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Lo único que conozco de Barcelona es mi casa, la escuela y la casa de mis tíos, nada más que eso.

Nos mudamos hace menos de tres meses.

Después de la muerte de mamá las cosas en el trabajo de papa no andaban muy bien, el decidió volver a su país natal, a causa de que un amigo de su infancia, que además, por coincidencia había vuelto a Barcelona en los últimos meses y tenía una empresa de, no me pregunten qué porque no tengo la más mínima idea. En simples palabras le iba a dar un trabajo.

Hoy era el día de conocer a la familia Jevons, papá estaba muy emocionado, ellos eran la familia que le daría trabajo.

Cuando entramos en la casa sentí ese calor de hogar que había extrañado tanto desde que mamá se fue, papá intentó durante estos últimos años tratar de lograr eso pero nunca pudimos, la extrañamos más que a nada. Nos recibieron Manuel y Karen, los dueños de casa, ella desde el momento en que la vi me proporcionó la dulzura y el cariño que tanto extrañé, me abrazó de la manera más hermosa de todas. Papá me había comentado que Manuel y él, habían compartido su infancia, por lo que se tenían un gran cariño.

Desde que probé las galletas que Karen nos ofreció no dudé ni un segundo en volver.

Estaba en la cocina, hablado con Karen sobre su familia, me comentó que tiene dos hijos Alaska y Jacob.
Estaba saltando de alegría cuando dijo que Jacob tenía mi misma edad, necesitaba un amigo con urgencia. Alaska tenía unos 13 años y me encantaba la idea de tener una amiga más, aunque tenemos 4 años de diferencia, no importaba.

La primera impresión que tuve cuando lo vi fue la de un rompe corazones, completamente vestido de negro, campera de cuero, y su pelo un poco desordenado que le hacía un aspecto demasiado sexy.

Jacob, ellos son la familia Bennett —le comentó Karen entusiasmada— Brooke y Jonathan Bennett.

Buenas noches —saludo Jacob, estiró una mano hacia mi papá en forma de saludo, la cual el estrechó alegremente, a mi me regalo una simple sonrisa.

Jacob, Karen y mi papa entablaron una conversación sobre que íbamos a comer en el postre, y Manuel al igual que yo nos perdimos en nuestros teléfonos.

¿Por qué no van a comprar el helado para después de la cena Jacob? Karen le hizo una seña con los ojos la cual no comprendí.

Papá y Manuel se habían ido al comedor conversado de quien sabe, Alaska según sabía llegaría en un rato.

Él comenzó a caminar hacia la salida hasta que Karen tosió tratando de llamar su atención, el volteó.

Lleva a Brooke contigo pidió sonriendo, él hizo caso omiso al pedido de su madre y volvió a caminar Jacob...

Brooke vamos —ordeno, todavía de espaldas.

A veces es algo gruñón, ve con el, tranquila —Karen me sonrió amablemente, le devolví el gesto y acompañe a Jacob hacia la salida.

Habíamos caminado por un largo tiempo en silencio, no tenía idea en donde quedaba la heladería, pero él iba muy confiado.

¿Cuanto falta? pregunté rompiendo el silencio, me miró y volvió su vista al frente— ¿No piensas responderme? negó y está vez no siquiera me miró Nadie me ignora.

—Pues, yo sí respondió restándole importancia.

De no ser porque su padre le dio trabajo al mio ya le hubiera arruinado ese rostro de bebé que tiene.

¿Siempre eres así de aburrido? y por primera vez en la noche obtuve su atención Quiero decir, no hablas, no emites ni sonido el rió amargamente—. Tampoco respondes a mis preguntas chillé.

Mira dejemos las cosas claras asentí alegremente, por fin iba a hablarme No quiero que me hables me adelanté—. No quiero que me mires como lo llevas haciendo desde que salimos de casa sentí mis mejillas arder—. No quiero preguntas, no quiero nada, sólo iremos a comprar el helado y estaremos de vuelta en casa sin ninguna palabra, ¿entendido?

Pero yo quería hacer amigos- susurré triste.

No me quieres de amigo.

Pero pensé que podíamos charlar, yo hacía preguntas y tu las respondes o viceversa replique alegre.

No me gusta ese juego.

Bueno... entonces... ¿podríamos cantar?

Odio cantar.

Pero nadie odia cantar.

Yo si.

Per...

Nada de peros silencio dijo señalándome Ya me cansé de escucharte.

Y acá es cuando vemos que no me conoces sonreí, me miró confundido.

No dejé de hablar en toda la noche, lo siento Jacob pero nadie le dice a Brooke Bennett que hacer.


**

Había pasado casi toda la noche con los hermanos Jevons, Alaska resultó ser muy divertida y vivaz, mientras que Jacob, bueno el solo se limitó a mirar el piso desde que terminamos la cena. 

Nos dirigimos al jardín por pedido de nuestros padres. Empecé a reír demasiado fuerte por un comentario que le había hecho la menor de los Jevons a su hermano, el nos miró serio y siguió en su papel de "descubriendo las maravillas del suelo".

Seguimos riendo con Alaska, hasta que Karen apareció en mi campo de visión con una muy alegre sonrisa, lo que menos me iba a costar era acostumbrarme a su buen humor.

Creo que es hora que entren comienza a hacer frío dijo abrazándose a si misma, la adolescente corrió rápidamente hacia adentro, Karen la siguió.

Me levanté y caminé, al ver que Jacob no me seguía me detuve.

Vamos adentro toqué sus hombros, al segundo él me sostuvo furtemente de mis dos muñecas—. Me haces daño chillé, pareció no importarle mi comentario—, Vamos Jacob, basta rogué.

Hay reglas que debes respetar:
1. Nunca tocarme.
2. Trata de no hablarme.
3. No te acerques.

Dicho esto salió disparado hacía la casa.

Me quedé mirando por donde se había ido, sin entender absolutamente nada.

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