sus orejas viéndolo alejarse, pero se animó un poco al ver a Rai detenerse- ¿Qué? ¿No vienes? –Comentó sin voltearse. Konoe abrió de par en par sus ojitos y sonrió con mucha alegría, elevando sus orejas y moviendo su cola lentamente de un lado a otro.
-¡S-si!-corrió hacia él y ambos se adentraron más allá del bosque. Rai no se lo esperaba, pero tampoco le sorprendía, que el pequeño gatito tomara su mano... de cualquier forma él no lo soltó, ajustó el agarre.
Desde aquel día, Konoe y Rai eran inseparables, para "desgracia" del mayor por la insistencia del menor. Rai le enseño a Konoe a usar una espada y a medida que pasó el tiempo descubrió que tenía a un Sanga a su lado, lo que sorprendió aún más al otro.
    El dúo comenzó sus aventuras como equipo, Sanga y Touga, cazando demonios por donde sea que fueran, fue ahí donde Rai se lastimo su ojo derecho. Konoe conoció en uno de sus viajes a Bardo, un gato mucho mayor que Rai y, según este, era sólo un "conocido". El mayor no le quiso decir más y con eso Konoe no pudo dormir bien durante la noche.
    Al pasar el tiempo el par se hizo más unido, a tal punto que formaron una pareja. Konoe no podía estar más feliz, ahora estaba realmente seguro de que Rai no lo dejaría por nada en el mundo, sus miedos que de algún día lo deje solo y a su suerte se esfumaron por completo...
-Ya... d-deja de lamer mi oreja y dime-trata de alejarse de Rai, pero este lo acorrala contra la cama.
-¿Mh? ¿Decirte qué?
-No te hagas, lo sabes muy bien- Ah...-Rai mordió la punta de su oreja-
-No, no lo sé-sonríe.
-Uh, no me lo vas a decir, ¿no?-El gato deja de sonreír y lo mira a los ojos un momento.
-Puede... que te lo diga algún día-cierra sus ojos.
-Je, me alegro-sonríe y el mayor arquea una ceja.
-¿Por qué te alegra tanto?
-Porque podré saber más de ti. Además, no es mi culpa que tu pasado y el de Bardo sean tan misteriosos
-Hn... gato tonto-sonríe y lo besa.

One-Shots de TnC, Lvtb, DmmD y SpDonde viven las historias. Descúbrelo ahora